domingo, 9 de marzo de 2025

La hora de Francia


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Ayer se celebró el tan esperado consejo convocado por Antonio Costa para tratar la urgente situación causada en Europa -así al menos se ha presentado- a raíz del cambio de postura de Donald Trump con respecto a cómo lograr una negociación que dé lugar a un alto el fuego o la paz en Ucrania. En febrero de 2022, la Unión Europea optó por calificar de existencial el conflicto rusoucraniano, por lo que una paz sin un vencedor claro, Ucrania, es considerada una rendición al agresor ruso, que con sus actos habría conseguido quebrar el orden internacional basado en reglas, concretamente las de Estados Unidos, que ha dado lugar a ocho décadas de paz en las partes del mundo que importan, las zonas selectas de Europa (entre las que no entran, por ejemplo, los Balcanes) y Norteamérica. Como se esperaba, la cumbre no dejó grandes resultados más allá de las habituales proclamas de la necesidad de apoyar a Ucrania mientras sea necesario. Antes de la cumbre, Úrsula von der Leyen había anunciado ya la gran medida que iba a tratarse en la reunión, el plan Rearm Europe, una remilitarización del continente que en menos de medio siglo causó dos guerras mundiales y en el que la paz interna no se debió tanto a la creación de la Unión Europea como afirma el discurso oficial sino la certeza de la necesidad de unidad ante la pérdida del poder de antaño.

Idealizada ahora para destacar los valores de su fundación, la unificación europea creció ante el temor a una superpotencia, la que proponía un modelo económico y social alternativo y que contaba con el prestigio de haber luchado por liberarse a sí misma de la ocupación nazi, y bajo la tutela de la otra. Estados Unidos tomó el control ofreciendo garantizar la seguridad, que posteriormente se convirtió en el paraguas nuclear, permitiendo que los destruidos Estados construyeran el estado del bienestar que ahora se disponen a recortar para recuperar las ansias militaristas de antaño. “Europa debe recortar el estado del bienestar para construir un estado de guerra”, titula esta semana un artículo publicado por Financial Times.

“Nuestra generación ya no recibirá el dividendo de la paz. De nosotros depende garantizar que nuestros hijos cosechen los dividendos de nuestros compromisos mañana. Así que lo afrontaremos, juntos”, escribió en las redes sociales Emmanuel Macron, que el miércoles en horario de máxima audiencia se dirigió a la nación para presentar sus planes de rearme, su visión del “peligro que viene del este” y sobre qué hacer con la guerra de Ucrania. Junto a Keir Starmer, el presidente francés es la persona de más alto perfil que se ha otorgado la labor de proteger a Ucrania de la paz a toda costa. En esa tarea es imprescindible el papel de Estados Unidos, mucho más dispuesto a tratar bilateralmente con los diferentes países que con la Unión Europea, cuya postura excesivamente beligerante ha causado rechazo en Washington. Aunque la postura de Kaja Kallas, Emmanuel Macron, Keir Starmer y Volodymyr Zelensky es exactamente la misma, no lo es su retórica.

Los delirios liberales no salvarán a Ucrania

Para algunos liberales, la decisión de Donald Trump de humillar a Volodímir Zelensky demostró que es un títere de Rusia. Pero la crudeza de Trump es solo la ilustración más impactante de que el futuro de Ucrania está sujeto a la realpolitik estadounidense.

Ingar Solty, Jacobin

La horrible guerra de Ucrania es, en varios sentidos, una lección sobre los imperialismos: clásico contra nuevo, formal contra informal, tonto contra inteligente. Pero también es una lección general sobre epistemologías, sobre las claves que utilizamos para leer el mundo y su utilidad o no. Como tales, revelan quiebres intelectuales, políticos y morales.

