jueves, 7 de marzo de 2024

La «masacre de la harina» es la antesala de lo que Israel prepara para «el día después» en Gaza

En la masacre de la calle Al-Rasheed de Gaza murieron más de cien personas y varios centenares resultaron heridos. Este es uno de los tantos crímenes que a diario realiza el regimen sionista y asesino de Netanyahu amparado por Europa y Estados Unidos
Yoaf Haifawi, Mondoweiss

La política de desencadenar un genocidio bajo la atenta mirada del mundo es complicada. Aunque Israel tiene la potencia de fuego necesaria para matar a todo el que quiera en Gaza, debe encontrar la manera de «criminalizar» sus objetivos. Cuando sospechan que un combatiente de la resistencia se esconde, o simplemente vive en un edificio, eso sirve de justificación para destruir todo el edificio, y a veces también los edificios de alrededor. Siendo «la nación startup«, el ejército genocida de Israel incluso ha industrializado el proceso de criminalizar objetivos civiles utilizando inteligencia artificial.

Pero a pesar de la forma indiscriminada y sangrienta en que se ha llevado a cabo la ofensiva israelí, la masacre de las personas hambrientas que buscaban pan en la calle Al-Rasheed de Gaza el pasado jueves fue diferente. Israel ni siquiera afirmó que sus tropas hubieran sido atacadas o que hubiera combatientes de la resistencia en los alrededores. Esta masacre se produjo mientras Israel afirmaba «ocuparse» de las necesidades humanitarias de la población palestina. Y más que un trágico incidente aislado, la «Masacre de la Harina», como ha llegado a denominarse, puede entenderse en realidad como un presagio del nuevo orden que Israel está tratando de imponer a la población de Gaza tras su planeada, aunque hasta ahora infructuosa, eliminación de Hamás. Fue un reflejo del plan del «día después» de Israel para Gaza y toda Palestina: la ocupación militar permanente.

Gaza... el Vietnam de Netanyahu

Dos acontecimientos horrorosos ocurridos en los últimos días prueban el resurgimiento de las monstruosidades cometidas por Estados Unidos contra el pueblo vietnamita, lecciones de terrorismo de Estado que "Israel" sigue al pie de la letra como aventajado pupilo.

Leonel Nodal, Al Mayadeen

Las matanzas israelíes en Gaza despiertan los fantasmas de Vietnam en Estados Unidos. La complicidad de Washington con el genocidio se vuelve intolerable. Indigna. Provoca repudio y revuelta de la gente decente. Como en la década de los años sesenta, la juventud, los estudiantes universitarios, marchan, protestan, gritan “Free Palestine”. Cada vez resulta más clara la intención del exterminio de un pueblo enrejado en Gaza, cercado, colonizado, masacrado, obligado a huir de los bombardeos, sin sitio para refugiarse. La complicidad del gobierno de Joe Biden, mediante el envío de armamento gratuito, pagado por los contribuyentes, indigna.
La confesión por el jefe del Pentágono ante el Congreso de que son más de 25 mil las mujeres y niños asesinados en Gaza genera torturantes sentimientos de culpa, insoportables.
Dos acontecimientos horrorosos ocurridos en los últimos días prueban el resurgimiento de las monstruosidades cometidas por Estados Unidos contra el pueblo vietnamita, lecciones de terrorismo de Estado que "Israel" sigue al pie de la letra como aventajado pupilo.

Entre el último domingo de febrero y el primero de marzo, en vísperas de 150 días de la guerra de exterminio emprendida por el Estado sionista en la Franja de Gaza, el paralelo con los crímenes genocidas de Washington contra el pueblo vietnamita salta a la vista. El descrédito y fracaso inevitable de los agresores, también se vislumbra.

miércoles, 6 de marzo de 2024

Cable estadounidense filtrado reconoce el coste "catastrófico" de la invasión israelí de Rafah

Con 1,5 millones de palestinos atrapados en Rafah, un cable diplomático estadounidense filtrado dice que una ofensiva israelí cortaría toda ayuda humanitaria y bloquearía un sistema de salud ya colapsado

Un cable diplomático enviado desde la Embajada de Estados Unidos en Israel y filtrado por The Intercept ofrece una evaluación inusualmente sincera de la situación humanitaria en Rafah, al sur de la Franja de Gaza en Palestina. El cable, escrito por funcionarios de la Oficina de Asistencia Humanitaria de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), advierte sobre los catastróficos efectos de una invasión terrestre israelí total de Rafah, donde se encuentran alrededor de 1,5 millones de palestinos, expulsados hacia el sur por la evacuación israelí.

