A raíz del atentado terrorista en Barcelona, se han escrito muchos artículos de gran utilidad, explicando brevemente el origen del Estado islámico y su expansión, muy notable a partir de la invasión de Irak por el Ejército de EEUU y de sus aliados, incluyendo España. Lo que es importante subrayar es que a lo largo de los últimos cuarenta años no es la primera vez que un movimiento musulmán terrorista se establece y expande gracias a intervenciones (muchas de ellas militares) del gobierno federal de EEUU y de otros gobiernos occidentales (los de Gran Bretaña y Francia han sido dos de los más activos) que han estimulado el establecimiento y/o la expansión de tales movimientos. Y en cada caso, el motivo de tales intervenciones de los gobiernos occidentales tenía como objetivo eliminar y/o destruir fuerzas políticas nativas, muchas de ellas de carácter progresista, que los gobiernos occidentales consideraban contrarias a sus intereses. La evidencia acumulada de ello es abrumadora.
Uno de los casos recientes más conocidos es Afganistán, donde el gobierno de EEUU ayudó intensamente, financiando y armando al movimiento creado por nada menos que Osama Bin Laden, que se caracterizaba por su primitivismo y fanatismo religioso. Por extraño que parezca, Bin Laden estuvo financiado por la CIA, agencia del gobierno federal de EEUU. Tal movimiento, Al Qaeda, consideraba como su enemigo número uno a las fuerzas socialistas laicas -apoyadas entonces por la Unión Soviética- que intentaban hacer las reformas económicas, sociales y culturales que aquel país necesitaba para romper con su subdesarrollo, su pobreza y su asfixiante y reaccionario ambiente religioso y cultural que mantenía al país en una situación desesperante para la gran mayoría de su población. No hay que olvidar que fue el Gobierno de EEUU el que ayudó a la expansión de uno de los movimientos más fanáticos y reaccionarios entonces existentes, alabados por algunos miembros del Congreso de EEUU por su profunda religiosidad. Lo que tal Gobierno no se esperaba fue que una vez derrotadas las fuerzas socialistas, Al Qaeda se rebelara en contra de sus mentores, iniciando una campaña terrorista en contra de Occidente que alcanzó su máximo nivel el 11 de septiembre, con la voladura de las Torres Gemelas.
Pero esto fue solo el inicio. A Al Qaeda le siguieron muchos otros movimientos, uno de los cuales los yihadistas del Estado Islámico, que pudieron surgir con gran empuje mediante el vacío de poder que se creó con la caída de Sadam Hussein en Irak, consecuencia de la invasión estadounidense. Y un tanto igual está ocurriendo en Siria, en el intento de derrotar a otro dictador, el presidente Bashar Al-Assad de Siria. Es la guerra de Siria lo que está generando predominantemente el terrorismo en Europa. Este terrorismo también se ha expandido en Libia, donde la caída del coronel Gadafi –resultado de la intervención militar de EEUU y sus aliados europeos- ha destruido Libia, permitiendo la expansión del ISIS en el Norte de África. Tanto en Siria como en Libia, ni Sadam Hussein ni el coronel Gadafi representaban fuerzas progresistas, pero sí que significaban un parapeto y freno a la expansión del yihadismo. Es interesante indicar que tanto el uno como el otro habían sido apoyados por EEUU y el mundo occidental cuando fuerzas progresistas intentaron cambiar el país.
¿Quién está financiando el yihadismo?
Este es uno de los capítulos del terrorismo más estudiados, y sobre el cual más se ha escrito. Pero una fuente de información valiosa han sido los papeles del Departamento de Estado de EEUU, publicados por Wikileaks, y que aparecieron durante la campaña electoral a la Presidencia de aquel país. Ahí aparecen datos que confirman lo que se ha ido sospechando desde hace tiempo. Según la Secretaria de Estado del gobierno Obama (la figura equivalente a Ministro de Asuntos Exteriores) –la Sra. Hillary Clinton-, algunas de las fuentes más importantes de financiación del yihadismo han sido el gobierno de Qatar y el de Arabia Saudita, afirmación que la Secretaria hacía con todo énfasis, descartando que fuera alguno de los príncipes de las Casas Reales que dominan tales gobiernos. La Sra. Clinton afirmaba que eran los gobiernos de aquellos Estados con pleno conocimiento y aprobación los que lo estaban financiando.Esta relación es ampliamente conocida en la diplomacia internacional y también en España, lo que ha dado pie a muchas denuncias del comportamiento de la Casa Real española, por su conocida amistad y soporte a las casas reales de aquellos países, que constituyen los gobiernos que dirigen sus Estados. Un ejemplo de ello es el argumento utilizado por el partido político independentista catalán, la CUP, en su oposición a que el Monarca español presida el acto de homenaje a las víctimas del ataque terrorista en España, por considerar impropia la relación de la Monarquía Española con las casas reales que gobiernan aquellos países, argumento que ha resonado intensamente en la sociedad catalana. Considero la postura de la CUP coherente y entiendo la amplia receptividad de este argumento en Catalunya. Ahora bien, existe cierta contradicción en tal denuncia (que yo comparto) pues parece olvidar que gran número de instituciones catalanas están implicadas y entrelazadas con Qatar, y que no han sido denunciadas; incluyendo nada menos que Futbol Club Barcelona, que hasta hace poco era el mayor promotor, a través de su camiseta, del Estado de Qatar (del cual dependía la aerolínea que promocionaba, Qatar Airways). En realidad, raramente se denuncia al Barça por su promoción masiva de un Estado que financiaba y continúa financiando movimientos que incluyen actos terroristas en su estrategia militar, como el que ocurrió en Barcelona hace solo unos días (ver mi artículo sobre el Barça, “El Barça, més que un club”, en el diario ARA). En realidad Qatar, uno de los estados más represivos del mundo están muy presente en la ciudad de Barcelona a través de gran número de inversiones, incluyendo inmobiliarias.