Las locuras de la teoría del discurso en la práctica

Una vez que Rusia invadió Ucrania, muchos parecieron empeñados en deducir sus objetivos de guerra a partir de su folclore sentimental y ultranacionalista, orientado a complacer al frente interno, en lugar de analizar su historia reciente, su economía política, su posición en la arena geopolítica y imperial internacional, y su enfoque militar-estratégico concreto respecto a Ucrania. Esta elección, incluso por parte de muchos dentro de la izquierda, implicó el rechazo a un análisis materialista sólido en favor de un análisis discursivo superficial, que coincidía convenientemente con la propaganda estatal del liberalismo occidental.

Aquellos profesionales que preferían mirar lo que se decía en lugar de lo que se hacía observaron que el presidente ruso Vladimir Putin había calificado el colapso de la Unión Soviética como la mayor tragedia del siglo XX y había cuestionado el estatus de Ucrania como estado-nación independiente. Llegaron a la conclusión de que Rusia no solo estaba obviamente a punto de absorber a toda Ucrania, sino que finalmente iba a atacar al resto del mundo postsoviético, incluidos los estados no pertenecientes a la OTAN como Georgia, Moldavia y Kazajistán, e incluso a algunos pertenecientes a la OTAN como los estados bálticos y sus minorías rusas.

sábado, 8 de marzo de 2025

Estados Unidos admite la derrota en la guerra por poderes en Ucrania mientras las élites europeas persisten en sus delirios de autodestrucción

Napoleón, Hitler y ahora los líderes elitistas europeos han caído en el olvido debido a errores de cálculo sobre Rusia

Editorial de Strategic Culture

En una entrevista con Fox News esta semana, el principal diplomático estadounidense, Marco Rubio, hizo una confesión contundente: calificó el conflicto en Ucrania como una guerra por poderes entre Estados Unidos, sus aliados de la OTAN y Rusia.

¡Detengan a la prensa! De un solo golpe, el relato que justifica la guerra apoyada por la OTAN durante los últimos tres años quedó al descubierto como una mentira descarada. No se trata de “defender a Ucrania” de una supuesta agresión rusa no provocada. Es una guerra por delegación, lo que significa que tiene causas y responsabilidades más profundas.

Esto es lo que Moscú y muchos otros observadores internacionales han estado diciendo desde el principio. Reconocer el conflicto como una guerra por poderes es empezar a admitir una mayor culpabilidad y a abordar las causas profundas para lograr una solución pacífica genuina.

El Secretario de Estado Rubio hizo un llamamiento enfático a poner fin a la guerra para salvar vidas. Afirmó que el conflicto estaba en un punto muerto y que no se atrevía a pronunciar la palabra “derrota”. Pero esta debacle es una derrota.

Rubio denunció que la administración anterior de Biden y el Congreso (incluido él mismo como senador) habían alimentado el conflicto junto con otros miembros de la OTAN en una campaña inútil. Ahora es el momento de poner fin al conflicto, afirmó.

El ministro de Asuntos Exteriores de Estados Unidos apareció en televisión con una prominente cruz de ceniza marcada en la frente, como muestra de la Cuaresma. Los cristianos de todo el mundo comienzan los preparativos para la Pascua poniéndose cenizas como signo de arrepentimiento. La “confesión” de Rubio de una fallida política estadounidense de guerra por delegación contra Rusia en Ucrania puede ser vista como un reconocimiento tardío por parte de Washington de que necesita cesar, desistir y enmendar sus errores para lograr la paz.

Estados Unidos pone un cortafuegos para proteger el acuerdo sobre Ucrania con Rusia

En el análisis final, por lo tanto, bien podría resultar que -citando a Stephen Bryan- Trump “dejará que Ucrania se derrumbe, pero podría buscar un acuerdo con Putin sobre Ucrania una vez que Zelensky se haya ido”

M. K. Bhadrakumar. Indian PunchLine

En el análisis final, por lo tanto, bien podría resultar que -citando a Stephen Bryan- Trump “dejará que Ucrania se derrumbe, pero podría buscar un acuerdo con Putin sobre Ucrania una vez que Zelensky se haya ido”

El tiroteo verbal del pasado viernes en el Despacho Oval sacó a relucir la furia del presidente Vladimir Zelensky ante la posibilidad de que Donald Trump y Vladimir Putin estén muy cerca de llegar a un acuerdo sobre Ucrania, mientras que el cónclave celebrado el domingo en Lancashire House (Londres), en el que participaron 18 líderes europeos, puso de manifiesto que Zelensky está en buena compañía.

