viernes, 19 de junio de 2015

Las trampas de Jurassic World

Héctor Rivera-Sylva*, La Jornada

Los dinosaurios son unos animales tan fascinantes que desde los inicios del cine han invadido la pantalla grande. Recordemos a Gerty el dinosaurio proyectada en 1914. Claro está, las inexactitudes son la constante a lo largo de la carrera fílmica de estos animales. Es Hollywood contra la verdad científica. Desde dinosaurios de tallas descomunales como en El mundo perdido (1925), su presencia incluso en King Kong (1933) o conviviendo con cavernícolas como la bella Raquel Welch en Un millón de años antes de Cristo (1966).

Al parecer, para los 80 estaba ya todo visto sobre los dinosaurios, pero en 1990, el escritor Michael Chricton escribió la novela Jurassic Park dándole un nuevo aire a estos animales, ya que no se trataba de una isla perdida con dinosaurios ni con cavernícolas. Estos grandes seres eran traídos a la vida gracias a la ingeniería genética. La trama era novedosa; llegó a ser tan exitosa que para 1993 se realizó la película.

Si bien es prácticamente imposible obtener ADN viable de dinosaurio, la idea era original y, aunque la película mostró varios errores científicos, estaba tan bien hecha que consiguió dar una mirada fresca sobre lo que en ese momento se sabía de los dinosaurios. Los productores se jactaron de que fue realizada con asesoramiento de expertos, entre ellos, un colega, el paleontólogo Jack Horner, y que esto permitía una mirada de lo más nuevo a la ciencia para dar a conocer dinosaurios que no eran populares como el Velocirraptor o el Dilophosaurus. Sin embargo, las opiniones de Horner no son de lo más autorizadas para esta cuarta entrega, ya que como consultor de las cuatro películas, ha sido beneficiado económicamente tanto él en forma personal, como el museo que tiene a su cargo.

Y claro, 22 años después, las cosas han cambiado, ya que innumerables descubrimientos científicos han sido clave en la paleontología dedicada a los dinosaurios y hacen discrepar aún más la veracidad de la ciencia con lo plasmado en la película, ya que los modelos reflejados en Jurassic World retoman la idea que teníamos de los dinosaurios en los años 50.

En esta película podemos ver discrepancias con los dinosaurios de la saga. Por ejemplo, los Gallimimus de 1993, tienen colorido en tonos naranjas, y ahora, en 2015, tienen colores diferentes; esto no sería válido si se supone que buscan dar continuidad de la primera película. Por otro lado, ni siquiera tienen plumas, una característica notoria entre los raptores. Esta omisión ha molestado a varios paleontólogos, ya que se están ignorando los descubrimientos hechos en años recientes, los cuales están muy bien documentados en el registro fósil. Entonces, la imagen que se comparte con el público está generada con lo que los paleontólogos pensábamos de estas especies en los años 80.

Además, también es tema de análisis la postura de las manos de los raptores: aparecen como garras y ya se sabe que su colocación sería más similar a la posición de las alas de las aves. Por otro lado, se encuentra la postura de la cola del Stegosaurio; en la segunda parte de Parque Jurásico, titulada El mundo perdido, en una primera toma de esta película (Jurassic World), la cola de este dinosaurio se está erguida como sabemos que la tenía, pero más delante, en Jurassic World, se ve un Stegosaurio con la cola arrastrando, como no la podrían tener, debido a los nuevos descubrimientos de biomecánica. En la misma película hay conocimientos científicos de diferentes años.

Y no hablemos del reptil marino, ya que hace varias décadas se comprobó que no poseía la cresta de osteodermos en la espalda, como lo ilustró el famoso paleoartista de principios del siglo pasado, Charles Knight. Además, el mosasaurio más grande conocido por el registro fósil mide cerca de 17 metros de largo, y el mosasaurio gigante llega a medir mucho más que eso. Además, es capaz de comer un tiburón blanco de 5 metros y una bestia de casi 15 metros.

También analicemos a los reptiles voladores. Si bien, todos aparecen en pantalla más grandes que sus contrapartes fósiles, hay algo que no tomaron en cuenta: la física, para cualquier reptil volador, del tamaño que fuera, sería físicamente imposible levantar un ser humano un metro siquiera sobre el suelo, y debido al peso resultante, entre reptil volador y humano, sería incapaz de emprender el vuelo.

En la película explican que todos los dinosaurios son híbridos, así que por eso creen que pueden salirse con la suya poniendo dinosaurios que no fueron reales, pero si es así, hubieran incluido en la narrativa, que a través de los años manejados en la saga lograron conseguir mejor ADN y completar sus cadenas con organismos más similares a los dinosaurios, como es el caso de las aves. Así, los dinosaurios serían más parecidos a los reales. Y aunque es una película entretenida, la primera cinta, Jurassic Park, se basó más en la ciencia y Jurassic World tiene dinosaurios a la vieja escuela, científicos locos como Frankenstein, y mutantes como Gozilla.

Es una pena que se hayan gastado millones de dólares y no hubieran hecho a los dinosaurios como actualmente se piensa que son. Incluir los más recientes conocimientos científicos no hubiera cambiado en nada la trama.

Para cerrar, la película es entretenida pero científicamente incorrecta, y los dinosaurios, aunque llamativos, son terribles desde el punto de vista científico. Así que hay que verla como lo que es: una buena cinta de monstruos.
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* Paleontólogo, Museo del Desierto en Coahuila

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