Rafah, un área de 62 kilómetros cuadrados, con más de 1,5 millones de civiles palestinos desplazados internamente y viviendo en campos de refugiados, ha estado bajo crecientes amenazas de un ataque terrestre israelí. Esta posible invasión ha sido objeto de condena internacional y ha aumentado la brecha entre el presidente estadounidense Joe Biden y el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu. Sin embargo, Estados Unidos ha seguido realizando envíos de armas al ejército israelí, incluidas alrededor de mil bombas MK-82 de 500 libras y municiones de ataque directo conjunto (JDAM) KMU-572 cada una, a pesar del aparente entusiasmo del Estado israelí por invadir el territorio densamente poblado al sur de Gaza.

El nuevo sistema mundial multipolar y el fin de una era

El declive irreversible de la supremacía occidental bajo el liderazgo de Estados Unidos no será un proceso pacífico y sería ingenuo pensar así.
Atilio Borón, Al Mayadeen

Los diagnósticos actuales afirman que el sistema internacional está atravesando un período de cambios trascendentales. Las placas tectónicas sobre las que descansa el tablero geopolítico mundial se han desplazado, desencadenando profundas modificaciones en la estructura del sistema y en la naturaleza de sus principales actores.

Esto es cierto, pero solo si se reconoce que este viaje ya ha llegado a un punto de no retorno y que las tendencias que han estado operando en los últimos años han madurado hasta el punto de producir un resultado irreversible: la configuración de un tablero geopolítico global marcado por el surgimiento de múltiples actores dotados de diferentes capacidades de poder que pusieron fin a cinco siglos de supremacía occidental sobre todas las naciones. El multipolarismo ha llegado y ha llegado para quedarse.

Esto significa, en términos prácticos, el desorden irreparable del orden hegemónico instituido desde el final de la Segunda Guerra Mundial, el cual estableció una especie de Pax Americana que fracasó completamente en sus intentos expresados de crear un orden internacional más seguro y estable. Lo que caracterizó esta fase final de dominio occidental fue un acontecimiento de enorme importancia histórica: el comienzo del imparable declive del poder relativo de Estados Unidos en el sistema internacional y, en paralelo, el extraordinario ascenso de China como potencia económica de clase mundial y la resurrección de Rusia en la escena universal.

Una época crucial: comienza la etapa más brutal de la crisis mundial

En este artículo, el historiador Andrei Fursov explica cómo con la era de bonanza de posguerra, los grupos dominantes comprendieron que la única forma en que podrían preservar sus privilegios y su poder sería transformando el capital en otras formas de dominación a través del desmantelamiento del capitalismo, es decir, mediante el proceso de globalización que se extiende desde los 1970s hasta el año 2050 y que implica el ataque a gran escala contra las instituciones democráticas, el debilitamiento de la esfera público-jurídica, la degeneración de la política en una combinación de sistema administrativo y de espectáculo, y el “desvanecimiento” del Estado-nación con el fortalecimiento del mercado (global) de capitales financieros. La globalización es también la guerra social de los estratos altos contra los medios e inferiores. De hecho, la globalización es en muchos sentidos el equivalente de los cercamientos ingleses de los siglos XVI-XVII, sólo que a escala mundial; los objetivos son los mismos: redistribución de la renta y la propiedad a favor del 20% de la población más rica, y la creación de nuevos ricos y nuevos pobres en un cruel juego político-económico de suma cero. Sin embargo, quizá el problema más grave desde el punto de vista del marco institucional del sistema capitalista sea el debilitamiento del Estado-nación. El Estado-nación y la clase media con sus formas económicas y sociales son las estructuras de soporte del capitalismo como sistema histórico especial. Por lo que su debilitamiento y extinción es la despedida del capitalismo. En este marco, las tres preguntas principales a las que se debe responder son 1) qué tipo de sociedad sustituye al capitalismo; 2) cuál será la proporción de factores evolutivos y revolucionarios en el transcurso del punto de inflexión; 3) a costa de quién y a favor de quién se llevará a cabo la transgresión sistémica, o quién se hará con las cartas de triunfo en el nuevo redibujado de los mapas de la Historia, como diría F. Braudel.
Andrei Fursov, Mente Alternativa

El funcionamiento normal del capitalismo requiere la existencia de zonas no capitalistas. Cada vez que se produce un descenso cíclico de los beneficios mundiales, el sistema capitalista responde expandiéndose y convirtiendo la zona exterior no capitalista en una periferia capitalista con mano de obra barata y nuevos mercados (creación forzosa de colonias y semicolonias), y así hasta la próxima vez.

