José Steinsleger, La Jornada
La comunidad mundial de judíos asciende a 14/15 millones, de los cuales 80 por ciento reside en la entidad neocolonial llamada Israel y en Estados Unidos, seguidos por Australia (950 mil), Francia (400 mil), Canadá (392), Reino Unido (272), Ucrania (260), y Argentina (180-250 mil), país gobernado por un personaje que presume de ser el “primer presidente anarcocapitalista del mundo, y primer presidente judío… espiritualmente” (sic). En una entrevista con la televisión italiana, Javier Milei afirmó: “Soy católico y también practico un poco de judaísmo”.
En diciembre, luego de cumplir con el protocolo de asunción y el juramento que invoca a Dios, la patria y los Santos Evangelios, el presidente salió a la calle, y dando las espaldas al Congreso de la Nación manifestó frente a una multitud que enarbolaba banderas de Israel y Argentina: “No es casualidad que esta inauguración presidencial ocurra durante la fiesta de Jánuca (o Hanukkah), ya que la misma celebra la verdadera esencia de la libertad”.
Algunos medios recordaron que la Jánuca conmemora la revuelta victoriosa de los judeo-macabeos (seguidores de Judas Macab), contra el imperio griego seleúcida (Palestina, 167-160 aC). Así como el sentido de la frase que cerró su discurso, tomada del primer Libro de los Macabeos: “La victoria para la batalla no depende de la cantidad de soldados, sino de las fuerzas que vienen del cielo” (3:19). Libro de incierta autoría (no figura en el Antiguo Testamento), y frase usada por las actuales “Fuerzas de Defensa de Israel”, que bien puede invocar la resistencia palestina. Porque al fin de cuentas, la Jánuca celebra “la lucha de los desposeídos que no se dejaron pisotear” (Pablo Méndez Shiff, Página 12, 18/12/23).
Sin embargo, Milei no se hace bolas con la hermenéutica de los textos sagrados. Y quienes traten de saber algo más en torno al asunto, deben pasar por el filtro de su hermana Karina, la todopoderosa secretaria general de la Presidencia. “Karina es Moisés y yo soy el que divulga. Soy sólo un divulgador. Ella es el mesías”, dice Milei.
¿Un impostor del judaismo? Negativo. Milei está convencido del orden natural y espontáneo, que Dios es libertario, y que su mandato reviste características divinas. Gelatina mental que, según el sociólogo argentino Ariel Goldstein, “sincretiza elementos del ultracatolicismo, el evangelismo conservador y el judaísmo ortodoxo”. En efecto. Ahí tenemos a su vicepresidenta Victoria Villarruel, abogada del sector más retrógrado del Poder Judicial, alineada con el catolicismo preconciliar, negadora del terrorismo de Estado (1976-83) y defensora de los genocidas que cumplen condena en prisión.
Los biógrafos no autorizados aseguran que Milei adhirió a la fe judaica en 2017, por mediación de Eduardo Elsztain, el terrateniente más poderoso de Argentina y sostén de la Jabad Lubavitch, una secta (o “dinastía”) minoritaria y económicamente poderosa del judaísmo ultraconservador.
Lo singular es que la Jabad Lubavitch no es sionista, niega a Israel como “tierra prometida”, no suele cantar el himno (Hativka), y tampoco reconoce el día de la mal llamada “independencia” (Iom Hatzmaut). O sea, el día en que las “fuerzas del cielo” judeosionistas empezaron el genocidio del pueblo palestino (Nakba, 14 de mayo de 1948).
Con sede en Nueva York, la Jabad Lubavitch reconoce como “auténtico mesías” a Menachem Mendel Schneerson (1902-94), calificado de idólatra y hereje por el no menos ultraconservador Ovadia Yosef (1920-2013), gran rabino de Israel. Otro personaje que, a su vez, la sionista Liga Antidifamación de Estados Unidos, denunció por fomentar el odio al decir (Ovadia), que “los no judíos sólo existen para servir a los judíos”, a más de compararlos con los burros.
Embrollos que sería arduo saber cómo se conectan en las neuronas de Milei. Después de todo, islámicos y cristianos también cuentan con múltiples iglesias, ramas y sectas. Aunque es posible que, dada su fe en el anarcocapitalismo, el hoy presidente de los argentinos levitó de puro amor cuando supo de los fuertes lazos de la Jabad con los aguerridos templarios de Wall Street.
Otro hecho singular tuvo lugar el 10 de abril en Miami, día en que Milei recibió de la Jabad Lubavitch el título de “Embajador Internacional de la Luz” (sic), que hasta ese momento, no existía. Pero como donde hay uno hay dos, su hermana Karina también recibió igual galardón por “su inquebrantable dedicación a difundir la libertad la esperanza y la positividad frente a la oscuridad, a más de sus incansables esfuerzos por Israel y la comunidad global”.
A finales de 2021, cuando Milei fue investido diputado, conoció a su “tutor espiritual”, el rabino Axel Wahnish, de la comunidad marroquí judeo argentina. Y con su ayuda, empezó a estudiar la Torá, “desde el punto de vista del análisis económico” (sic). Ubicadas en el barrio de Palermo, las oficinas de Wahnish (actual embajador en Tel Aviv), quedan en la calle Jorge Luis Borges, autor de El jardín de los senderos que se bifurcan.
¡Uf!
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