Conectando los puntos, la incisiva mente de Stephen Bryen, un destacado experto en seguridad, estrategia y tecnología que anteriormente ocupó altos cargos en el Pentágono y el Capitolio, escribió en Substack:
Trump invitó a [el presidente francés] Macron y a [el primer ministro británico] Starmer a Washington para informarles, lo que al parecer hizo. Los franceses se marcharon bastante descontentos, pero Starmer parecía estar de acuerdo en general. Starmer hizo un llamamiento para incluir el Artículo 5 de la OTAN en cualquier acuerdo; Trump rechazó ese llamamiento. Putin, mientras tanto, habló con Xi [presidente chino] por teléfono y envió a Sergei Shoigu (que dirige el Consejo de Seguridad de Rusia, algo así como el NSC) a Pekín para reunirse con Xi.

Trump invitó a Zelensky. La tapadera de la comparecencia de Zelensky en Washington era el ‘Acuerdo de Minerales’ que supuestamente iban a firmar los dos líderes… La verdadera razón de la visita de Zelensky era informarle sobre las negociaciones con Putin y ganarse su apoyo”.
En realidad, Trump no pudo informar a Zelensky sobre el acuerdo con Ucrania ni firmar el ‘Acuerdo sobre Minerales’ porque el presidente ucraniano se opuso firmemente a cualquier negociación con Putin.

viernes, 7 de marzo de 2025

Grietas en el Occidente Colectivo

Washington tiene ahora otras prioridades, y el enemigo a vencer es China, no Rusia. Y para esa pelea la Casa Blanca considera que Europa, y la guerra en Ucrania, son un estorbo

Atilio Boron, La Haine

Lo ocurrido en la Oficina Oval de la Casa Blanca el pasado viernes 28 de febrero (foto) carece por completo de precedentes en la historia de EEUU y en la de la mayoría de los países. La acalorada discusión entre los anfitriones, Trump y su vice, James David Vance y el invitado especial, el presidente/dictador de Ucrania, Volodimir Zelenski ante varias decenas de periodistas y camarógrafos que habían sido invitados a los efectos de registrar lo que se esperaba fuese una amable conversación que se salió de madre y a punto estuvo de terminar como una riña callejera.

Trump había citado al presidente ucraniano para firmar un acuerdo mediante el cual Ucrania cedía a EEUU el control -no total sino parcial, en todo caso- sobre los yacimientos de “tierras raras” y otros minerales existentes en el territorio del país europeo, como contraprestación por el apoyo que Washington le dio a Kiev desde el inicio de la guerra en febrero del 2022. Apoyo, hay que anotar, que Trump dice que fue del orden de los 500.000 millones de dólares (en otros momentos dijo 350.000) cuando en realidad lo comprobado es una suma del orden de los 140.000 millones de dólares, no muy diferente a la que aportaron los países de la Unión Europea. Antes de viajar a Washington Zelenski había dicho que ignoraba los términos específicos de ese acuerdo, la “letra chica”, digamos, pero que conocía sus líneas generales con las cuales había manifestado su conformidad.

Sin embargo, cuando cayó en la cuenta de que ese instrumento jurídico no contenía una cláusula de seguridad de los EEUU en el posible acuerdo de paz que se está urdiendo entre el Kremlin y la Casa Blanca a espaldas de Ucrania y sus mentores europeos, Zelenski se negó a firmar el acuerdo. Esto motivó un áspero diálogo en donde Trump y Vance vapulearon a Zelenski acusándolo de apostar al estallido de una III Guerra Mundial y poner en peligro la vida de millones de personas; también de faltarle el respeto a EEUU pese a la ayuda que le había brindado para resistir la agresión rusa y de su ingratitud porque no había agradecido por esa ayuda.

