La desigualdad en los ingresos y la riqueza aumentó en las últimas décadas, pero el reconocimiento del papel que desempeñan la liberalización económica y la globalización en esa brecha nunca ha sido tan generalizado. Los guardianes del capitalismo global están nerviosos, pero poco hicieron para controlar o revertir la situación. El Foro Económico Mundial (FEM) calificó la grave desigualdad de ingresos como el mayor riesgo que enfrenta el mundo.
“Tenemos una disparidad demasiado grande en el mundo. Necesitamos más inclusión… Si seguimos teniendo un crecimiento no inclusivo y continuamos con la situación de desempleo, en particular del desempleo juvenil, nuestra sociedad global no será sostenible”, advirtió el fundador del FEM, Klaus Schwab. Christine Lagarde, directora gerente del Fondo Monetario Internacional, declaró ante líderes políticos y empresariales del FEM que “en demasiados países los beneficios del crecimiento los disfrutan muy pocas personas. Esa no es una receta para la estabilidad y la sostenibilidad”.
Del mismo modo, el presidente del Banco Mundial, Jim Yong Kim, advirtió que de no abordarse la desigualdad se corre el riesgo de disturbios sociales. “Va a estallar en gran medida debido a estas desigualdades”. También la influyente revista Foreign Affairs, del no gubernamental Consejo de Relaciones Exteriores, con sede en Estados Unidos, realizó una advertencia similar.
“La desigualdad está creciendo en casi todo el mundo capitalista posindustrial… De no abordarse, la creciente desigualdad y la inseguridad económica pueden erosionar el orden social y generar una reacción popular contra el sistema capitalista en general”.