La globalización pacificó el núcleo, ha eliminado el anticapitalismo sistémico y, de hecho, ha suprimido las posibilidades de lucha de las sociedades periféricas por una mejor posición en el sistema mundial, por mejores posiciones de negociación en relación con el núcleo, es decir, la globalización ha resuelto victoriosamente los problemas por los que luchó el capitalismo a lo largo del siglo XX. Sin embargo, la victoria escondía un vacío: toda adquisición es una pérdida y toda pérdida es una adquisición – habiendo resuelto problemas insolubles a medio plazo del capitalismo, la globalización creó problemas insolubles a largo plazo y, como resultado, la situación del sistema capitalista a finales del siglo XX era mucho peor que a principios de los siglos XIX-XX: el zeitnot y el zugzwang al mismo tiempo con la perspectiva de una nueva guerra – sólo que ya social, de los estratos altos contra los bajos y los medios. En realidad, esta guerra ya ha comenzado. ¿Por qué y cómo? Muy sencillo.

martes, 5 de marzo de 2024

El genocida Netanyahu y el Ramadán


Carlos Fazio, La Jornada

Cada cual con sus tiempos, sus tácticas y su violencia depredadora, los regímenes genocidas de Benjamin Netanyahu y Joe Biden (este último al menos en grado de complicidad, aunque el Pentágono no ha dejado de suministrar bombas, armamento sofisticado e inteligencia y oficiales de la Fuerza Delta sobre el terreno) siguen asesinando de manera deliberada a niños, mujeres y hombres palestinos en la franja de Gaza, con la aquiescencia de las principales potencias del Occidente colectivo y sus élites globalistas, en particular, Gran Bretaña y Francia, que ocupan un lugar en el Consejo de Seguridad de la ONU.

La cínica apelación al “derecho a la legítima defensa” esgrimida por el régimen colonialista y expansionista de Israel, respaldada con tres vetos de Estados Unidos a un alto al fuego en el Consejo de Seguridad desde que comenzó la carnicería (Lula dixit), el castigo colectivo y el desplazamiento forzoso de palestinos, y otro veto al proyecto de resolución destinado a responsabilizar al ejército de ocupación israelí de la masacre de la calle al-Rashid, en la ciudad de Gaza, contra refugiados indefensos cuando e speraban la llegada de camiones de ayuda humanitaria (con saldo de 112 muertos y 760 heridos), fue desestimada por la Corte Internacional de Justicia (CIJ) en La Haya en términos del derecho internacional y de la cuarta Convención de Ginebra.

La democracia, una práctica política venida a menos


Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

No vivimos en democracia, si por ello entendemos una conducta fundada en la búsqueda del bien común, la justicia social y la igualdad. Existe una contradicción entre un proyecto democrático y el mantenimiento de relaciones sociales de explotación. Y no sólo respecto de la explotación de seres humanos por seres humanos, sino a la ejercida contra la naturaleza. Alude a la degradación del nicho ecológico, la especulación alimentaria, la apropiación de los recursos hídricos, las epidemias de hambre producidas por bloqueos, el patrocinio de guerras, la privatización de la investigación científica o limitando el acceso de medicamentos y vacunas a las mayorías sociales. Todos los hechos enunciados, además de cuestionar la existencia de orden internacional afincado en la paz, evidencian una deflación democrática. En este contexto donde prima el capitalismo, debemos sumar las instituciones que han pervivido por siglos, como el patriarcado, el racismo, las desigualdades económicas, el poder de castas, nobleza, terratenientes y caciques.

Sin pensar en una visión idílica de la democracia, la realidad social nos aboca a creer que el futuro de la democracia es incierto, cuando no contrario a sus principios. El origen de la democracia, una forma de vida y gobierno, se halla en las luchas sociales por reconocer los derechos ciudadanos en su más amplia acepción. La democracia busca, al mismo tiempo, equilibrar el poder ejercido por las plutocracias, contrarrestar las desigualdades sociales y económicas mediante la participación política en la toma de decisiones. En otras palabras, que los ciudadanos decidan por plebiscito sobre la guerra y la paz, promulguen las leyes, controlen los poderes fácticos, puedan ser electos, además de evitar los abusos de poder de quienes gozan de la representación popular.

lunes, 4 de marzo de 2024

Agencia de la ONU tiene pruebas de abusos del Ejército de Israel contra gazatíes


La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, por sus siglas en inglés) realizó una investigación para documentar presuntos abusos de las fuerzas israelíes en contra de población civil de la Franja de Gaza, según un documento de esa organización al que tuvo acceso el diario The New York Times.