Estados Unidos interrumpe el suministro militar a Ucrania


Nahia Sanzo, Slavyangrad

Menos de 24 horas después de que los medios publicaran por primera vez que Estados Unidos había congelado la asistencia militar a Ucrania, el equipo de Volodymyr Zelensky emitió un vídeo del presidente mostrando su disponibilidad para negociar y publicó en las redes sociales el mensaje que Donald Trump ha entendido como una carta a Estados Unidos para garantizar que Kiev firmará el acuerdo de minerales según lo exige Washington. En ese intervalo, optimistas, pesimistas y realistas habían tratado de analizar cuál sería el efecto de la interrupción del suministro estadounidense en la línea del frente en un momento en el que las tropas rusas parecen haber ralentizado notablemente sus avances, lo que está dando pie a diferentes contraataques ucranianos tanto en la zona de Kupiansk como en Toretsk, demostrando así las limitaciones ofensivas rusas y que Ucrania, pese a las bajas y las dificultades de reclutamiento, aún mantiene capacidad de ataque.

“En primer lugar”, escribía Mijailo Podolyak, “es necesario evaluar qué programas concretos dejarán de funcionar, teniendo en cuenta que muchos ya se encontraban en su fase final”. A ese argumento, añadía otros dos: el hecho de que algunos programas habían obtenido la aprobación del Congreso, por lo que teóricamente no podrían ser paralizados a golpe de orden presidencial y el hecho de que no es la primera vez que el suministro estadounidense se detiene, por lo que Ucrania es consciente de que hay alternativas en el mercado, para lo que precisa de la colaboración de sus socios europeos. Podolyak solo reflejaba un marco general ante la posibilidad de ausencia prolongada de armas estadounidenses, a lo que daba una salida sencilla, adquirir más material en el mercado gracias a la financiación europea. Más cerca del frente, los soldados ucranianos expuestos a las penurias de la guerra, daban una versión más matizada de la situación y del peligro de que los países europeos no pudieran compensar el flujo de armas estadounidenses. La especulación sobre cuánto tiempo podría soportar Ucrania sin munición de artillería, misiles para la defensa aérea o proyectiles para atacar la retaguardia y logística rusa se propagó rápidamente ante la confirmación por parte de Estados Unidos y la constatación de Polonia sobre el terreno de que el envío de material norteamericano a través de los puntos habituales se había detenido.

jueves, 6 de marzo de 2025

Europa, la 'madame' despechada

Los líderes europeos han perdido el norte. Están confundidos. Trump les ha despertado del sueño y les recuerda cuál es su rol en este teatro de operaciones

Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Tras la II Guerra Mundial Europa perdió privilegios. Aquellos acumulados desde el nacimiento de la cultura grecorromana, rebautizada como civilización occidental y cuna de los DDHH a partir del siglo XVIII. Una época de expansión del colonialismo, los imperios y la esclavitud moderna. En el siglo XIX, el poder de Europa occidental era incuestionable. La I Guerra mundial (1914-18) no afectó su control geopolítico del planeta.Francia, Italia, Gran Bretaña, Suecia o Dinamarca, incluso la derrotada Alemania, renacía bajo una esvástica.

Mientras, en el Nuevo Mundo, EEUU buscaba acotar fronteras y expandir su control sobre el resto del continente. El Destino Manifiesto le dio fuerza constituyente y la Doctrina Monroe le permitió marcar territorio. América para los americanos, de EEUU, claro. En 1803, compró Luisiana a Francia. En 1846 declaró la guerra a México, anexionándose 2 millones 300 mil kilómetros cuadrados, 55 por ciento de su territorio. California, Nevada, Utah, Nuevo México, Arizona, Colorado, sin contar Texas en 1824. Y en 1867, pagó, a los zares de Rusia, 7 millones de dólares en oro, por Alaska. Así consolidó sus fronteras, guerra civil mediante (1861-65). A mediados del siglo XX, controlaba la casi totalidad de los gobiernos de América Latina.

