Ken Loach, Sin Permiso
El aluvión de peticiones para que dimita Jeremy Corbyn desde las elecciones parciales de Stoke y Copeland ha sido tan previsible como premeditado. Lo dice todo de la agenda política de los medios y nada acerca de las verdaderas necesidades y experiencias de la gente.
Estuve en Stoke y Whitehaven, en Cumbria, pocos días antes de la jornada electoral. Momentum [movimiento favorable a Corbyn dentro del laborismo] había organizado proyecciones de I, Daniel Blake. Fuimos a clubes laboristas en zonas abandonadas, en viejas fincas alejadas del centro. En uno de los clubes me preguntaron: “¿Por qué ha venido usted? No viene nadie por aquí”.
Los organizadores, Joe Bradley y Georgie Robertson, eran un modelo de cómo tendrían que trabajar los organizadores laboristas: plenos de energía, de los que trabajan duro y son intensamente eficaces. Tenían para todo el mundo un saludo cordial, comprobaban las instalaciones para la proyección, dejaban espacio a los colaboradores locales, de modo que la gente de esa comunidad tuviera la impresión de que el acto era suyo y que se les escuchaba. Así es cómo puede el laborismo recuperar el contacto.