Ayer viernes, Venezuela recibió su primer cargamento de lingotes de oro, después de que el presidente Hugo Chávez ordenara la repatriación del 85% de las reservas de oro del país, cuya mayor parte se encuentra en Londres. Los lingotes de oro fueron descargados desde un avión y llevado bajo fuerte custodia al Banco Central de Venezuela, en Caracas.
Desde que en agosto, el presidente Hugo Chávez decidiera la repatriación, explicó que esto constituía un acto de soberanía para proteger las reservas de Venezuela ante la fuerte turbulencia económica mundial. Sin embargo, los críticos de esta idea aseguran que la repatriación es cara e innecesaria. Venezuela planea repatriar alrededor de 160 toneladas de oro, por un valor de más de 11 mil millones de dólares.
El oro regresa a donde pertenece: las bóvedas del Banco Central de Venezuela", dijo Chávez.
Cientos de soldados se apostraron en la ruta a Caracas mientras el convoy de camiones blindados con los lingotes de oro era escoltado por vehículos militares. Hugo Chávez calificó el acto como "histórico" y con un alto valor simbólico junto al indudable valor financiero. "Las finanzas del país serán respaldadas por la riqueza autónoma, por lo que no están sujetas a presiones de nadie".
Los grupos de oposición criticaron la decisión como una medida populista destinada a impulsar la popularidad de Hugo Chávez antes de las elecciones presidenciales del próximo año. Otros argumentan que Chavez siente temor de que los activos de Venezuela en el exterior sean congelados como le ocurrió al fallecido líder libio, coronel Muammar Gaddafi. Lo cierto es que la repatriación del oro venezolano se produce en un momento crucial de la historia económica mundial, y cuando nadie confía en los bancos centrales y el sistema financiero de los países industrializados.
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