Guerras espurias, intervenciones militares, golpes de Estado, amenazas, etcétera. Ayer, como hoy, el control de las materias primas y la sumisión militar son su objetivo. Así nace el imperialismo estadounidense. Hoy lo reconocemos demandando tierras raras en Ucrania, marcando intenciones en Gaza, deseando anexionarse Canadá, comprar Groenlandia o enviar tropas a Panamá para recuperar el canal. Nada nuevo, salvo las formas.

Emmanuel Todd y la profecía de la caída de la URSS


Romain Ducoulombier, Temps Presents

Cada vez que hay una crisis, se le consulta en los medios de comunicación como a un oráculo. Ningún artículo deja de recordar que el inclasificable e impertinente ensayista Emmanuel Todd es el hombre que predijo la caída de la URSS. Las reseñas en las librerías en línea son unánimes: «El primer y único hombre que ha predicho plenamente esta desaparición».

Y sin embargo… su famoso libro de 1976 La Chute finale (La caída final), formó parte de un debate alimentado durante veinte años por numerosos libros y autores notables que ahora han caído en el olvido, borrados por el título de gloria sobre el que Todd construyó su posición de investigador y profeta. Decirlo es redescubrir la intensidad de las polémicas de una época pasada. He aquí la historia pasada de esta profecía.

La caída final

La caída de la URSS en diciembre de 1991 se considera el acontecimiento inaugural de un nuevo orden mundial, a cuyas convulsiones asistimos hoy. En Francia, la idea de que nadie predijo esta caída es una leyenda tenaz, arraigada en nuestra memoria colectiva. Nadie, salvo quizá Emmanuel Todd, con su libro La Chute finale, publicado en 1976 por Robert Laffont en una colección, «Libertés 2000», que hacía gala de su ambición futurista.

En sus memorias (Le Voleur dans la maison vide, 1997), Jean-François Revel, futuro académico y entonces director de L'Express, lo inmortalizó como el «único libro occidental» que predijo el hundimiento de la Unión Soviética con quince años de antelación. Para contradecir esta leyenda, hay que leer libros que ya nadie lee, hojear viejos recortes de prensa amarillentos sobre el pasado soviético y comunista que fue enterrado con asombrosa rapidez una vez consumada su derrota. De hecho, en plena Guerra Fría, un intenso y apasionado debate intelectual animó muchas mentes a ambos lados del Atlántico. El libro de Todd es una pieza de este gran rompecabezas.

miércoles, 5 de marzo de 2025

«Rearmar Europa»


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Deje que le ponga un ejemplo”, afirmaba Alex Stubb ante una pregunta de Christiane Amanpour sobre qué garantías de seguridad se puede ofrecer a Ucrania para lograr la paz a través de la fuerza. El presidente de Finlandia añadía que la idea era una propuesta “del senador estadounidense Lindsey Graham”. Sin la menor apariencia de ironía y creyendo absolutamente en la viabilidad de la proposición, Stubb procedía a explicar que ofrecer a Ucrania una adhesión de facto a la OTAN sería un mecanismo de seguridad lo suficientemente robusto. Esas garantías de seguridad implicarían la entrada automática de Ucrania en la Alianza una vez alcanzado un acuerdo de paz en caso de que Rusia volviera a atacar o infringiera el alto el fuego. En este discurso de las garantías de seguridad, no es preciso tener en cuenta el precedente de los siete años de Minsk y las infracciones ucranianas al alto el fuego y, sobre todo, los años en los que cada bombardeo ucraniano era calificado de autobombardeos de las Repúblicas de Donbass.

