Vicenç Navarro, Publico
La desunión de las izquierdas es uno de los mayores problemas políticos que tienen Catalunya y España. Y es en parte responsable de la continuación de la enorme crisis social que existe a lo largo del territorio español. En realidad no parece haber plena conciencia en amplios círculos políticos y mediáticos españoles (incluyendo catalanes) de la profundidad de tal crisis que se presenta a los dos lados del Ebro. Indicador tras indicador muestran la enorme gravedad de una situación que está causando un gran deterioro del bienestar de la población y, muy en particular, de sus clases populares. Hoy, en España (incluyendo en Catalunya) casi la tercera parte de la población está en riesgo de pobreza y/o exclusión social; más de la mitad de la población que está en paro lo ha estado por más de un año; la tasa de suicidio ha aumentado considerablemente; el consumo de los antidepresivos se ha disparado; y así un largo etcétera.
Las causas de esta gran crisis son fáciles de ver. Todas ellas son resultado de la aplicación de políticas públicas neoliberales, tales como la reforma laboral (que ha forzado un aumento de la precariedad y del desempleo, y un descenso muy marcado de los salarios y de la protección social). Dichas políticas han incluido también intervenciones del Estado con un elevado incremento de los recortes de gasto público social, lo que ha reducido de una manera muy marcada el gasto en los servicios públicos del Estado del Bienestar, tales como educación, sanidad, servicios sociales, vivienda pública, escuelas de infancia (mal llamadas guarderías) y servicios domiciliarios para las persona con discapacidad. Este descenso del gasto público también ha repercutido negativamente en las transferencias públicas a las familias, en el seguro de desempleo, y en las pensiones de vejez y de viudedad, entre otros. En realidad, el Estado del bienestar se ha ido desmantelando y privatizando de una manera muy marcada, afectando negativamente la calidad de vida de las clases populares.
Quiénes han sido los responsables de esta gran crisis social
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
Mostrando las entradas con la etiqueta Catalunya. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Catalunya. Mostrar todas las entradas
sábado, 11 de noviembre de 2017
sábado, 4 de noviembre de 2017
La fabricación de las falsedades sobre Podemos y su supuesto proindependentismo
Vicenç Navarro, Publico
Por qué tanta hostilidad hacia Podemos
Hoy, Podemos, un partido que no existía hace sólo cuatro años, ha alcanzado tales dimensiones a lo largo del territorio español (junto con otros nuevos partidos políticos como En Comú en Cataluña, En Marea en Galicia, y otros renovados como Izquierda Unida y Equo) desarrollando un nuevo espacio político con una clara vocación transformadora de España que ha asustado a las estructuras del poder económico y financiero y a sus instrumentos políticos que temen perder sus privilegios. De ahí que la mayoría de medios de información que están a su servicio hayan mostrado una enorme hostilidad hacia tal nuevo espacio político y hacía su dirigente, Pablo Iglesias (una de las personas más agredidas y vilipendiadas por los poderes fácticos que dominan la vida económica y política del país), mediante una campaña de desprestigio en la que las falsedades, manipulaciones e insultos se prodigan extensamente en su intento de destrucción al que consideran como “el enemigo” (y utilizo este término bélico pues su comportamiento traduce una cultura de escasa sensibilidad democrática).
La más reciente construcción de falsedades sobre tal formación política ha sido el presentar a Podemos como favorable a la independencia y próximo a los partidos que aspiran a alcanzarla. En consecuencia se presenta tal espacio político como parte de la “anti-España”, en una campaña que tiene parecido a las que existieron en épocas históricas anteriores en las que a los movimientos político-sociales que proponían enriquecer a España, aceptando su plurinacionalidad, se les definió también por los defensores de la España uninacional como los anti-España, y tengo experiencia en ello. Mis padres, que amaban intensamente a Catalunya y España, y que dieron lo mejor de su vida para mejorarlas, fueron brutalmente represaliados (cuando los militares golpistas ganaron la Guerra Civil) por “separatistas” (además de rojos) cuando en realidad lo que deseaban era otra España, una España republicana, mucho más justa y más sensible a la plurinacionalidad del país que la que tenía la España uninacional monárquica.
Un ejemplo de tal fabricación
Por qué tanta hostilidad hacia Podemos
Hoy, Podemos, un partido que no existía hace sólo cuatro años, ha alcanzado tales dimensiones a lo largo del territorio español (junto con otros nuevos partidos políticos como En Comú en Cataluña, En Marea en Galicia, y otros renovados como Izquierda Unida y Equo) desarrollando un nuevo espacio político con una clara vocación transformadora de España que ha asustado a las estructuras del poder económico y financiero y a sus instrumentos políticos que temen perder sus privilegios. De ahí que la mayoría de medios de información que están a su servicio hayan mostrado una enorme hostilidad hacia tal nuevo espacio político y hacía su dirigente, Pablo Iglesias (una de las personas más agredidas y vilipendiadas por los poderes fácticos que dominan la vida económica y política del país), mediante una campaña de desprestigio en la que las falsedades, manipulaciones e insultos se prodigan extensamente en su intento de destrucción al que consideran como “el enemigo” (y utilizo este término bélico pues su comportamiento traduce una cultura de escasa sensibilidad democrática).
La más reciente construcción de falsedades sobre tal formación política ha sido el presentar a Podemos como favorable a la independencia y próximo a los partidos que aspiran a alcanzarla. En consecuencia se presenta tal espacio político como parte de la “anti-España”, en una campaña que tiene parecido a las que existieron en épocas históricas anteriores en las que a los movimientos político-sociales que proponían enriquecer a España, aceptando su plurinacionalidad, se les definió también por los defensores de la España uninacional como los anti-España, y tengo experiencia en ello. Mis padres, que amaban intensamente a Catalunya y España, y que dieron lo mejor de su vida para mejorarlas, fueron brutalmente represaliados (cuando los militares golpistas ganaron la Guerra Civil) por “separatistas” (además de rojos) cuando en realidad lo que deseaban era otra España, una España republicana, mucho más justa y más sensible a la plurinacionalidad del país que la que tenía la España uninacional monárquica.
Un ejemplo de tal fabricación
lunes, 30 de octubre de 2017
El conflicto actual en España tiene mucho que ver con el fracaso económico
Mark Weisbrot, Alternet
Cuando el primer ministro español, Mariano Rajoy, amenaza con tomar el control de la región autónoma de Cataluña, se está volviendo más claro incluso para los observadores casuales que los malos están en este conflicto. En general, cuando uno de los lados es pacífico y busca el diálogo, y el otro se compromete a resolver el desacuerdo a través de la fuerza, la represión y la violencia, bueno, se hace una idea.
El argumento del gobierno español de que el referéndum del 1 de octubre sobre la independencia era inconstitucional no es tan determinante como quisieran que creyéramos. Como Vicenç Navarro, que ha escrito durante muchos años sobre la transición incompleta de España a la democracia, señala: la constitución de 1978 fue mucho más un producto de la dictadura de 36 años que de la democracia que luchaba por nacer. Y el Partido Popular (PP) de Rajoy en particular tiene profundas raíces en las fuerzas políticas y las personas que fueron parte de la dictadura de Franco.
