lunes, 28 de mayo de 2018

Colombia: A tejer alianzas, Duque y Petro van a segunda vuelta

Camilo Rengifo Marín, Alai

Entre las nueve opciones de voto que estaban disponibles en el tarjetón electoral, dos candidatos presidenciales fueron los punteros y se consolidaron como los más votados en casi la totalidad de los departamentos del país de 50 millones de habitantes: el aspirante por el ultraconservador partido Centro Democrático, Iván Duque, y el candidato de la Coalición Colombia Humana, el centroizquierdista Gustavo Petro.

Ser el ungido del expresidente Álvaro Uribe pareció haberle dado un cupo seguro en segunda vuelta a Duque, quien logró en primera vuelta 7.554.145 de votos, el 39,13% de los votos, tras prometer la reforma del acuerdo de paz con la ex guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Pero no logró la mayoría absoluta (50%) y deberá ir a segunda vuelta con Petro el 17 de junio.

Petro también logró pasar a segunda ronda, con más de 4.843.985 y el 25.09% de los electores. El exgobernador de Antioquia, Sergio Fajardo, con 4.584.423, logró el tercer lugar en la votación, con una diferencia respecto a Pero de un poco menos de 200 mil votos. En cuarto lugar se ubicó el exvicepresidente de Santos, Germán Vargas Lleras, con 1.403.566 de votos que representan un 7,27%, una cifra muy baja, pero superior a la de Humberto de la Calle (398.650 sufragios, 2,06 % del total).

La campaña y la elección presidencial para la primera vuelta, que tuvo una abstención de más del 46%, se desarrollaron entre el temor de que la derecha destruya el acuerdo de paz con las FARC, o que un cambio de modelo auspiciado por la centroizquierda provoque una crisis económica y social. El voto en realidad no se polarizó, se distribuyó entre varias alternativas.

Así Sergio Fajardo, de la Coalición Colombia, se quedó con Bogotá y se convirtió en la tercera opción más votada en todo el territorio nacional; el liberal Humberto de la Calle, no consiguió ser la opción más votada en ningún departamento, al igual que Germán Vargas Lleras, a pesar de que era respaldado por el oficialista partido Cambio Radical y el Partido de la U, los que consiguieron las mayores votaciones para el nuevo Congreso.

La victoria de Duque supondría para el uribismo retomar el control del país, recomponer su rumbo político en una tendencia ultraconservadora nacional y desmontar el proceso de paz para volver a implementar la mano dura. Según quedó el mapa, Petro logró consolidarse en siete departamentos costeros, tanto del Caribe como del Pacífico, mientras que Iván Duque consiguió ser la opción más votada en todo el interior del país, a excepción de Bogotá.

León Valencia, director del Centro de Pensamientos sobre el Conflicto Armado, Paz y Postconflicto, señala que el uribismo mantiene su intención de voto, frente a elecciones pasadas y destaca el resultado de Petro y Fajardo en el Caribe y Bogotá. “Digamos que lo urbano de las grandes ciudades tiene una presencia muy importante de la izquierda y la centroizquierda. Todo lo que es ese pequeño pueblo está muy ligado al uribismo”, indica.

Los miedos inducidos


La principal característica de esta campaña electoral pasa por la existencia generalizada de “grandes miedos” en la sociedad colombiana, los dos primeros creados por el aparato mediático hegemónico de la derecha y el establishment: que Colombia se convierta en otra Venezuela, a que Gustavo Petro llegue a ser presidente, y -desde los sectores democráticos- que Álvaro Uribe vuelva a gestionar el poder en el país a través de un presidente títere.

La candidatura de Gustavo Petro, sin mayores recursos económicos, ha ilusionado a una parte importante del electorado, ha repolitizado a segmentos de la sociedad, construyendo una narrativa entrañable pese a su pragmatismo. También sorprende el vertiginoso ascenso del conservador Iván Duque, un abogado de 41 años catapultado por el actual presidente Juan Manuel Santos y reclutado luego por Uribe. Hoy se ha convertido en el “hombre duro” de Colombia.

Duque fue asesor de Uribe en las Naciones Unidas, e impulsado por él llegó al puesto de senador y tuvo al expresidente como profesor asistente en la Universidad de Georgetown, junto a otras figuras señeras del conservadurismo como el español José María Aznar y el ecuatoriano Guillermo Lasso.

El empresariado, las élites pero también buena parte de las clases populares están con Duque, aplaudiendo sus propuestas radicales de seguridad, de modificar el acuerdo de paz, de impedir la participación política de los congresistas de Farc, y de atacar los cultivos de cocaína con fumigaciones, y dando marcha atrás a logros constitucionales y pactos del Tratado de Paz que logró el gobierno de Juan Manuel Santos con las Farc.

Duque prometió recuperar la autoridad, modificar el acuerdo de paz y es aceptado por los inversionistas y los mercados con su propuesta de reducir los impuestos para impulsar el desarrollo económico. "Hoy los colombianos nos han dado un voto de confianza para que iniciemos una gran transformación en Colombia, por eso quiero ser el presidente que una nuestro país", dijo ante eufóricos seguidores, al aclarar que pese a su posición no hará "trizas el acuerdo", al tiempo que rindió un homenaje a Uribe.

Tras los resultados de la primera vuelta, Petro expuso sus propuestas económicas y reiteró que se debe dejar el miedo. “Nosotros no vamos a expropiar, ni el Estado tampoco se va a quedar con los bienes de la gente, eso es una mentira de la oposición, es una cadena del engaño. Hay que darle oportunidades a la gente, que los pobres puedan dejan de serlo. Podemos lograr en la Colombia Humana hacer una sociedad de clase media para brindarle oportunidades a la población”, dijo.

Petro aclaró que en ningún momento se tomarán caminos dictatoriales. “No vamos a perseguir a los opositores, ni los chuzaremos; se respetarán los derechos humanos. El presidente Uribe no debe temer del gobierno de la Colombia Humana. Tendrá su derecho a la protección, a todos sus derechos en la eventualidad de nuestro gobierno", enfatizó Petro.

Obviamente, las alianzas serán decisivas para asegurar el triunfo de cualquiera de ellos en una segunda vuelta, para la que restan menos de tres semanas.

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