Al menos mil personas fueron detenidas por militares israelíes, y muchas ya fueron liberadas por falta de cargos. La UNRWA detalla que estas personas, cuyas edades oscilan entre los 6 y los 82 años, sufrieron diferentes tipos de abusos. Algunos de los detenidos contaron a la agencia que fueron “golpeados, desnudados, robados, vendados, sometidos a abusos sexuales y privados de acceso a abogados y médicos, a menudo durante más de un mes”.

También hubo algunos que murieron durante su detención, de acuerdo con el medio estadounidense.

“El borrador del documento describe toda una serie de malos tratos a los que gazatíes de todas las edades, capacidades y procedencias han denunciado haberse enfrentado en centros de detención improvisados en Israel”, señaló The New York Times.

El kantismo como una amenaza

Maxim Medovarov, Geopolitika

La tristemente célebre historia del discurso profundamente filosófico del gobernador de Kaliningrado, Antón Alijánov, sobre la toxicidad de Kant, ya que es uno de los pilares del Occidente global y de la histeria rusofóbica actual tiene dos elementos importantes a tener en cuenta. Primero, esta el componente financiero y egoísta en donde se puede ver como algunos liberales occidentalistas, que aún no se han escapado, siguen viendo el tercer centenario de Kant, que se celebrará en abril de este año, como un negocio y temen que el gobernador Alijánov les niegue unas cuantas ganancias al cancelarlo. El programa planeado para el centenario de Kant fue establecido por la zoóloga Julia Sineoka (la cual huyó a Paris y es considerada por el Ministerio de Justicia de la Federación de Rusia como un agente extranjero) antes del inicio de la Operación Militar Especial. No tiene sentido que las autoridades gubernamentales cancelen la celebración del tercer centenario de Kant, pero sí es necesario que cambien la programación y excluyan de la misma a los agentes extranjeros y rusofobos invitados a la misma. El segundo punto tiene que ver con un componente ideológico que podemos encontrar en los filósofos clásicos rusos que han escrito cientos de veces, y que nosotros hemos repetido hasta el hartazgo, que identifican a Kant con el apogeo del satanismo anticristiano de la Modernidad occidental. Por lo tanto, el kantismo es incompatible con los fundamentos mismos de la civilización rusa. Soloviev, Ern, Florenski y Losev lo sabían y estas tesis han sido retomadas por Alijánov. Para corroborar esto solo se necesita retomar los argumentos de los mismos kantianos que en el último número de Novaya Gazeta (un nido de agentes extranjeros y rusofobos de todos los colores), prohibida en Rusia y que ahora es publicada en Europa, escriben que Kant es uno de los pilares de la Modernidad (literalmente es el titulo de uno de los artículos de la revista), ya que su filosofía niega por completo las civilizaciones, las culturas y los sistemas de valores particulares, incluyendo los rusos. Estos argumentos no son esgrimidos por los patriotas y tradicionalistas rusos, sino por los liberales antirrusos que escriben que Kant es precisamente su guía. Esa es su tesis. Los filósofos ortodoxos rusos, entre ellos el sacerdote Pavel Florenski, lo llamaron como uno de los “baluartes del mal en contra de Dios”. La línea de crítica de Pavel Florenski y de su amigo Vladimir Ern, según la cual Occidente ha seguido el camino que los llevó de “Kant a Krupp”, ha sido continuada brillantemente por Anton Alijánov. Puede que Ern haya simplificado la polémica, pero en esencia él tiene razón: los kantianos alemanes apoyaron en masa la guerra contra Rusia y algunos de ellos incluso fueron al frente. Tal anécdota refuerza la interpretación del gobernador de Kaliningrado al decir que los rusos son objetivos militares para los kantianos.

La esclavitud en los orígenes del capitalismo

Un libro publicado recientemente en el Reino Unido sitúa la esclavitud en el corazón de la Revolución Industrial británica. Un estudio valioso para comprender nuestro mundo y su evolución.

Romaric Godin, Sin Permiso

La cuestión de los vínculos entre esclavitud y capitalismo viene de lejos y sigue desatando pasiones y debates. Si bien el estudio de los vínculos entre la producción basada en la esclavitud y el nacimiento de la sociedad capitalista está hoy bien asentado en Estados Unidos, esta labor sigue siendo menos importante para Europa, donde nació el capitalismo.

