viernes, 20 de noviembre de 2015

Tres despachos sobre el papel higiénico

Maciek Wisniewski, La Jornada

Polonia. ¿Las razones de la caída del socialismo real? Múltiples. Pero en el imaginario común una en particular: el papel higiénico. Su falta y los esfuerzos necesarios para conseguirlo –desde hacer colas, intercambiar favores, hasta recurrir al mercado negro o trueque– son símbolos de la "economía de escasez". También faltan otras cosas –azúcar o carne–, pero eso ya es visto como la cima del absurdo e ineficiencia. En los años 70 y 80 el rollo de papel de baño, áspero y gris –el único que hay, cuando hay– es un sueño inverosímil y una metáfora perfecta de la realidad "socialista", áspera y gris. Tengo unos cinco o seis años y con los abuelos vamos por él a una zapatería donde en la trastienda, a escondidas, se vende "ese oscuro objeto del deseo". La propaganda oficial no oculta sino explota este tema, tapando así problemas más grandes. El "uso racional de papel, cartón y envoltorios reciclables" es uno de los puntos en el sexto congreso del Partido Obrero Unificado Polaco, PZPR (1971). La principal falla del "socialismo real" –o sea el "capitalismo del Estado"–, la incapacidad de trascender las "relaciones de producción vanguardistas" (la dominación de la burocracia sobre la clase trabajadora) es igualmente mortal, como su incapacidad de transcender el consumismo. Siguiendo los viejos patrones capitalistas, el sistema lo único que promete es "elevar el nivel de consumo" y "alcanzar a Occidente", una carrera en que perecerá. Un economista que analiza la escasez, el húngaro János Kornai, culpa a la falta de "libertad empresarial" y la tensión entre planificadores y gerentes. Su receta: "liberar al gerente", que lo lleva luego a abrazar el neoliberalismo y la "terapia de choque". Muchos empiezan a pensar como él. Se rumora que en el capitalismo libremercadista el papel higiénico es suave, colorido y abundante.

Índice Baltic Dry cae a mínimos de 30 años


El Baltic Dry Index, uno de los principales indicadores del transporte marítimo, alcanzó su mínimo histórico de 504 puntos este jueves confirmando el declive del comercio mundial. Si bien a mediados de año pareció repuntar por las expectativas de recuperación económica desde la confirmación de la desaceleración china el índice se ha desplomado. La realidad ha resultado ser mucho más fuerte que las intenciones y como este índice no se puede manipular como ha ocurrido con otros indicadores del mercado como la tasa Libor o loa precios de la materias primas, se perfila como uno de los indicadores más precisos del comercio mundial y, por tanto, de la economía mundial.

Desde mediados de los años 80 el comercio mundial creció a tasas del 7 por ciento anual, mucho más que el crecimiento promedio del conjunto de la economía. Sin embargo, a agosto de este año el comercio mundial registraba una caída del 13 por ciento anual. Esto llevó, en septiembre, a la Organización Mundial de Comercio a reducir sus proyecciones de crecimiento del comercio mundial en 2015 de 3,3 a 2,8 por ciento. La proyecciones para el próximo año también se han reducido del 4 por ciento al 3,8 por ciento. Esta evolución será la peor en 20 años cuando el comercio mundial crecía anualmente a tasas del 5 por ciento.

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Toyota y las compañías acusadas de financiar al Estado Islámico


Desde el surgimiento del Estado Islámico, que ha vuelto a estar en el centro de atención de la comunidad internacional, muchos se han preguntado cómo funciona y de dónde proviene su financiación. En busca de las respuestas, varias compañías occidentales han sido acusadas de contribuir a la actividad del grupo. El mes pasado, las autoridades antiterroristas de EE.UU. pidieron a Toyota ayudarles a determinar cómo el Estado Islámico consiguió adquirir un número tan grande de camionetas de esa marca, que pueden verse en los videos del grupo terrorista, informó ABC. Toyota, a su vez, aseguró sobre su "política estricta de no vender vehículos a compradores que potencialmente pueden usarlos o modificarlos para actividades paramilitares o terroristas", pero al mismo tiempo, advirtió que era imposible seguir los vehículos que habían sido robados o revendidos por intermediarios.

jueves, 19 de noviembre de 2015

El ‘New York Times’ lleva razón: no existe pluralidad en los medios españoles

Vicenç Navarro, Público.es

Hace unos días, uno de los diarios más conocidos hoy en el mundo, el New York Times, publicó un artículo señalando la falta de libertad de prensa en España debido a la influencia que los poderes financieros (la banca) y los gobiernos (y muy en especial del gobierno central –aunque podría haber incluido los gobiernos autonómicos como el madrileño y el catalán) tenían sobre los mayores rotativos españoles. Y, como era de esperar, la Asociación de Editores de Diarios Españoles (AEDE) inmediatamente respondió indicando que el New York Times estaba guiado por prejuicios que le habían llevado a conclusiones en su reportaje sobre la prensa en España que eran claramente erróneas y carentes de objetividad y rigor, acentuando que la prensa en España “se caracteriza por la pluralidad mediática, (…) como resultado del claro compromiso de los medios de información españoles con la libertad de prensa en España”.

Hace también unas semanas que el programa “Salvados”, de la Sexta, hizo referencia a una encuesta europea sobre la credibilidad de los medios de información en varios países europeos que mostraba que la población española era una de las que creía menos en la información recibida a través de los mayores rotativos en España, hecho que los dirigentes de dos de estos rotativos (El Mundo y La Razón), entrevistados en el programa, atribuyeron a que el público español era más exigente que el de los otros países europeos, rechazando que esta amplia percepción de falta de credibilidad respondiera a la falta de objetividad y rigor de los medios.

La minería es un mal negocio

Raúl Zibechi, Cipamericas.org

Una década de boom minero deja un rosario de complicaciones: pasivos ambientales, polarización social, pérdida de legitimidad de los gobiernos y ningún problema de fondo resuelto.

“No es un accidente”, gritan los miembros del Movimiento de Afectados por la Minería (MAM). “Es un acontecimiento de total responsabilidad de las empresas”, asegura Mario Zonta quien destaca que las empresas no monitorean las represas donde almacenan desechos tóxicos, como las que se rompieron el pasado 5 de noviembre provocando un río de lodo contaminado que destruyó poblados, provocó la muerte o desaparición de más de 20 personas y dejó miles de afectados.

Se trata de una tragedia social y ambiental provocada por la minera Samarco en el estado de Minas Gerais, Brasil. Dos diques de contención de la mina de hierro a cielo abierto se rompieron, y el lodo liberado sepultó el poblado de Bento Rodrigues donde vivían 600 personas, a poco más de 20 kilómetros de la ciudad de Mariana y a 120 de Belo Horizonte, capital del Estado.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

¿Llegó la hora del dinero global?

Larry Hatheway & Alexander Friedman, Project Syndicate

El mundo de hoy está más integrado económica y financieramente que en cualquier otro momento desde la segunda mitad del siglo XIX. Pero la formulación de políticas –especialmente las acciones de los bancos centrales- sigue siendo anacrónicamente nacional y regional. ¿No habrá llegado la hora de repensar el (no) sistema monetario global? En particular, ¿un solo banco central global y una moneda mundial no tendrían más sentido que nuestro ensamblaje confuso, ineficiente y anticuado de políticas monetarias y monedas nacionales?

La tecnología hoy está llegando al punto en el que una moneda digital común, que sería posible gracias a la adopción de telefonía celular casi universal, ciertamente lo hace posible. Y por más descabellada que pueda sonar la idea de una moneda global, recordemos que antes de la Primera Guerra Mundial, abandonar el patrón oro parecía igualmente inverosímil.

El sistema actual es tan riesgoso como ineficiente. Las diferentes monedas no sólo son un incordio para los turistas que vuelven a casa con los bolsillos llenos de monedas extranjeras inutilizables. Las empresas globales pierden tiempo y recursos en esfuerzos básicamente inútiles para resguardarse contra el riesgo monetario (beneficiando sólo a los bancos que actúan como intermediarios).

Terrorismo en Francia y la venta de armas al Estado Islámico

Robert Fisk, La Jornada

El país que le prestó su credo sunita wahabita a los asesinos del Isis en París no dará la más mínima importancia al hecho de que François Hollande sople y resople sobre la guerra. Arabia Saudita ya ha escuchado todo esto antes, todo lo del Nuevo Orden Mundial desde 1991, cuando George Bush padre soñaba con una expresión sub hitleriana de Medio Oriente en la que podría existir un oasis de paz, un lugar sin armas, y la riqueza que de ellas proviene, en que las espadas se convirtieran en arados, o al menos en buques petroleros más grandes y oleoductos más largos.

Los sauditas están demasiado ocupados haciendo volar en pedazos a Yemen en su enloquecida guerra contra los hutíes chiítas como para preocuparse de los locos sunitas wahabitas del Isis.

Su enemigo sigue siendo el nuevo mejor amigo de Estados Unidos, el Irán chiíta, y están tan empecinados como siempre en destronar al presidente alawita chiíta de Siria, aun si el Isis está en la primera fila de los enemigos de Bashar al Assad.

Crónica de atentados en París anunciados hace tres años

Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada

Desde hace casi tres años advertí el andamiaje gasero/petrolero que hacía predecibles los siete multiatentados de París-Saint Denis (¿Al Qaeda en la Torre Eiffel?: la guerra global del gas, http://goo.gl/ScBYTS), con base en una entrevista premonitoria de Michael Maloof, experto del Pentágono en la fase del bushiano Ronald Rums­feld (https://goo.gl/IBrXsm). Sólo varió la inédita franquicia de la guerrilla global del yihadismo: Al Qaeda/Europa.

