El economista Joseph Stiglitz lleva mucho tiempo criticando el neoliberalismo sin abrazar el nacionalismo ni el chovinismo. Su último libro, The Road to Freedom, reivindica el concepto para las fuerzas progresistas pero no examina adecuadamente la falta de libertad en el lugar de trabajo. El siguiente artículo es una reseña de este libro
Brian Callaci, Jacobin
El economista Joseph Stiglitz siempre ha ocupado una posición extraña dentro de la corriente dominante de su disciplina. Recibió el Premio Nobel pero también se enfrentó a la ortodoxia neoliberal de algunos de sus anteriores galardonados; fue economista jefe del Banco Mundial pero denunció la mala gestión de la crisis financiera asiática por parte de la organización y calificó a su personal de «estudiantes de tercera de universidades de primera» poco después de ser expulsado por orden de Lawrence Summers, entonces Secretario del Tesoro estadounidense; más recientemente, se erigió en defensor de la libertad e intentó arrebatar ese término a la derecha libertaria y populista.
The Road to Freedom: Economics and the Good Society es la obra más reciente de Stiglitz. Aunque su título recuerda a Camino a la servidumbre de Friedrich Hayek, un libro que advertía de la invasión del poder gubernamental legitimada por la Segunda Guerra Mundial, el proyecto de Stiglitz es de reivindicación. La retórica y los símbolos de la libertad son visibles por todas partes en la derecha política estadounidense, desde la marca del Freedom Caucus del Congreso, de extrema derecha, hasta las banderas de «Don’t Tread on Me» (No me pisotees) en las casas de los suburbios, pasando por las innumerables iteraciones del estilo de camisetas y pegatinas de parabrisas «Sorry if this offends» (Lo siento si esto ofende) con las que los estadounidenses conservadores afirman su derecho a hacer lo que les plazca. La derecha, argumenta Stiglitz, no debería tener el monopolio de la libertad, una noción que, en su opinión, no entiende.