En esa fantástica idea de Lindsey Graham, el hombre que puso sobre la mesa de Donald Trump la idea de las tierras raras ucranianas y que hasta el pasado fin de semana ha defendido a Volodymyr Zelensky a capa y espada para rápidamente abandonarle el pasado viernes, un bombardeo que Ucrania afirmara ser ruso sería suficiente para otorgar a Ucrania el lugar al que aspira en la OTAN y, con él, la protección del famoso Artículo V. Con una sonrisa y sin pensar en ningún momento en las consecuencias, el presidente finlandés propone una idea que acercaría al continente un poco más al escenario que llevan tres años intentando evitar tanto Rusia como Estados Unidos. Moscú y Washington retomaron el mes pasado los contactos diplomáticos cara a cara, pero la comunicación entre los dos países no se rompió del todo ni siquiera en los peores momentos de la administración Biden precisamente porque aún quedaba un punto en el que las dos capitales estaban de acuerdo: había que evitar a toda costa un enfrentamiento directo entre las dos potencias nucleares. Ahora que Estados Unidos, por intereses económicos más que por humanismo o deseos de paz, abre la puerta a la distensión, los países europeos responden ofreciendo vías para la escalada y dan pasos hacia sentar las bases para hacer más posible un choque directo con tropas de la Federación Rusa.

Sacco y Vanzetti


Howard Zinn, Rebelión

Cincuenta años después de las ejecuciones de los inmigrantes italianos Sacco y Vanzetti, el gobernador de Massachusetts, Dukakis, estableció una comisión para juzgar la imparcialidad del juicio y la conclusión fue que los dos hombres no habían tenido un juicio justo. Esto desató una pequeña tormenta en Boston.

Una carta firmada por John M. Cabot, embajador retirado de EEUU, declaró su “gran indignación” y señaló que la ratificación de la pena de muerte por parte del Gobernador Fuller se había hecho después de una revisión especial realizada por “tres ciudadanos muy distinguidos y respetados de Massachusetts: el presidente Lowell de Harvard, el presidente Stratton de MIT y el juez retirado Grant”.

Heywood Broun tenía una idea muy diferente de estos tres “distinguidos y respetados ciudadanos”. Escribió lo siguiente en su columna del New York World, inmediatamente después de que la comisión del gobernador redactara su informe: “No todo preso tiene a un presidente de la Universidad de Harvard que pulse el interruptor por él . […] Si esto es un linchamiento, al menos el vendedor de pescado y su amigo el obrero de la fábrica podrán sentir la tranquilidad de saber que morirán a manos de hombres ataviados de trajes de cena o de togas académicas”.

Heywood Broun, uno de los periodistas más distinguidos del siglo XX, no duró mucho más como columnista del New York World.

En ese 50 aniversario de la ejecución el New York Times informó que «los planes del alcalde Beame para proclamar el martes siguiente el «Día de Sacco y Vanzetti» se han cancelado para evitar controversias, afirmó ayer un portavoz del Ayuntamiento».

Jeffrey Sachs sobre Clinton, Obama, Netanyahu y Ucrania

Jeffrey Sachs, advierte a la UE: ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser su amigo es fatal”


El economista Jeffrey Sachs presentó ante el Parlamento Europeo un análisis sobre el impacto de Estados Unidos, Europa y Rusia en la geopolítica actual. En su discurso del 19 de febrero de 2025, alertó sobre un posible menor interés de EEUU en Ucrania y recomendó que Europa adopte una política exterior independiente.

Sachs señaló que la relación con Washington conlleva riesgos. “Ser enemigo de Estados Unidos es peligroso, pero ser su amigo es fatal”, expresó. Además, destacó que los mercados bursátiles europeos han reaccionado con optimismo ante las negociaciones en curso, lo que propone un posible cambio en la dinámica del conflicto. También instó a los Estados bálticos a priorizar la estabilidad en la región debido a la presencia de comunidades rusohablantes.