Stratfor, portal texano-israelí que se ostenta como la CIA entre las penumbras, nos deleita con su taxonomía sui generis de los grupos yihadistas que operan con diferentes disfraces: desde los mujahidines de Afganistán, pasando por Osama Bin Laden en los atentados del 11-S, hasta hoy su reconversión lingüística, deliberadamente diseñada para confundir: Al Qaeda del Levante; Al Nusra y Ahrar al Sham de Siria; Al Qaeda en el Maghreb: Al Qaeda en Libia; Al Qaeda del Sinaí y Al Qaeda de la Península Arábiga, que ahora cierran con el broche de oro de Al Qaeda/Europa, todos condensados en el Estado Islámico.

Hasta el espionaje francés sucumbió a la trampa lingüística al clasificar a Al Nusra, de la genealogía terrorista de Al Qaeda, como "moderados" (http://goo.gl/B1JrzD). Para el maniqueísmo hollywoodense existen terroristas "buenos y malos", como "Al Qaeda bueno" y "Al Qaeda malo". Lo mismo sucedió en Albania/Kosovo, donde operaba "Osama Bin Laden el bueno", mientras "Osama Bin Laden el malo" deambulaba afuera de los Balcanes (http://goo.gl/TnzR4u).

La violencia y el califato vacío

Alejandro Nadal, La Jornada

La correspondencia entre Hannah Arendt y Karl Jaspers abarca un periodo tumultuoso en la historia. Arranca en 1926, cuando está a punto de iniciarse la destrucción del orden establecido al finalizar la primera guerra mundial. Concluye en 1969, después de que ambos pensadores han sido testigos de uno de los más turbulentos, y violentos, periodos de la historia.

En una de sus cartas a su maestro y amigo Arendt señala que por sentirse llena de gratitud está dispuesta a intitular su libro sobre teorías políticas Amor Mundi (al final Arendt prefirió La condición humana). Esto sorprende porque la autora había vivido procesos hiperviolentos a lo largo de su vida: totalitarismos sangrientos, racismo, genocidios, los primeros dos bombardeos atómicos y, lo que más le llamó la atención al final de sus días, el desarrollo vertiginoso de nuevos y más poderosos instrumentos de destrucción.

Una parte de la reflexión de Hannah Arendt sobre la violencia es pertinente hoy, a unos días de los terribles ataques en París. Digo una parte porque otro segmento de su obra me parece descontextualizado (sus referencias a Frantz Fanon) o superficial (en relación con la obra de Marx). Dejamos estas dos aclaraciones de lado en lo que sigue.

martes, 17 de noviembre de 2015

París: la sombra de Argelia

Robert Fisk, La Jornada

No sólo uno de los atacantes se esfumó después de la matanza en París. Tres naciones cuya historia, acción –e inacción– ayudan a entender la carnicería cometida por el Isis han escapado en gran medida a la atención entre la casi histérica respuesta a los crímenes de lesa humanidad en la capital francesa: Argelia, Arabia Saudita y Siria.

La identidad franco-argelina de uno de los atacantes demuestra de qué modo la salvaje guerra francesa de 1956-62 en Argelia continúa infectando las atrocidades de hoy. La absoluta negativa a contemplar el papel de Arabia Saudita como proveedora de la forma más extrema del islam, la wahabita sunita, en la que cree el Isis, muestra de qué manera nuestros líderes aún rehúsan reconocer los vínculos entre el reino y la organización que atacó a París. Y nuestra falta total de voluntad de aceptar que la única fuerza militar regular en combate constante con el Isis es el ejército sirio –que lucha por el régimen que Francia desea destruir– nos impide aliarnos con los inmisericordes soldados que están en acción contra el Isis con mayor ferocidad aún que los kurdos.

Siempre que Occidente es atacado y nuestros inocentes perecen, caemos en borrar el banco de memoria. Por tanto, cuando los reporteros nos dijeron que los 129 muertos en París representaron la peor atrocidad perpetrada en Francia desde la Segunda Guerra Mundial, omitieron mencionar la masacre en París de hasta 200 argelinos que participaban en una marcha ilegal contra la salvaje guerra colonial francesa en Argelia, en 1961. La mayoría fueron asesinados por la policía francesa; muchos fueron torturados en el Palais des Sports y sus cuerpos arrojados al Sena. Los franceses sólo reconocieron 40 muertos. El oficial de policía a cargo era Maurice Papon, quien trabajó para la policía colaboracionista de Petain en Vichy en la Segunda Guerra Mundial y deportó a más de mil judíos hacia su muerte.

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