miércoles, 31 de diciembre de 2008

¿Se disipa la tormenta?

Durante décadas vivimos con el miedo a la inflación y este miedo hizo a los bancos centrales de todo el mundo apoderarse de la actividad económica de los países en una forma desordenada e intempestiva. Para controlar la inflación, el banco central subía la tasa de interés y con esto recortaba la demanda quitando así la presión en los precios. El hecho de que cada recorte de demanda fuera acompañado por recortes en el empleo, no tenía mayor importancia para los bancos centrales.

Al mismo tiempo, muchas veces el remedio de los bancos centrales resultaba más dañino que la enfermedad. Al subir la tasa de interés ingresaban capitales extranjeros para profitar el diferencial de ganancia, lo que creaba mayor liquidez que inducía nuevamente al alza de los precios retroalimentando el círculo vicioso.

Esta forma de mirar los procesos económicos ha cambiado en este tan convulsionado 2008. La inflación ya no es el problema porque la caída en la demanda ha adquirido proporciones monstruosas. Ahora se teme mucho más a una deflación que a un pronto retorno a la inflación galopante que, cuidado, vivimos hasta mediados de año con un precio del petróleo que alcanzó los 150 dólares el barril (hoy está en 36 dólares) y que impulsaba al alza al resto de los precios.

La economía mundial ha entrado en un franco proceso de ralentización y esto en sí es preocupante. El desempleo puede llegar a niveles del 10% y eso sería algo inédito. Por aplicar las politicas monetaristas neoliberales, los gobiernos olvidaron su tema central: la preocupación por el empleo. Este tema era el que debía estar al centro del debate en cada uno de los tratados de libre comercio. Al dejarlo al margen, al no tomar en cuenta que lo que interesa en la economía es la generación de trabajo productivo, se perdió uno de los logros centrales que la ciencia económica había madurado durante más de dos siglos. Retomarlo ahora, será el mayor problema.

2 comentarios:

  1. Antonio.
    Realmente las políticas monetarias de la última decada se han caracterizado por unos reducidos tipos de interés lo que ha incentivado la generación de burbujas en los mercados bursatiles e inmobiliarios.

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  2. Esos reducidos tipos de interés tenían como objetivo impulsar la demanda.. pero sobreimpulsaron la especulación.. y generaron el problema. Como nunca, ha quedado demostrado que la Politica Monetaria es solo de corto plazo. No es una política que permita planificar y ordenar el futuro.

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