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Ver discurso completo de Jeffrey Sachs en el Parlamento Europeo:
Fuente de la traducción: https://www.other-news.info/noticias/transcripcion-editada-profesor-jeffrey-sachs-la-geopolitica-de-la-paz/

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Ver tambien:
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martes, 4 de marzo de 2025

Renacimiento europeo: una visión para la renovación de la civilización

Alexander Raynor reseña el libro de Robert Steuckers The European Enterprise, destacando su argumento de que Europa puede restaurar su fuerza civilizacional formando parte de una «Gran Alianza Euroasiática» de París a Pekín, que ofrece una alternativa al dominio estadounidense en medio del declive de Europa.

Alexander Raynor, Arktos

En su exhaustivo análisis de la geopolítica europea, The European Enterprise: Geopolitical Essays, Robert Steuckers presenta una visión convincente de la renovación europea mediante la creación de una «Gran Alianza Euroasiática» que contrarreste la hegemonía estadounidense y restaure la independencia europea. Examinando patrones históricos, realidades geográficas y posibles alineamientos estratégicos, traza un camino a seguir para la civilización europea.

El núcleo del análisis de Steuckers es el reconocimiento de que el control de regiones geográficas clave – en particular el Mar Negro, los Balcanes y el Mediterráneo oriental – que ha sido crucial a lo largo de la historia. Desde la antigua Roma hasta nuestros días, pasando por el Imperio Otomano, estas zonas han servido como puntos de pivote estratégicos vitales. Comprender estos patrones duraderos resulta esencial para desarrollar estrategias contemporáneas eficaces.

Steuckers rehabilita el concepto de Reich o imperio como principio organizador positivo que puede unir respetando la diversidad. A diferencia de los Estados-nación modernos o del universalismo globalista, los imperios tradicionales permitían la coexistencia de pueblos y culturas diferentes manteniendo su singularidad dentro de un marco civilizatorio más amplio. Este modelo ofrece importantes lecciones para construir nuevas formas de unidad europea.

Trump se enfrenta al "occidente Colectivo"

En cualquier caso, puede que su sustitución no sea algo terrible, ya que obligaría a celebrar las elecciones tan esperadas y conduciría al surgimiento de un liderazgo legítimo en Kiev, que ahora se ha convertido en una necesidad imperiosa para que prevalezca lo que Trump llamaría ‘sentido común’.

M. K. Bhadrakumar, Indian PunchLine

La dramática escena en el Despacho Oval el viernes por la noche indica que el presidente Donald Trump está desvinculando a Estados Unidos de la “guerra eterna” en Ucrania que dejó su predecesor Joe Biden.

La guerra está a punto de terminar con un gemido, pero su “efecto mariposa” en nuestro mundo increíblemente complejo y profundamente interconectado definirá la seguridad europea e internacional durante las próximas décadas.

Los medios de comunicación occidentales, hostiles a Trump, han aprovechado la oportunidad para caricaturizarlo como una figura impulsiva en un intercambio de roles con Zelensky. En realidad, sin embargo, Trump ha sido literalmente llevado a este punto por la administración Biden.

La reacción emocional muy cargada de la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, compadeciéndose del presidente Zelensky, habla por sí sola:
Su dignidad honra la valentía del pueblo ucraniano. Sea fuerte, sea valiente, no tenga miedo. Nunca está solo, querido presidente.
La negativa de Trump a conceder una cita a Von der Leyen puede explicar en parte su furia como mujer despreciada. En verdad, el ‘Occidente colectivo’ se encuentra en una encrucijada y no sabe qué camino tomar.

Sin la cobertura aérea y las aportaciones por satélite de EEUU, el despliegue de tropas occidentales en Ucrania será imposible. Incluso el francés Emmanuel Macron estaría de acuerdo en que sus tropas serán trituradas.