El carácter antidemocrático y el legado fascista del gobierno del PP se hicieron evidentes cuando Rajoy envió miles de tropas a Cataluña en un intento fallido de impedir que la gente votara. Esto no era, como afirmó, para hacer cumplir la ley: el gobierno español simplemente podría haber permitido el voto y se negó a reconocer el resultado. Más bien fue para aplastar el movimiento de independencia y la expresión de sus ideas por la fuerza; y cientos de personas fueron heridas por la Guardia Civil. La represión también incluyó una censura sin precedentes de Internet, así como de periódicos y radio. Si Rajoy sigue adelante con su amenaza de apoderarse de Cataluña, veremos más de esta represión franquista de derechos y libertades civiles básicos.
Cuando el primer ministro español, Mariano Rajoy, amenaza con tomar el control de la región autónoma de Cataluña, se está volviendo más claro incluso para los observadores casuales que los malos están en este conflicto. En general, cuando uno de los lados es pacífico y busca el diálogo, y el otro se compromete a resolver el desacuerdo a través de la fuerza, la represión y la violencia, bueno, se hace una idea.
El argumento del gobierno español de que el referéndum del 1 de octubre sobre la independencia era inconstitucional no es tan determinante como quisieran que creyéramos. Como Vicenç Navarro, que ha escrito durante muchos años sobre la transición incompleta de España a la democracia, señala: la constitución de 1978 fue mucho más un producto de la dictadura de 36 años que de la democracia que luchaba por nacer. Y el Partido Popular (PP) de Rajoy en particular tiene profundas raíces en las fuerzas políticas y las personas que fueron parte de la dictadura de Franco.
El carácter antidemocrático y el legado fascista del gobierno del PP se hicieron evidentes cuando Rajoy envió miles de tropas a Cataluña en un intento fallido de impedir que la gente votara. Esto no era, como afirmó, para hacer cumplir la ley: el gobierno español simplemente podría haber permitido el voto y se negó a reconocer el resultado. Más bien fue para aplastar el movimiento de independencia y la expresión de sus ideas por la fuerza; y cientos de personas fueron heridas por la Guardia Civil. La represión también incluyó una censura sin precedentes de Internet, así como de periódicos y radio. Si Rajoy sigue adelante con su amenaza de apoderarse de Cataluña, veremos más de esta represión franquista de derechos y libertades civiles básicos.
domingo, 29 de octubre de 2017
República de Cataluña ¿y ahora qué?
Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada
Para unos, los más entusiastas, representantes de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), patrocinadores de la propuesta, la proclamación de la república catalana es un proceso revolucionario, un acto constituyente que arrastra a todo el nacionalismo catalán, uniendo de forma inesperada a republicanos de derecha, democristianos, liberales, conservadores, progresistas e independentistas. ¿Cómo han llegado a tal conclusión? No hay mucho análisis, sólo una afirmación. Para la CUP, la decisión del Parlamento pone en entredicho el poder del Estado. Es el momento de alzarse contra la Corona haciendo trizas el régimen de 1978. Una oportunidad que no debe desaprovecharse. En esta perspectiva, el pueblo español se lanzaría a las calles de forma pacífica exigiendo un nuevo orden constitucional, producto de la crisis económica, la corrupción, el desempleo, el trabajo basura, las privatizaciones y el empobrecimiento generalizado de la clase media. Premisa grandilocuente para un estado de ánimo que se hizo carne en las elecciones generales y autonómicas de 2015 y 2016, donde entran en escena fuerzas emergentes. En Cataluña, Podemos, Ciudadanos e izquierda anticapitalista canalizan la regeneración política, entran en el Parlamento y los ayuntamientos. La derecha nacionalista se divide, CiU se rompe. El caso Puyol, los cobros irregulares merman la legitimidad del nacionalismo, el plan independentista cubre las vergüenzas y desvía la atención. Para la derecha nacionalista catalana es una salida a corto plazo, cree controlar la situación. Madrid nos roba. Discurso primitivo, pero efectivo, cohesiona. Han sido años de atizar el fuego.
En principio, pocos son los adeptos al plan independentista, más bien lo instrumentalizan para ganar posiciones. La izquierda se divide, unos se unen al carro constitucional, sea por necesidad o convicción, otros aceptan el envite. Hay un acuerdo de base, pedir un referendo de autodeterminación. Votar. En Madrid, se le resta importancia. Los problemas no están en Cataluña. El Partido Popular (PP) se encuentra atascado en su corrupción, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) inmerso en una crisis de identidad, Izquierda Unida se torna irrelevante y Ciudadanos le roba espacio al PP.
Para unos, los más entusiastas, representantes de la Candidatura de Unidad Popular (CUP), patrocinadores de la propuesta, la proclamación de la república catalana es un proceso revolucionario, un acto constituyente que arrastra a todo el nacionalismo catalán, uniendo de forma inesperada a republicanos de derecha, democristianos, liberales, conservadores, progresistas e independentistas. ¿Cómo han llegado a tal conclusión? No hay mucho análisis, sólo una afirmación. Para la CUP, la decisión del Parlamento pone en entredicho el poder del Estado. Es el momento de alzarse contra la Corona haciendo trizas el régimen de 1978. Una oportunidad que no debe desaprovecharse. En esta perspectiva, el pueblo español se lanzaría a las calles de forma pacífica exigiendo un nuevo orden constitucional, producto de la crisis económica, la corrupción, el desempleo, el trabajo basura, las privatizaciones y el empobrecimiento generalizado de la clase media. Premisa grandilocuente para un estado de ánimo que se hizo carne en las elecciones generales y autonómicas de 2015 y 2016, donde entran en escena fuerzas emergentes. En Cataluña, Podemos, Ciudadanos e izquierda anticapitalista canalizan la regeneración política, entran en el Parlamento y los ayuntamientos. La derecha nacionalista se divide, CiU se rompe. El caso Puyol, los cobros irregulares merman la legitimidad del nacionalismo, el plan independentista cubre las vergüenzas y desvía la atención. Para la derecha nacionalista catalana es una salida a corto plazo, cree controlar la situación. Madrid nos roba. Discurso primitivo, pero efectivo, cohesiona. Han sido años de atizar el fuego.
En principio, pocos son los adeptos al plan independentista, más bien lo instrumentalizan para ganar posiciones. La izquierda se divide, unos se unen al carro constitucional, sea por necesidad o convicción, otros aceptan el envite. Hay un acuerdo de base, pedir un referendo de autodeterminación. Votar. En Madrid, se le resta importancia. Los problemas no están en Cataluña. El Partido Popular (PP) se encuentra atascado en su corrupción, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) inmerso en una crisis de identidad, Izquierda Unida se torna irrelevante y Ciudadanos le roba espacio al PP.
viernes, 27 de octubre de 2017
El mal cálculo de los independentistas: los errores de su estrategia
Vicenç Navarro, Público
Por lo visto, no calcularon los costes económicos de la transición a la independencia
Es sorprendente la falta de atención que el movimiento independentista en Cataluña ha dado a las posibles consecuencias negativas que pueda tener para la economía de Cataluña el desarrollo de su estrategia (lo que llaman “el procés”) para alcanzar su objetivo: la secesión de Cataluña del resto de España. En un artículo reciente en el diario pro independencia catalán ARA (“El coste de independizarse”, 21.10.17), el economista que escribe con mayor frecuencia en sus páginas, el Sr. Miquel Puig, señalaba que ningún economista perteneciente a tal sensibilidad política se había dado cuenta de los posibles costes que la Transición de la Cataluña actual a la futura Cataluña independiente significaría para la economía catalana. El artículo del Sr. Puig daba la razón a un editorial del mismo rotativo, escrito dos días antes, que se quejaba de que parecía que entre los independentistas no se hubiera pensado en el posible impacto negativo que tal transición podría tener en el desarrollo económico del país. En realidad, el autor de tal editorial era bastante generoso en su crítica a los economistas independentistas pues la realidad era incluso peor de lo que indicaba tal editorial, pues no solo no habían pensado en los costes de la Transición sino que, al contrario, habían promocionado una visión de tal Transición excesivamente optimista, presentando el procés como un camino de rosas que llevaría a una Cataluña más prospera; prosperidad que ocurriría casi al día siguiente que el Parlament de Catalunya aprobará la declaración unilateral de independencia. Las exageraciones (e incluso falsedades) del equipo económico del gobierno de Junts Pel Sí eran notorias como he señalado y mostrado en un artículo anterior (“Los problemas y los errores del independentismo” Público, 13.10.2017). Un comportamiento semejante ocurrió entre economistas próximos al Gobierno Junts Pel Si, como Sala i Marti (el gurú económico de la televisión pública TV3). Cualquier persona con un mínimo de objetividad, conocedora de la realidad del país, podía detectar fácilmente las exageraciones y falsedades promovidas por tales voces del independentismo.
Por lo visto, no calcularon los costes económicos de la transición a la independencia
Es sorprendente la falta de atención que el movimiento independentista en Cataluña ha dado a las posibles consecuencias negativas que pueda tener para la economía de Cataluña el desarrollo de su estrategia (lo que llaman “el procés”) para alcanzar su objetivo: la secesión de Cataluña del resto de España. En un artículo reciente en el diario pro independencia catalán ARA (“El coste de independizarse”, 21.10.17), el economista que escribe con mayor frecuencia en sus páginas, el Sr. Miquel Puig, señalaba que ningún economista perteneciente a tal sensibilidad política se había dado cuenta de los posibles costes que la Transición de la Cataluña actual a la futura Cataluña independiente significaría para la economía catalana. El artículo del Sr. Puig daba la razón a un editorial del mismo rotativo, escrito dos días antes, que se quejaba de que parecía que entre los independentistas no se hubiera pensado en el posible impacto negativo que tal transición podría tener en el desarrollo económico del país. En realidad, el autor de tal editorial era bastante generoso en su crítica a los economistas independentistas pues la realidad era incluso peor de lo que indicaba tal editorial, pues no solo no habían pensado en los costes de la Transición sino que, al contrario, habían promocionado una visión de tal Transición excesivamente optimista, presentando el procés como un camino de rosas que llevaría a una Cataluña más prospera; prosperidad que ocurriría casi al día siguiente que el Parlament de Catalunya aprobará la declaración unilateral de independencia. Las exageraciones (e incluso falsedades) del equipo económico del gobierno de Junts Pel Sí eran notorias como he señalado y mostrado en un artículo anterior (“Los problemas y los errores del independentismo” Público, 13.10.2017). Un comportamiento semejante ocurrió entre economistas próximos al Gobierno Junts Pel Si, como Sala i Marti (el gurú económico de la televisión pública TV3). Cualquier persona con un mínimo de objetividad, conocedora de la realidad del país, podía detectar fácilmente las exageraciones y falsedades promovidas por tales voces del independentismo.
martes, 24 de octubre de 2017
Similitudes y diferencias entre España y Venezuela
Pascual Serrano, Publico
El desarrollo de los acontecimientos en Cataluña está generando muchas discusiones en torno a la licitud, la legitimidad o la legalidad de algunos actos, bien por parte del Govern catalán bien por el español. Se debate, por ejemplo, si es el gobierno el que actúa de forma unilateral o lo hace con el aval de los jueces o tribunales, se debate también si unas acciones consideradas ilegales por los jueces logran legitimidad cuando son apoyadas por cientos de miles de personas en la calle. Todo ello, como no, tamizado por los medios de comunicación, que son el filtro con el que hace tiempo que los ciudadanos ven la realidad. Estos elementos me hacen apreciar algunas similitudes con Venezuela que vale la pena analizar para, entre otras cosas, dejar en evidencia el doble rasero de muchos. Sin embargo, existen algunos elementos diferentes que también debemos tener en cuenta. Veamos.
Similitudes:
Tanto en Venezuela como en Cataluña miles de manifestantes salieron a la calle con exigencias que no se ajustaban a las legislaciones vigentes ni contaban con el apoyo legislativo suficiente en los órganos competentes. En Venezuela pedían la dimisión del presidente y la suspensión de la elección de la Asamblea Constituyente (convocada por Maduro con el aval de la Constitución), ninguna de esas dos reivindicaciones contaban con apoyo legal. En Cataluña piden que sea vinculante el referéndum del 1 de octubre, lo cual tampoco se ajusta a la legalidad española.
El desarrollo de los acontecimientos en Cataluña está generando muchas discusiones en torno a la licitud, la legitimidad o la legalidad de algunos actos, bien por parte del Govern catalán bien por el español. Se debate, por ejemplo, si es el gobierno el que actúa de forma unilateral o lo hace con el aval de los jueces o tribunales, se debate también si unas acciones consideradas ilegales por los jueces logran legitimidad cuando son apoyadas por cientos de miles de personas en la calle. Todo ello, como no, tamizado por los medios de comunicación, que son el filtro con el que hace tiempo que los ciudadanos ven la realidad. Estos elementos me hacen apreciar algunas similitudes con Venezuela que vale la pena analizar para, entre otras cosas, dejar en evidencia el doble rasero de muchos. Sin embargo, existen algunos elementos diferentes que también debemos tener en cuenta. Veamos.
Reivindicaciones y manifestaciones
Similitudes:
Tanto en Venezuela como en Cataluña miles de manifestantes salieron a la calle con exigencias que no se ajustaban a las legislaciones vigentes ni contaban con el apoyo legislativo suficiente en los órganos competentes. En Venezuela pedían la dimisión del presidente y la suspensión de la elección de la Asamblea Constituyente (convocada por Maduro con el aval de la Constitución), ninguna de esas dos reivindicaciones contaban con apoyo legal. En Cataluña piden que sea vinculante el referéndum del 1 de octubre, lo cual tampoco se ajusta a la legalidad española.
lunes, 23 de octubre de 2017
Por qué las derechas y muchas izquierdas españolas no entienden o no quieren entender lo que pasa en Catalunya
Vicenç Navarro, Publico
Una de las razones que se dan con mayor frecuencia en círculos del establishment político-mediático español para explicar el crecimiento del independentismo en Catalunya es que la mayoría de la población catalana ha sido sujeta a un lavado de cerebro durante la mayoría de los años de gobierno en Catalunya por partidos nacionalistas catalanistas, lo que explica su creciente deseo de separarse del resto de España, deseo que sería fruto de su supuesto adoctrinamiento en un sentimiento anti-español. Ha habido voces, predominantemente de la derecha catalana, de orientación conservadora y/o neoliberal, que han ayudado a que se creara esta percepción a través de mensajes y eslóganes como “España nos roba”, con los que han contribuido a la extensión en España de tal lectura de lo que está ocurriendo en Catalunya. Las declaraciones en La Sexta Noche del que fue presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, y Ministro de Defensa durante el gobierno del PSOE (dirigido por el Sr. Zapatero), el Sr. José Bono, son un caso claro de este pensamiento dominante que atribuye lo que pasa en Catalunya a una manipulación de los sistemas públicos de información y de las instituciones públicas de reproducción de valores por parte de los partidos gobernantes en la Generalitat de Catalunya.
Sin negar la instrumentalización de tales medios por los gobiernos Pujol, Mas y Puigdemont (que yo he criticado extensamente), que se presenta incluso con mayor intensidad en las otras comunidades autónomas de España (donde los medios de información están también instrumentalizadas por los partidos gobernantes), tal hecho es insuficiente para explicar el creciente deseo que existe entre grandes sectores de la población catalana de separarse de España. Dicha manipulación de los medios de información por parte de los gobiernos nacionalistas catalanistas de la Generalitat de Catalunya ha sido constante durante más de treinta años de mandato y, sin embargo, el crecimiento del independentismo se ha dado solo recientemente y de una manera muy rápida, y muy en especial, desde que el Tribunal Constitucional del Estado español rechazó elementos muy importantes del Estatut propuesto por el gobierno catalán tripartito presidido por el socialista Pasqual Maragall (durante los pocos años que Catalunya ha estado gobernada por las izquierdas), y que fue aprobado por el Parlament, por las Cortes Españolas y refrendado, más tarde, por el pueblo de Catalunya.
Una de las razones que se dan con mayor frecuencia en círculos del establishment político-mediático español para explicar el crecimiento del independentismo en Catalunya es que la mayoría de la población catalana ha sido sujeta a un lavado de cerebro durante la mayoría de los años de gobierno en Catalunya por partidos nacionalistas catalanistas, lo que explica su creciente deseo de separarse del resto de España, deseo que sería fruto de su supuesto adoctrinamiento en un sentimiento anti-español. Ha habido voces, predominantemente de la derecha catalana, de orientación conservadora y/o neoliberal, que han ayudado a que se creara esta percepción a través de mensajes y eslóganes como “España nos roba”, con los que han contribuido a la extensión en España de tal lectura de lo que está ocurriendo en Catalunya. Las declaraciones en La Sexta Noche del que fue presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, y Ministro de Defensa durante el gobierno del PSOE (dirigido por el Sr. Zapatero), el Sr. José Bono, son un caso claro de este pensamiento dominante que atribuye lo que pasa en Catalunya a una manipulación de los sistemas públicos de información y de las instituciones públicas de reproducción de valores por parte de los partidos gobernantes en la Generalitat de Catalunya.
Sin negar la instrumentalización de tales medios por los gobiernos Pujol, Mas y Puigdemont (que yo he criticado extensamente), que se presenta incluso con mayor intensidad en las otras comunidades autónomas de España (donde los medios de información están también instrumentalizadas por los partidos gobernantes), tal hecho es insuficiente para explicar el creciente deseo que existe entre grandes sectores de la población catalana de separarse de España. Dicha manipulación de los medios de información por parte de los gobiernos nacionalistas catalanistas de la Generalitat de Catalunya ha sido constante durante más de treinta años de mandato y, sin embargo, el crecimiento del independentismo se ha dado solo recientemente y de una manera muy rápida, y muy en especial, desde que el Tribunal Constitucional del Estado español rechazó elementos muy importantes del Estatut propuesto por el gobierno catalán tripartito presidido por el socialista Pasqual Maragall (durante los pocos años que Catalunya ha estado gobernada por las izquierdas), y que fue aprobado por el Parlament, por las Cortes Españolas y refrendado, más tarde, por el pueblo de Catalunya.
sábado, 14 de octubre de 2017
Los problemas y errores del independentismo catalán
Vicenç Navarro, Publico
Catalunya está viviendo la mayor crisis social, política, y pronto veremos la económica, que haya existido en la época democrática. He mostrado con detalle en otro artículo las dimensiones de la gran crisis social en Catalunya, la mayor en este siglo y finales del anterior (“El mayor problema que tiene hoy Catalunya del cual no se habla: la crisis social” Público, 30 de Junio 2017). Y a esta crisis social se le ha añadido la enorme crisis política en la que las instituciones de la Generalitat eran intervenidas por el Estado central, con la posibilidad (que tiene elevada probabilidad) de que se reduzcan todavía más las capacidades de decisión y gestión de las instituciones públicas de Catalunya por parte del Gobierno catalán. Por otra parte, el temor de que las grandes tensiones políticas que están ocurriendo en Catalunya afecten a las grandes empresas basadas en Catalunya ha determinado una huida masiva de muchas empresas, desplazándose a otras partes de España, creándose con ello la crisis económica.
Ni que decir tiene que la mayor responsabilidad de lo que ocurre en Catalunya se debe a las políticas desarrolladas, aplicadas e impuestas por el Estado central español, gobernado por el Partido Popular liderado por el Sr. Mariano Rajoy. Ahora bien, sin implicar una igualdad de responsabilidades o equidistancia de razones, el hecho es que el gobierno de Junts Pel Sí, es también, responsable de cada una de estas crisis, hecho que, aun cuando se acentúa (e incluso se exagera) en los medios basados en Madrid, se ignora en gran número de los medios basados en Barcelona, controlados (los públicos), y altamente influenciados (los privados debido a generosas subvenciones públicas) por el gobierno independentista de la Generalitat de Catalunya. Puesto que ya he analizado críticamente el Estado central y el gobierno Rajoy en otros artículos (ver “La necesaria movilización de las fuerzas democráticas frente a los herederos del franquismo” Público, 28 de Septiembre 2017), intento ahora centrarme en el comportamiento del gobierno Junts Pel Sí, mostrando que tiene su parte de responsabilidad en las enormes crisis que cito al inicio del artículo.
Catalunya está viviendo la mayor crisis social, política, y pronto veremos la económica, que haya existido en la época democrática. He mostrado con detalle en otro artículo las dimensiones de la gran crisis social en Catalunya, la mayor en este siglo y finales del anterior (“El mayor problema que tiene hoy Catalunya del cual no se habla: la crisis social” Público, 30 de Junio 2017). Y a esta crisis social se le ha añadido la enorme crisis política en la que las instituciones de la Generalitat eran intervenidas por el Estado central, con la posibilidad (que tiene elevada probabilidad) de que se reduzcan todavía más las capacidades de decisión y gestión de las instituciones públicas de Catalunya por parte del Gobierno catalán. Por otra parte, el temor de que las grandes tensiones políticas que están ocurriendo en Catalunya afecten a las grandes empresas basadas en Catalunya ha determinado una huida masiva de muchas empresas, desplazándose a otras partes de España, creándose con ello la crisis económica.
Ni que decir tiene que la mayor responsabilidad de lo que ocurre en Catalunya se debe a las políticas desarrolladas, aplicadas e impuestas por el Estado central español, gobernado por el Partido Popular liderado por el Sr. Mariano Rajoy. Ahora bien, sin implicar una igualdad de responsabilidades o equidistancia de razones, el hecho es que el gobierno de Junts Pel Sí, es también, responsable de cada una de estas crisis, hecho que, aun cuando se acentúa (e incluso se exagera) en los medios basados en Madrid, se ignora en gran número de los medios basados en Barcelona, controlados (los públicos), y altamente influenciados (los privados debido a generosas subvenciones públicas) por el gobierno independentista de la Generalitat de Catalunya. Puesto que ya he analizado críticamente el Estado central y el gobierno Rajoy en otros artículos (ver “La necesaria movilización de las fuerzas democráticas frente a los herederos del franquismo” Público, 28 de Septiembre 2017), intento ahora centrarme en el comportamiento del gobierno Junts Pel Sí, mostrando que tiene su parte de responsabilidad en las enormes crisis que cito al inicio del artículo.
jueves, 12 de octubre de 2017
La represión mediática del diario ‘El País’
Vicenç Navarro, Publico
Bajo la dirección de Antonio Caño, El País está alcanzando un nivel de sectarismo, manipulación y promoción de falsedades que está convirtiendo a tal rotativo en un mero instrumento de propaganda en defensa del status quo, especialmente hostil a las nuevas formaciones progresistas que lo cuestionan, utilizando todos los medios para destruir a los que la dirección de tal rotativo considera sus adversarios.
Ya denuncié en su día tal comportamiento, que alcanzó su máxima expresión cuando presentó la ovación que recibió el ex alcalde Pasqual Maragall en el estadio de la Vall d’Hebrón (totalmente abarrotado de gente -3.500 personas- para escuchar a Pablo Iglesias) como un abucheo. El gran aplauso que el popular ex alcalde de Barcelona recibió al entrar en el estadio se convirtió en un abucheo en el informe escrito al día siguiente por el corresponsal de tal rotativo, el Sr. Francesco Manetto. Y, como era de esperar, esta noticia fue reproducida en muchas otras contribuciones en tal diario, como en la columna del intelectual orgánico del pujolismo, el Sr. Joan B. Culla, que se refirió a tal supuesto abucheo como un claro indicador del supuesto anticatalanismo de Podemos. Escribí al rotativo pidiendo que corrigieran dicha información, sin recibir respuesta alguna. Jamás hicieron la corrección (ver mi artículo Manipulaciones y Mentiras en El País). Yo he sido víctima de insultos y falsedades frecuentemente, sin que nunca hayan publicado mis respuestas.
La última manipulación y falsificación de El País: la cobertura de lo que pasa en Catalunya
Bajo la dirección de Antonio Caño, El País está alcanzando un nivel de sectarismo, manipulación y promoción de falsedades que está convirtiendo a tal rotativo en un mero instrumento de propaganda en defensa del status quo, especialmente hostil a las nuevas formaciones progresistas que lo cuestionan, utilizando todos los medios para destruir a los que la dirección de tal rotativo considera sus adversarios.
Ya denuncié en su día tal comportamiento, que alcanzó su máxima expresión cuando presentó la ovación que recibió el ex alcalde Pasqual Maragall en el estadio de la Vall d’Hebrón (totalmente abarrotado de gente -3.500 personas- para escuchar a Pablo Iglesias) como un abucheo. El gran aplauso que el popular ex alcalde de Barcelona recibió al entrar en el estadio se convirtió en un abucheo en el informe escrito al día siguiente por el corresponsal de tal rotativo, el Sr. Francesco Manetto. Y, como era de esperar, esta noticia fue reproducida en muchas otras contribuciones en tal diario, como en la columna del intelectual orgánico del pujolismo, el Sr. Joan B. Culla, que se refirió a tal supuesto abucheo como un claro indicador del supuesto anticatalanismo de Podemos. Escribí al rotativo pidiendo que corrigieran dicha información, sin recibir respuesta alguna. Jamás hicieron la corrección (ver mi artículo Manipulaciones y Mentiras en El País). Yo he sido víctima de insultos y falsedades frecuentemente, sin que nunca hayan publicado mis respuestas.
La última manipulación y falsificación de El País: la cobertura de lo que pasa en Catalunya
miércoles, 11 de octubre de 2017
Cataluña y la fractura de España
Alejandro Nadal, La Jornada
El Fondo Monetario Internacional y su máquina de relaciones públicas en la prensa internacional de negocios alaban hoy la recuperación de la economía española. Presentan la tasa de crecimiento del PIB para este y los pasados dos años como prueba de que sus políticas de austeridad y responsabilidad financiera sí funcionan. Pero tantos elogios a la gestión económica del gobierno central del reino de España no pueden maquillar las cicatrices que dejó la debacle. En buena medida la quiebra política que hoy atraviesa el Estado español es producto de esa crisis del capitalismo neoliberal que insiste en seguir queriendo marcar el derrotero de España y de toda Europa.
El mismo día que el presidente del gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, anunciaba la declaración de independencia y solicitaba suspender sus efectos en aras del diálogo, en Madrid la comisión del Congreso sobre la investigación de la crisis financiera ha rechazado la iniciativa que pedía la comparecencia de los ex presidentes de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar. El portavoz del Partido Popular en la comisión ha explicado que su grupo rechazó la comparecencia de los ex presidentes del Gobierno porque ya se había citado a los responsables económicos de estos jefes del Ejecutivo. Es un hecho extraordinario que revela la quiebra política del Estado español.
Esta era una decisión esperada. La comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro no sólo ha rechazado llamar a comparecer a los presidentes de Gobierno en los años aciagos del rescate bancario, sino que ha puesto a salvo también a los presidentes de los grandes bancos y constructoras evitándoles el trabajo y la pena de rendir su testimonio en el curso de las investigaciones sobre el gran rescate bancario.
El Fondo Monetario Internacional y su máquina de relaciones públicas en la prensa internacional de negocios alaban hoy la recuperación de la economía española. Presentan la tasa de crecimiento del PIB para este y los pasados dos años como prueba de que sus políticas de austeridad y responsabilidad financiera sí funcionan. Pero tantos elogios a la gestión económica del gobierno central del reino de España no pueden maquillar las cicatrices que dejó la debacle. En buena medida la quiebra política que hoy atraviesa el Estado español es producto de esa crisis del capitalismo neoliberal que insiste en seguir queriendo marcar el derrotero de España y de toda Europa.
El mismo día que el presidente del gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, anunciaba la declaración de independencia y solicitaba suspender sus efectos en aras del diálogo, en Madrid la comisión del Congreso sobre la investigación de la crisis financiera ha rechazado la iniciativa que pedía la comparecencia de los ex presidentes de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero y José María Aznar. El portavoz del Partido Popular en la comisión ha explicado que su grupo rechazó la comparecencia de los ex presidentes del Gobierno porque ya se había citado a los responsables económicos de estos jefes del Ejecutivo. Es un hecho extraordinario que revela la quiebra política del Estado español.
Esta era una decisión esperada. La comisión del Congreso que investiga la crisis financiera, el rescate bancario y la quiebra de las cajas de ahorro no sólo ha rechazado llamar a comparecer a los presidentes de Gobierno en los años aciagos del rescate bancario, sino que ha puesto a salvo también a los presidentes de los grandes bancos y constructoras evitándoles el trabajo y la pena de rendir su testimonio en el curso de las investigaciones sobre el gran rescate bancario.
sábado, 7 de octubre de 2017
España: el inicio del fin del régimen del 78
Vicenç Navarro, Público
Como indiqué en un artículo anterior reciente (La necesaria movilización de las fuerzas democráticas frente a los herederos del franquismo), ha habido siempre dos visiones de lo que es España. Una ha sido la dominante, que alcanzó su máximo desarrollo durante la dictadura franquista, y que ha continuado durante todo el periodo postdictatorial democrático, como consecuencia del gran dominio que las fuerzas conservadoras tuvieron sobre el aparato del Estado y sobre la gran mayoría de los medios de información en el proceso de transición de la dictadura a la democracia, mal definido como modélico. Tal visión es la uninacional, presentando a España como la única nación existente de la península ibérica no portuguesa, y que se encuentra reflejada en un Estado monárquico centrado en la capital del Reino, Madrid (que tiene poco que ver con el Madrid popular), de la cual irradian todas las otras regiones, situación claramente reflejada en su sistema de transporte radial, tomando la capital como punto de llegada y de salida de cualquier vía de trasporte. Tal visión de España ha sido históricamente la característica de las derechas españolas. Ni que decir tiene que han ocurrido cambios importantes en este Estado uninacional que han diluido algo su centralismo. Pero, por lo general, este ha mantenido las principales características del Estado uninacional, en cuyos aparatos continúa reinando la cultura heredada del régimen dictatorial anterior, incluyendo su uninacionalidad.
La otra visión es la plurinacional, que piensa que en España hay varias naciones con distintos idiomas y culturas que deben asociarse voluntariamente y no por la fuerza, con soberanías que puedan compartirse si así lo desean. Esta última visión es la más arraigada en la cultura republicana, promovida históricamente por las izquierdas. Alcanzó su máxima expresión durante la II República, que fue interrumpida por un golpe militar (ayudado por tropas del régimen nazi alemán y del fascista italiano) estimulado por las derechas, realizado por unas tropas que se definieron a sí mismas como las “nacionales”, que dijeron defender la Unidad de España, unidad que, por cierto, nadie estaba cuestionando. Lo que el president Companys de la Generalitat de Catalunya estaba pidiendo no era la desunión, sino la redefinición de España. El president Companys, lejos de ser secesionista, se consideraba español y quería ayudar a establecer una nueva España. Era altamente popular, no solo en Catalunya, sino también en el resto de España. Un indicador de ello es que cuando fue liberado de la cárcel de Cádiz, fue aclamado por la población de las distintas ciudades españolas que tuvo que atravesar en su vuelta a Barcelona. Esta visión plurinacional fue brutalmente reprimida (el president Companys fue fusilado) durante la dictadura, siendo considerada como la anti-España. Tal visión plurinacional fue también la que estaba en los programas de todos los partidos de izquierda, tanto catalanes como españoles, durante la resistencia antifascista. Todos ellos apoyaron el derecho de autodeterminación (lo que ahora se llama el derecho a decidir), garantizando así una unión voluntaria y no forzada de los distintos pueblos y naciones de España.
Como indiqué en un artículo anterior reciente (La necesaria movilización de las fuerzas democráticas frente a los herederos del franquismo), ha habido siempre dos visiones de lo que es España. Una ha sido la dominante, que alcanzó su máximo desarrollo durante la dictadura franquista, y que ha continuado durante todo el periodo postdictatorial democrático, como consecuencia del gran dominio que las fuerzas conservadoras tuvieron sobre el aparato del Estado y sobre la gran mayoría de los medios de información en el proceso de transición de la dictadura a la democracia, mal definido como modélico. Tal visión es la uninacional, presentando a España como la única nación existente de la península ibérica no portuguesa, y que se encuentra reflejada en un Estado monárquico centrado en la capital del Reino, Madrid (que tiene poco que ver con el Madrid popular), de la cual irradian todas las otras regiones, situación claramente reflejada en su sistema de transporte radial, tomando la capital como punto de llegada y de salida de cualquier vía de trasporte. Tal visión de España ha sido históricamente la característica de las derechas españolas. Ni que decir tiene que han ocurrido cambios importantes en este Estado uninacional que han diluido algo su centralismo. Pero, por lo general, este ha mantenido las principales características del Estado uninacional, en cuyos aparatos continúa reinando la cultura heredada del régimen dictatorial anterior, incluyendo su uninacionalidad.
La otra visión es la plurinacional, que piensa que en España hay varias naciones con distintos idiomas y culturas que deben asociarse voluntariamente y no por la fuerza, con soberanías que puedan compartirse si así lo desean. Esta última visión es la más arraigada en la cultura republicana, promovida históricamente por las izquierdas. Alcanzó su máxima expresión durante la II República, que fue interrumpida por un golpe militar (ayudado por tropas del régimen nazi alemán y del fascista italiano) estimulado por las derechas, realizado por unas tropas que se definieron a sí mismas como las “nacionales”, que dijeron defender la Unidad de España, unidad que, por cierto, nadie estaba cuestionando. Lo que el president Companys de la Generalitat de Catalunya estaba pidiendo no era la desunión, sino la redefinición de España. El president Companys, lejos de ser secesionista, se consideraba español y quería ayudar a establecer una nueva España. Era altamente popular, no solo en Catalunya, sino también en el resto de España. Un indicador de ello es que cuando fue liberado de la cárcel de Cádiz, fue aclamado por la población de las distintas ciudades españolas que tuvo que atravesar en su vuelta a Barcelona. Esta visión plurinacional fue brutalmente reprimida (el president Companys fue fusilado) durante la dictadura, siendo considerada como la anti-España. Tal visión plurinacional fue también la que estaba en los programas de todos los partidos de izquierda, tanto catalanes como españoles, durante la resistencia antifascista. Todos ellos apoyaron el derecho de autodeterminación (lo que ahora se llama el derecho a decidir), garantizando así una unión voluntaria y no forzada de los distintos pueblos y naciones de España.
jueves, 5 de octubre de 2017
Cataluña: cuando la democracia es ilegal
Alejandro Nadal, La Jornada
Europa es testigo de la movilización popular y del ejercicio de disciplina civil más importantes en su historia contemporánea. Es la enseñanza que ha dado Cataluña, lección que tiene múltiples perfiles. Entre otras cosas, Cataluña ha vuelto a mostrar que la democracia no es compatible con la injusticia, y mucho menos con la represión.
Pero hay otro corolario que se desprende de los hechos del primero de octubre. La fractura del reino de España es absoluta y no tiene compostura. En sus obsoletas ideas de Estado ha demostrado por la vía de los hechos que la democracia es ilegal, peligrosa y que no será tolerada. Las declaraciones del rey de España y los actos de gobierno del señor Mariano Rajoy, presidente del gobierno, no dejan lugar a dudas: la esencia del franquismo no es ajena a la política de clase que impera en el reino de España. La unidad de España antes que nada, incluso antes del diálogo político y antes que la razón de la justicia.
Aunque la corrupción contamina la clase política que hoy condena el referendo del primero de octubre, sus miembros no han titubeado en apoyar el peor acto de represión en gran escala que se ha presentado en los últimos cuatro decenios en España. Olvidan que la represión puede frenar momentáneamente un proceso político, pero no lo puede desaparecer. Las imágenes de las cargas de la policía nacional y la guardia civil en contra de manifestantes, votantes, funcionarios electorales marcarán por siempre la bancarrota política del gobierno español. Pero aun con el lujo de la fuerza, el gobierno en Madrid no ha podido desarticular el referendo. Rajoy ha olvidado el sabio consejo de Talleyrand a Napoleón, Sire, las bayonetas sirven para muchas cosas, pero no para sentarse sobre ellas.
Europa es testigo de la movilización popular y del ejercicio de disciplina civil más importantes en su historia contemporánea. Es la enseñanza que ha dado Cataluña, lección que tiene múltiples perfiles. Entre otras cosas, Cataluña ha vuelto a mostrar que la democracia no es compatible con la injusticia, y mucho menos con la represión.
Pero hay otro corolario que se desprende de los hechos del primero de octubre. La fractura del reino de España es absoluta y no tiene compostura. En sus obsoletas ideas de Estado ha demostrado por la vía de los hechos que la democracia es ilegal, peligrosa y que no será tolerada. Las declaraciones del rey de España y los actos de gobierno del señor Mariano Rajoy, presidente del gobierno, no dejan lugar a dudas: la esencia del franquismo no es ajena a la política de clase que impera en el reino de España. La unidad de España antes que nada, incluso antes del diálogo político y antes que la razón de la justicia.
Aunque la corrupción contamina la clase política que hoy condena el referendo del primero de octubre, sus miembros no han titubeado en apoyar el peor acto de represión en gran escala que se ha presentado en los últimos cuatro decenios en España. Olvidan que la represión puede frenar momentáneamente un proceso político, pero no lo puede desaparecer. Las imágenes de las cargas de la policía nacional y la guardia civil en contra de manifestantes, votantes, funcionarios electorales marcarán por siempre la bancarrota política del gobierno español. Pero aun con el lujo de la fuerza, el gobierno en Madrid no ha podido desarticular el referendo. Rajoy ha olvidado el sabio consejo de Talleyrand a Napoleón, Sire, las bayonetas sirven para muchas cosas, pero no para sentarse sobre ellas.
Publicado por
mamvas
en
6:32 p.m.
0
comments
Tags:
Capitalismo Salvaje,
Catalunya,
España,
Hegemonía y Dominación,
Neoliberalismo
martes, 3 de octubre de 2017
La vergüenza de Europa: violentos altercados en el referéndum catalán
Marc Masmiquel, Alainet
El 1 de octubre de 2017 había convocado un referéndum organizado por la Generalidad de Cataluña, el gobierno catalán, democráticamente elegido en las urnas. Sin embargo, a pesar del ingente y mayoritario apoyo de los ciudadanos y gobiernos municipales fue duramente reprimido por los cuerpos policiales del Gobierno español, bajo órdenes de Mariano Rajoy y su ministro del Interior Juan Ignacio Zoido.
El resultado de las cargas policiales ha sido de 844 heridos. Todo el plan gubernamental del gabinete de Rajoy contra el referéndum ha destinado más de 10.000 efectivos de los cuerpos de seguridad del estado, así como el corte indiscriminado de páginas web de la Generalitat de Catalunya y web ciudadanas de apoyo a las votaciones.
La pregunta del referéndum del 1-O es la siguiente: “¿Quiere que Catalunya sea un estado independiente en forma de república?”.
El referéndum de independencia de Cataluña de 2017 es un referéndum de autodeterminación de la comunidad autónoma española de Cataluña convocado por la Generalidad de Cataluña para el 1 de octubre de 2017. La Ley del Referéndum que lo haría posible, aprobada el 6 de septiembre por el Parlamento de Cataluña con los votos a favor de los parlamentarios de Junts pel Sí y la CUP, fue suspendida por el Tribunal Constitucional español al día siguiente, órgano al que Puigdemont, el presidente de la Generalidad, afirmó que se ignoraría en base a la propia legislación catalana, que sí lo aprobaba y garantizaba. Hay referentes diversos de procesos de referéndums de autodeterminación, como en Escocia (2014) y en Quebec (1995).
El régimen de Rajoy se descubre ante el mundo
David Bollero, Público
El régimen de Rajoy, esa suerte de neoautoritarismo que ejerce en connivencia con Ciudadanos, se descubrió ayer ante todo el mundo. No hay marcha atrás, no hay posibles excusas. Las imágenes del 1 de octubre, tanto en fotografía como en vídeo, son de tal crudeza que no hay argumento posible que pueda esgrimir la derecha para justificarlas. Por este motivo, la lluvía de críticas por parte de fuerzas políticas desde el exterior no ha hecho sino empezar, tras haber visto en los propios periódicos de sus países la cobertura de un 1 de octubre que devolvió a los grises a las calles.
Con un balance de 844 heridos, escuchar a Rajoy decir que ayer se actuó con ley y nada más que con la ley le delata como un gobernante de una España en blanco y negro. Todas las personas que consideran que la actuación de Policía Nacional y Guardia Civil fue proporcional están equivocadas e ignoran las decenas y decenas de denuncias que ya se han interpuesto por brutalidad policial.
El hecho de que Rajoy y sus secuaces consideraran que actuar con esa contundencia era una acto de fortaleza y lo revistieran de Estado de Derecho no es más que un reflejo de cómo se ha gestionado el asunto catalán durante los últimos cinco años. Y de aquellos polvos, estos lodos.
Tanto Rajoy como Puigdemont concibieron la celebración del referéndum como un duelo para demostrar quién aguantaría mejor el envite del contrario. Ganó por goleada el independentista.
El régimen de Rajoy, esa suerte de neoautoritarismo que ejerce en connivencia con Ciudadanos, se descubrió ayer ante todo el mundo. No hay marcha atrás, no hay posibles excusas. Las imágenes del 1 de octubre, tanto en fotografía como en vídeo, son de tal crudeza que no hay argumento posible que pueda esgrimir la derecha para justificarlas. Por este motivo, la lluvía de críticas por parte de fuerzas políticas desde el exterior no ha hecho sino empezar, tras haber visto en los propios periódicos de sus países la cobertura de un 1 de octubre que devolvió a los grises a las calles.
Con un balance de 844 heridos, escuchar a Rajoy decir que ayer se actuó con ley y nada más que con la ley le delata como un gobernante de una España en blanco y negro. Todas las personas que consideran que la actuación de Policía Nacional y Guardia Civil fue proporcional están equivocadas e ignoran las decenas y decenas de denuncias que ya se han interpuesto por brutalidad policial.
El hecho de que Rajoy y sus secuaces consideraran que actuar con esa contundencia era una acto de fortaleza y lo revistieran de Estado de Derecho no es más que un reflejo de cómo se ha gestionado el asunto catalán durante los últimos cinco años. Y de aquellos polvos, estos lodos.
Tanto Rajoy como Puigdemont concibieron la celebración del referéndum como un duelo para demostrar quién aguantaría mejor el envite del contrario. Ganó por goleada el independentista.
miércoles, 28 de octubre de 2015
Los enormes costes del olvido histórico: el caso Companys
Vicenç Navarro, Público.es
Una de las mayores consecuencias del enorme dominio que las fuerzas conservadoras, herederas de aquellas que realizaron el golpe militar en el año 1936 en contra de un gobierno democráticamente elegido, y que más tarde controlaron el Estado dictatorial, fue el forzado silencio y olvido que se impuso a la población sobre los hechos que habían ocurrido durante la II República, lo cual facilitó todo tipo de tergiversaciones y manipulaciones a fin de servir a los intereses de los partidos gobernantes a lo largo del territorio español.
Un caso reciente es la presentación de la figura de Lluís Companys, President de la Generalitat de Catalunya, que lo fue durante el periodo republicano del 1934 al 1939, y más tarde en el exilio hasta que fue capturado por la Gestapo y trasladado a Catalunya, siendo fusilado el día 15 de octubre del año 1940. La dictadura, que tipificó la visión extrema del Estado jacobino uninacional, presentó al President Companys como el máximo exponente del secesionismo y del independentismo catalán, considerándolo como uno de los mayores enemigos de España. Esta visión es también compartida por gran parte de movimientos independentistas que últimamente, y a raíz del 75 aniversario de su asesinato, han intentado reivindicar tal figura como un líder histórico de tal movimiento independentista. En esta campaña ha jugado un papel central el gobierno independentista catalán, dirigido por el President Artur Mas de la Generalitat de Catalunya. Este proyecto de apropiación de la figura de Lluís Companys por parte de los nacionalistas conservadores catalanes, hoy independentistas, no deja de ser paradójico, pues el President Companys nunca fue muy popular entre tales derechas, debido a que, sin lugar a dudas, fue el President de la Generalitat más de izquierdas que haya existido, debido, en parte, al contexto cuasi revolucionario en el que vivió.
Una de las mayores consecuencias del enorme dominio que las fuerzas conservadoras, herederas de aquellas que realizaron el golpe militar en el año 1936 en contra de un gobierno democráticamente elegido, y que más tarde controlaron el Estado dictatorial, fue el forzado silencio y olvido que se impuso a la población sobre los hechos que habían ocurrido durante la II República, lo cual facilitó todo tipo de tergiversaciones y manipulaciones a fin de servir a los intereses de los partidos gobernantes a lo largo del territorio español.
Un caso reciente es la presentación de la figura de Lluís Companys, President de la Generalitat de Catalunya, que lo fue durante el periodo republicano del 1934 al 1939, y más tarde en el exilio hasta que fue capturado por la Gestapo y trasladado a Catalunya, siendo fusilado el día 15 de octubre del año 1940. La dictadura, que tipificó la visión extrema del Estado jacobino uninacional, presentó al President Companys como el máximo exponente del secesionismo y del independentismo catalán, considerándolo como uno de los mayores enemigos de España. Esta visión es también compartida por gran parte de movimientos independentistas que últimamente, y a raíz del 75 aniversario de su asesinato, han intentado reivindicar tal figura como un líder histórico de tal movimiento independentista. En esta campaña ha jugado un papel central el gobierno independentista catalán, dirigido por el President Artur Mas de la Generalitat de Catalunya. Este proyecto de apropiación de la figura de Lluís Companys por parte de los nacionalistas conservadores catalanes, hoy independentistas, no deja de ser paradójico, pues el President Companys nunca fue muy popular entre tales derechas, debido a que, sin lugar a dudas, fue el President de la Generalitat más de izquierdas que haya existido, debido, en parte, al contexto cuasi revolucionario en el que vivió.
Publicado por
mamvas
en
6:01 a.m.
0
comments
Tags:
Catalunya,
España,
Hegemonía y Dominación,
Historia
miércoles, 26 de febrero de 2014
Los cambios del socialismo español durante la transición
Vicenç Navarro, Sistema Digital
En España siempre ha habido, a lo largo de su historia, dos concepciones de España. Una, la España de siempre, continuadora de la España imperial, basada en la Corona de Castilla (lo que explica que la lengua oficial de España sea el castellano), con una visión jacobina del Estado, dominado este por la Monarquía, el Ejército, la Iglesia y los poderes fácticos –económicos y financieros– que dominan la vida económica y política del país. Esta España, centrada en Madrid, la capital del reino, es la que tiene como himno la Marcha Real, y como bandera la bandera borbónica. Su jefatura ha ido variando de monarcas a dictadores, y de dictadores a monarcas. Su Estado nunca ha respetado la plurinacionalidad de España. Un indicador de esta visión de España se conserva todavía en su sistema de transporte ferroviario, de claro carácter radial. Ir de Barcelona a Madrid lleva dos horas y media en AVE. Ir de Barcelona a Bilbao, la misma distancia, lleva algo más de seis horas.
En España siempre ha habido, a lo largo de su historia, dos concepciones de España. Una, la España de siempre, continuadora de la España imperial, basada en la Corona de Castilla (lo que explica que la lengua oficial de España sea el castellano), con una visión jacobina del Estado, dominado este por la Monarquía, el Ejército, la Iglesia y los poderes fácticos –económicos y financieros– que dominan la vida económica y política del país. Esta España, centrada en Madrid, la capital del reino, es la que tiene como himno la Marcha Real, y como bandera la bandera borbónica. Su jefatura ha ido variando de monarcas a dictadores, y de dictadores a monarcas. Su Estado nunca ha respetado la plurinacionalidad de España. Un indicador de esta visión de España se conserva todavía en su sistema de transporte ferroviario, de claro carácter radial. Ir de Barcelona a Madrid lleva dos horas y media en AVE. Ir de Barcelona a Bilbao, la misma distancia, lleva algo más de seis horas.
Publicado por
mamvas
en
11:26 a.m.
0
comments
Tags:
Catalunya,
Crisis Mundial,
España,
Vicenç Navarro
Suscribirse a:
Entradas (Atom)