Ataque de Israel al Líbano
Editorial de La Jornada
Al quedarse sin nada más que destruir en Gaza, Israel ha extendido su furor bélico a Líbano, donde toma todos los pasos para convertir su conflicto de baja intensidad con el grupo armado Hezbollah en una guerra a gran escala. Al igual que en el enclave palestino, usa de pretexto la presencia de una milicia islamita hostil para lanzar ataques devastadores y absolutamente desproporcionados cuyas principales víctimas son mujeres, niños y civiles en general que nada tienen que ver con la lucha armada.
Sólo ayer, una oleada de bombardeos ordenada por Tel Aviv dejó al menos 492 muertos y más de mil 600 heridos; a los que deben sumarse las 37 víctimas del lanzamiento de misiles sobre edificios residenciales de la capital, Beirut; los 39 asesinados y más de 3 mil heridos por la operación terrorista en la que miles de dispositivos de comunicación estallaron al mismo tiempo (con el sadismo adicional de detonar una segunda serie de explosiones durante los funerales de quienes murieron en la primera), así como las incontables agresiones diarias de menor escala. En contraste, los anticuados misiles con los que Hezbollah trató de responder a dichas matanzas sólo dejaron, hasta donde se ha informado, tres heridos.