Iniciativa europea


Nahia Sanzo, Slavyangrad

“Gracias, Estados Unidos, gracias por su apoyo, gracias por esta visita. Gracias al presidente de Estados Unidos, al Congreso y al pueblo estadounidense. Ucrania necesita una paz justa y duradera y estamos trabajando precisamente para conseguirlo”, escribió Volodymyr Zelensky apenas unas horas después de que el mundo entero presenciara en directo una humillación pública que ha provocado una doble reacción. Por una parte, el trumpismo ha cerrado filas para agradecer a Donald Trump haber puesto a América primero y defendido la presidencia frente a los excesos de un hombre que exige demasiado y no es capaz de dar las gracias ni pedir perdón. Por otra parte, de forma igual de visceral, voces relevantes del panorama político ucraniano, entre ellas líderes de la derecha radical, armada y capaz de derrocar a un presidente débil al que vieran como un obstáculo.

También la maquinaria de comunicación que es la Oficina del Presidente de Ucrania se puso rápidamente en marcha en defensa de su líder. “El Presidente lucha por nuestro país, por todos los que luchan por una paz justa y duradera. Apoyo al Presidente en su defensa de los intereses de nuestra heroica nación. En cualquier situación”, escribió Andriy Ermak, el cardenal verde, antes de mostrar nuevamente el agradecimiento a quienes les apoyan, “a quienes comprenden que Ucrania no es sólo un punto en el mapa. Es Minas Tirith, que contiene la oscuridad. Agradecemos profundamente al pueblo estadounidense por su apoyo, que acerca el día en que la guerra pasará a ser sólo un recuerdo”. “La postura del presidente de Ucrania Volodymyr Zelensky es impecable, bien argumentada y absolutamente correcta. Una comprensión clara de las causas de la guerra y explicaciones igualmente claras de por qué esta guerra no puede detenerse mediante concesiones demostrativas e injustificadas a Rusia… Las emociones son emociones, pero los hechos son bastante concretos… Igual que las reputaciones”, añadió Mijailo Podolyak. Frente a la imagen de la embajadora de Ucrania en Estados Unidos, que bajaba la cabeza y se tapaba la cara con las manos ante la catástrofe que presenciaba en directo, el equipo de Zelensky y sus principales aliados han relanzado su cruzada para defender al presidente como personificación de la lucha del pueblo ucraniano por la libertad. Tres años después de la invasión rusa, cuando ha quedado claro que la guerra no se libra por la libertad y la democracia sino por el poder, se recupera el discurso de febrero de 2022 para justificar la necesidad de una nueva movilización de recursos para apoyar a Ucrania.

Zelenski y Ucrania están acabados


Aleksandr Dugin, Geopolitika

Es demasiado pronto para sacar conclusiones trascendentales sobre lo que ocurrió ayer en el Despacho Oval de la Casa Blanca. Pero ya es evidente que se trata de un acontecimiento de gran envergadura. Evaluaremos sus consecuencias más adelante, pero Trump ya ha dejado claro que la guerra que inició Biden no tiene sentido para él y que es un crimen.

Por supuesto, Trump y Vance todavía tienen que declarar que la guerra en Ucrania, la cual ha durado tres años, fue un crimen de Biden. Pero ayer finalmente quedó claro para muchos en Occidente apoyar a un dictador y asesino que no sabe cómo comportarse, vestirse o negociar en una situación en la que a sabiendas no tiene ventaja absoluta no es nada más que un criminen. La estrategia de confrontación con Rusia de la administración Biden era, de hecho, el camino hacia una guerra nuclear.

En general, no es tanto que Trump y Vance estén apoyando a Zelenski. ¿Y quién es él, de todos modos, para que una potencia sacrifique todo por su causa? No es más que un don nadie, un diminuto loco al servicio del gobierno globalista anterior, un engranaje que desempeñó el papel de lacayo obediente, pero que no tuvo tiempo de cambiar su discurso para ponerse en sintonía con el nuevo gobierno de Estados Unidos que está atravesando por una verdadera revolución conservadora, la cual ha cambiado la ideología y la política de ese país en 180 grados. Lo mismo se aplica a la geopolítica.

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