Dos últimas observaciones. La respuesta al ataque terrorista mostró uno de los problemas mayores que tiene el Estado español: su excesivo centralismo
Una nota generalizada en los medios de comunicación ha sido el aplaudir la eficiencia de la Policía catalana, los Mossos, en respuesta a los ataques terroristas. No quiero yo desmerecer con mi observación el valor de tal aplauso, bien merecido. Pero quisiera hacer dos apuntes que se basan en hechos reales, pero poco conocidos. Uno es que como consecuencia de que el Estado español fue resultado, no de una ruptura con el régimen dictatorial anterior (basado en la represión), sino de una apertura y adaptación de tal Estado para incluir dimensiones democráticas, tenemos una enorme cantidad de cuerpos de policías, que sumando sus efectivos, resulta que somos el país en Europa con el número mayor de policías por cada 100.000 habitantes (y en contraste el que tiene un número menor de personas adultas trabajando en los servicios públicos del Estado del Bienestar, como educación, sanidad, servicios sociales, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, entre otros). Es probable que la proporción de todo el cuerpo de policías sea muy desigual entre los distintos cuerpos. Pero me parece que en el caso del terrorismo, que tiende a ocurrir en las ciudades, sería importante dar mayor presencia y protagonismo a las fuerzas locales que a las centrales. Lo cual me lleva a otro tema, relacionado con lo anterior.
El escaso poder de los municipios
Una nota que ha destacado en la respuesta de los tres niveles del Estado (el central, el autonómico y el municipal) en estos días de crisis, es el enorme protagonismo institucional que se ha dado en los medios al gobierno central y al gobierno autonómico. Pero el papel del Ayuntamiento de Barcelona y el de la alcaldesa Colau ha sido mostrado (errónea y manipuladoramente) como menor, mostrando un perjuicio, heredado de la época anterior durante el régimen dictatorial, en que las autoridades locales contaban poco. Resultado de tal visión jacobina del Estado, el Ayuntamiento tiene poco poder para resolver los mayores problemas de la sociedad (que es en su mayoría urbana) y que los ayuntamientos carecen de autoridad y recursos para resolverlos. En los países de Sur de Europa (España, Grecia, Portugal e Italia), donde las derechas han sido más poderosas y las izquierdas más divididas y con menor poder, es donde los ayuntamientos tienen menos poder. Son los niveles del Estado (el Estado local) más popular (o menos impopular), al estar más cercanos a donde la ciudadanía vive y trabaja, y es, en cambio, el nivel con menor poder. Es precisamente donde las izquierdas han sido más poderosas –el Norte de Europa- donde tienen más poder.Es el Ayuntamiento el nivel más cercano y más conocedor de la realidad social y económica en la que la ciudadanía vive. Y es quien conoce mejor los barrios, los lugares de trabajo y ocio, las viviendas, los centros sanitarios, las escuelas y otros servicios sobre los cuales tienen poco poder y recursos. Y el ataque terrorista lo ha confirmado.
La popularidad de la actual alcaldesa, la Sra. Ada Colau, se debe primordialmente a su ambición de cambiar Barcelona, con la valentía que se requiere para enfrentarse con los enormes poderes (incluyendo los intereses de Qatar), que han tenido en el pasado reciente un excesivo poder en la ciudad. Es denunciable que otros partidos que se definen de izquierda no hayan apoyado sistemáticamente un programa unido para cambiar Barcelona. Y es un insulto a la ciudad que, por razones políticas coyunturales, se quiere dar una imagen de unidad, bajo la batuta del Rey, de Rajoy y de Puigdemont, poniendo en el último hoyo de la pantalla a la alcaldesa Ada Colau. Impensable que ello ocurriera en Suecia, donde las izquierdas siempre tuvieron poder.
La prevención del terrorismo no ocurrirá a no ser que las comunidades participen activamente en tales campañas, pues es una característica común de todos los atentados, que los terroristas son personas que viven en tales comunidades. Lo local es importante para resolver los mayores problemas sociales, incluyendo la seguridad. Y uno de los hechos más notables estos días y que ha generado un aplauso general a nivel mundial es el comportamiento modélico de la ciudadanía de Barcelona, mostrando una gran madurez política y un comportamiento democrático ejemplar. De ahí que en el reconocimiento y acto público sea esta ciudadanía, representada por la Alcaldesa Colau, la que debiera tener el protagonismo, y no las figuras de siempre promovidas por los medios de persuasión que financian. Así de claro.
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