El falso “populismo económico” de Nawrocki con el lema trumpiano “Primero Polonia, polacos primero”, vacío y desprovisto de cualquier enfoque real a favor de los desposeídos, capitalizaba sólo del resentimiento pequeño burgués
Maciek Wisniewski, La Jornada
Después de haber llorado la derrota de un candidato liberal en las elecciones presidenciales antepasadas en Polonia (2020), que cementaban el dominio electoral 2015-2023 del partido conservador-nacionalista de extrema derecha Ley y Justicia (PiS), como “golpe a las esperanzas liberales”, la revista The Economist −que como a inicios del siglo XX escribía famosamente Lenin, “hablaba por los millonarios británicos” (t.ly/o44wJ) y hoy lo hace en nombre de las clases gobernantes trasatlánticas− concluía un empalagoso y “hurra optimista” material dedicado a este país (con todo y la portada) a unas semanas de la segunda ronda de los comicios presidenciales del junio pasado con un tono sombrío.
Elogiando a Polonia como “la esperanza de Europa”, aplaudiendo su “notable ascenso” y vaticinando que “ésta pronto sobrepasará a Japón en los estándares de vida” −well, well, well, who would have thought: ya en 1980 nos lo prometió Lech Walesa y todos se burlaron de él (t.ly/OvN8a)−, advertía que si volvía a ganar PiS y perdía el mismo candidato europeísta de Plataforma Cívica (PO), el educado en Oxford, tecnócrata, neoliberal y “modernizador” Rafal Trzaskowski, “todos estos logros se iban a perder” y tanto Polonia como Europa “iban a sufrir” (t.ly/B_l80). Y… surprise, surprise, el escenario más tenebroso vaticinado “en exclusiva” desde la city de Londres se cumplió.