Estados Unidos es un caso muy especial porque su economía se estructuró en torno a la esclavitud. En el Viejo Continente, los historiadores económicos apologistas del capitalismo han defendido durante mucho tiempo -y siguen haciéndolo- la idea de que la esclavitud fue un factor secundario en el nacimiento de la Revolución Industrial. Para muchos, la trata de esclavos fue una especie de "detalle" en la historia económica del capitalismo.

Un libro publicado en 2023 por Polity y aún no traducido al francés arroja nueva luz sobre las primeras horas del nacimiento del capitalismo y desentraña esta narrativa, construida en gran medida a lo largo del siglo XIX, tras la abolición de la esclavitud.

En Slavery, Capitalism en Industrial Revolution, dos investigadoras, Maxine Berg y Pat Hudson, sitúan la esclavitud y el sistema de plantaciones que surgió de ella en el centro del desarrollo de la economía británica en el siglo XVIII. Y lo convierten en un factor determinante de la Revolución Industrial y de las formas particulares que ha adoptado el capitalismo británico hasta nuestros días.

domingo, 3 de marzo de 2024

Palestina y los bienes Comunes: o Marx y los Musha’a

Image Source: Urfan1917 - CC BY-SA 4.0

Peter Linebaugh, Counter Punch

En 1958, el subdirector hizo la lectura de la Biblia en la asamblea matinal de la Karachi Grammar School (Pakistán), fundada en 1848 por la Iglesia de Inglaterra.[1] La lectura de Hechos 17:23 se refiere a la declaración de San Pablo al ver el monumento ateniense a un Dios desconocido. “Lo que adoráis pero no sabéis, esto es lo que ahora proclamo”, momento en el que yo, que entonces tenía diecisiete años, grité la respuesta para que todos la oyeran: “Comunismo”.

Como hijo de los imperios británico y estadounidense, había llegado a esta conclusión rebelde dos años antes en la Escuela Secundaria del Ejército de Frankfurt. Basado en el estudio del Manifiesto Comunista que realicé en la biblioteca del Club de Oficiales del I.G. Farben pude responder a esta antigua pregunta planteada en el ágora ateniense por un hombre de Palestina.

No abordo las guerras en Palestina ni como un erudito árabe ni hebreo, ni siquiera como alguien conocedor de otras formas de vida en la región: olivos, almendras, higos, cítricos, ovejas, algodón o cereales como el trigo. Vengo como estudiante, con una admiración de toda la vida por las tradiciones radicales, abolicionistas y antinomianas: Jesús y los profetas, Karl Marx, Gerard Winstanley, Thomas Spence, Olaudah Equiano, la IWW, Frederick Douglass, Shunryu Suzuki, Elizabeth Poole. , Ann Setter, Ivan Illich, Malcolm X, William Blake, Silvia Federici, E.P. Thompson, Robin Kelley, Manuel Yang, Michaela Brennan, Midnight Notes, CounterPunch y Retort; y luego me convertí en historiador de todo lo anterior con particular interés en los bienes comunes. Como dijimos Marcus Rediker y yo en la introducción a la traducción árabe de nuestra Hidra de muchas cabezas, Heródoto, “el abuelo de la historia”, explicó que Palestina se encontraba entre Fenicia y Egipto.

Macron, el Napoleón de bolsillo, quiere la Tercera Guerra Mundial

Carlos X. Blanco, Adaraga

Nos encaminamos a una Tercera Guerra Mundial, y la gente en Occidente duerme y se refocila plácidamente sobre un polvorín. La mecha que puede hacer saltar por los aires este polvorín está muy cerca, pero las masas siguen apacentando la consigna pentagonal y otanista, en boca de pequeños empleados del Gran Capital Especulativo: «no podemos permitir que Rusia se apodere de Europa».

El polvorín no es polvorín: es una miríada de cabezas nucleares que, aun siendo utilizadas moderadamente, de forma táctica y «con perfil bajo», significa el fin de Europa en caso de ser utilizada, nuestro fin nada más y nada menos. No era suficiente con destrozar un país entero, Ucrania, y emplear a su gente como carne de cañón. No era suficiente con alimentar sueños nacionalistas y supremacistas con el fin de desgajarle de su órbita natural rusa. Era preciso, y será preciso, en palabras del «pequeño Napoleón», enviar tropas europeas abiertamente, y no ya en calidad de mercenarios pseudoucranianos, como se ha hecho hasta ahora, sino enrolando a los nuestros y poniéndoles uniforme y armamento encima.

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin