lunes, 23 de mayo de 2011

El error de la austeridad: Paul Krugman advierte que Grecia, Irlanda y Portugal no podrán pagar su deuda

El Nobel de Economía Paul Krugman se ha mostrado muy crítico con los rescates financieros en la Unión Europea y con los programas de austeridad que estos conllevan, y ha asegurado que "está claro" que Grecia, Irlanda y Portugal "no pueden y no podrán pagar sus deudas en su totalidad", aunque cree que España "podría lograrlo".

"El hada de la confianza no ha aparecido. Las naciones deudoras con problemas en Europa están, como debíamos haber esperado, sufriendo un mayor retroceso económico gracias a estos programas de austeridad y la confianza se está hundiendo, en vez de aumentando", asegura en una columna de opinión en The New York Times.

Por este motivo, cree que, siendo realistas, Europa debe prepararse para algún tipo de reestructuración de deuda, que incluya una combinación de ayuda de las economías más fuertes y "recortes" a los acreedores privados. "El realismo, sin embargo, parece ser escaso", apostilla.

Krugman señala que en Europa se ha insistido en que mantener el valor de la moneda y unos presupuestos equilibrados son la respuesta a todos los problemas. "Detrás de esta insistencia ha habido fantasías económicas, en particular la creencia del hada de la confianza, es decir, la creencia de que recortar el gasto realmente va a crear puestos de trabajo, porque la austeridad fiscal aumentará la confianza del sector privado".

Sin embargo, desafortunadamente, "el hada de la confianza sigue negándose a hacer acto de presencia" y la disputa sobre cómo manejar una "realidad inconveniente" amenaza con crear en Europa el punto de inflexión para una nueva crisis financiera".

Krugman señala que, tras la creación del euro en 1999, las naciones europeas que anteriormente se había considerado que estaban en riesgo comenzaron a experimentar unos grandes influjos de capital. "Después de todo, los inversores pensaron, dado que Grecia, Portugal, Irlanda y España eran miembros de la unión monetaria europea, ¿qué puede salir mal?".

En este sentido, la respuesta a esta pregunta es ahora "aparentemente dolorosa". Así, apunta que el Gobierno griego, debido a los bajos tipos de interés, se endeudó demasiado, mientras que, en el caso de Irlanda y España, aunque los gobiernos no lo hicieron, los bancos sí y, cuando estalló la burbuja, los contribuyentes se encontraron con la deuda bancaria.

Krugman recuerda que los líderes europeos ofrecieron préstamos de emergencia a países en crisis, pero sólo a cambio de prometer que se iban a imponer "salvajes" programas de austeridad, basados principalmente en amplios recortes del gasto. Así, se defendió que mejorarían la confianza y serían expansionarios, y se rechazaron las críticas sobre el dolor que crearían y el empeoramiento de la crisis en estos estados.

Asimismo, se muestra muy crítico con la postura de Alemania, por sus reticencias a ayudar a sus vecinos con problemas, y en especial, con el Banco Central Europeo (BCE), a quien acusa de no estar dispuesto a afrontar el fracaso de sus fantasías. "Esto puede sonar increíblemente tonto, pero, quién dijo que la sabiduría rige el mundo", matiza.

Reproduzco a continuación la columna de Paul Krugman publicada en The New York Times.

El fracaso de la austeridad

Paul Krugman - The New York Times

A menudo me quejo, con razón, sobre el estado del debate económico norteamericano. Y la irresponsabilidad de algunos políticos -como los republicanos que afirman que el no pago de la deuda de Estados Unidos no sería gran cosa- da miedo.

Pero al menos, en Estados Unidos, los fanáticos del dolor, aquellos que sostienen que subir los tipos de interés y recortar el gasto público ante el desempleo masivo mejorará las cosas en lugar de empeorarlas, se topan con alguna resistencia de la Reserva Federal y del gobierno de Obama.

En Europa, por el contrario, los fanáticos del dolor han estado al mando más de un año e insisten en que el dinero prudente y el equilibrio presupuestario son la respuesta a todos los problemas. Detrás de esta insistencia ha habido fantasías económicas, como la creencia en el hada de la confianza, es decir, la creencia en que recortar el gasto en realidad va a crear puestos de trabajo, porque la austeridad fiscal mejorará la confianza del sector privado. Por desgracia, el hada de la confianza sigue negándose a hacer acto de presencia. Y la disputa sobre cómo manejar la incómoda realidad amenaza con convertir a Europa en el centro de una nueva crisis.

Tras la creación del euro, en 1999, los países europeos considerados de riesgo experimentaron enormes entradas de capital. Después de todo, pensaron los inversores, Grecia, Portugal, Irlanda y España eran miembros de una unión monetaria. ¿Qué podía salir mal? La respuesta a esa pregunta es ahora, por supuesto, dolorosamente evidente. Grecia, al verse capaz de endeudarse a tipos ligeramente superiores a los de Alemania, asumió demasiada deuda. Irlanda y España no lo hicieron, pero sus bancos, sí.

¿Qué hacer? Los líderes europeos ofrecen préstamos a las naciones en crisis, pero sólo a cambio de promesas de imponer programas de austeridad salvaje, con enormes recortes de gastos. Las objeciones acerca de que estos programas se autodestruyen se descartaron por las buenas. La austeridad en realidad sería expansiva, se afirmó, ya que mejoraría la confianza. Pero el hada de la confianza no aparece. Los países con problemas de deuda sufren un mayor deterioro económico gracias a los programas de austeridad, y la confianza se hunde en vez de aumentar. Siendo realistas, Europa tiene que prepararse para una reducción de deuda. El realismo, sin embargo, parece andar escaso.

Por un lado, Alemania adopta una posición dura respecto de una ayuda a sus vecinos con problemas. Por otro, el Banco Central Europeo (BCE) actúa como si estuviera decidido a provocar una crisis financiera: subió los tipos de interés, a pesar de la terrible situación de muchas economías, y sus funcionarios advirtieron contra cualquier forma de reestructuración que alivie la deuda. Esto equivale a una declaración de que si Grecia busca aliviar su deuda, el BCE desenchufaría el sistema bancario griego, que depende de sus préstamos.

Si los bancos griegos se derrumbaran, eso bien podría obligar a Grecia a salir de la zona euro, y es muy fácil ver cómo podría empezar un dominó financiero en parte de Europa. Entonces, ¿en qué está pensando el BCE?

Intuyo que simplemente no está dispuesto a afrontar el fracaso de sus fantasías. Y si esto suena estúpido, bueno, ¿quién dijo que la sabiduría gobierna el mundo?

2 comentarios:

  1. Estimado:
    El tema de la deuda es ese, que sea impagable y así se mantienen ad aeternum economías dependientes de otras que pasan a ser líderes...tener una moneda fuerte ayuda a los países fuertes y devela las debilidades de los países débiles, antes disimuladas tras monedas locales y sus tasaciones cambiantes/
    Atte/

    ResponderBorrar
  2. ¿Qué moneda fuerte hay actualmente? Creo que el euro y el dolar no lo son. Tal vez el yuan, tal vez el real brasileño? El punto es que en esto hay mucha manipulación, saqueo, corrupción y abusos

    Saludos

    ResponderBorrar

LinkWithin

Blog Widget by LinkWithin