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lunes, 3 de septiembre de 2018

Samir Amin: camarada en la lucha

Immanuel Wallerstein, La Jornada

Conocí por primera vez a Samir a principios de la década de 1960. Había leído sus primeras obras, y me habían llamado la atención.

Caminaba por Dakar y le pregunté si podíamos reunirnos. No creo que supiera quién era yo o que hubiera leído alguno de mis textos.

No obstante, con amabilidad me invitó a cenar con él. Muy pocos de sus admiradores en todo el mundo mencionan siquiera su amabilidad. Para mí, este es uno de los elementos claves de su personalidad.

Tan pronto comenzamos, nos dimos cuenta de lo cercanas que eran nuestras visiones. Ambos creíamos que vivíamos en un mundo capitalista. Y sentíamos que debíamos organizarnos para destruirlo. Ambos creíamos que el pensamiento marxista seguía siendo algo esencial. Pero pensábamos que no era un dogma y que debía actualizarse.

Poco tiempo después conocí a Gunder Frank. Había leído mi borrador de lo que después sería el volumen uno de El moderno sistema-mundo. Fue muy entusiasta y ofreció escribir una reseña para su publicación. Luego conocí a Giovanni Arrighi y descubrí que él también compartía nuestros puntos de vista.

Giovanni, Gunder, Samir y yo nos convertimos entonces en la Banda de los cuatro. Escribimos dos libros juntos en un formato especial.

Cada libro constó de cuatro capítulos individuales, en los que compartimos nuestras visiones sobre el asunto central. Los libros tenían una introducción común que relacionaba las premisas que compartíamos. Había también una conclusión común que indicaba nuestras diferencias.

La intención era mostrar que concordábamos en algo importante. Yo diría que en 80 por ciento del todo. Al abordar nuestras diferencias había varias alineaciones en todas las cuestiones. Samir y yo concordábamos en la mayoría.

Samir y yo nos mantuvimos en estrecho contacto durante los años subsecuentes. Vivía en los aviones dando la vuelta al mundo. No tenía yo su energía, pero me mantuve siendo su camarada en la lucha.

Sólo hay una lucha. Debemos transformar el mundo.

domingo, 13 de marzo de 2016

La caída de la demanda: ¿secuela reptando la realidad?

Immanuel Wallerstein, La Jornada

La ideología neoliberal ha dominado el discurso mundial durante los primeros 15 años del siglo XXI. El mantra ha sido que la única política viable para gobiernos y movimientos sociales era otorgar prioridad a algo conocido como mercado. La resistencia a esta creencia se volvió mínima, en tanto partidos y movimientos que se dicen a sí mismos de izquierda, o por lo menos de centro-izquierda, abandonaron su tradicional énfasis en medidas propias de un Estado de bienestar y aceptaron la validez de esta posición orientada al mercado. Arguyeron que por lo menos se podría suavizar su impacto reteniendo alguna pequeña parte de las históricas redes de seguridad construidas por más de 150 años.

La política resultante fue una que radicalmente redujo el nivel de impuestos para los sectores más acaudalados de la población, lo que por tanto incrementó la brecha del ingreso entre este sector acaudalado y el resto de la población. Las firmas, en especial las grandes, pudieron incrementar sus niveles de ganancia reduciendo o dislocando sus empleos.

lunes, 23 de noviembre de 2015

Los muchos Brasiles que hoy implosionan

Immanuel Wallerstein, La Jornada

Brasil es una potencia mundial importante –en términos de tamaño, población e influencia. No obstante, de muchas maneras es una combinación de tan diferentes y contradictorias facetas que es difícil para cualquiera, incluidos los mismos brasileños, saber cómo definir las características de Brasil como nación y fuerza en el sistema-mundo.

En la actualidad el rostro más importante de Brasil es el Brasil de Lula (Luiz Inácio Lula da Silva) y su partido, el Partido dos Trabalhadores (PT). Después de tres infructuosas carreras por la presidencia, Lula finalmente ganó en 2002. La elección de un líder sindical de orígenes humildes como presidente representó, cuando menos, la penetración social de una persona y un partido que desafiaron las jerarquías sociales incrustadas en el sistema político.

Lula y el PT prometieron básicamente dos cosas. La primera fue elevar de un modo significativo el ingreso real de los sectores más pobres del país. Y logró hacer esto mediante su programa de Fome Zero (Hambre Cero). Éste se conformó por un complejo de programas federales de asistencia destinados a la eliminación del hambre en Brasil. Incluyó notablemente la Bolsa Família (Bolsa de la Familia), así como acceso a crédito y a aumentos en el salario mínimo.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Las importantes elecciones canadienses

Immanuel Wallerstein, La Jornada

Para sorpresa de casi todo mundo, Justin Trudeau, líder del Partido Liberal de Canadá, ganó las elecciones canadienses con una sorprendente mayoría absoluta de escaños en el Parlamento federal. La sorpresa fue doble: ser el ganador y haber obtenido tal margen. Varias semanas antes de la elección del 19 de octubre, las encuestas mostraban un amarre virtual de tres vías entre los tres candidatos principales: el primer ministro Stephen Harper, del Partido Conservador, de ala derecha, Thomas Mulcair, del izquierdista Partido Democrático Nuevo (NDP, por sus siglas en inglés), y Trudeau, cuyo partido era considerado centrista. En la predicción de los votos, Mulcair encabezaba con estrecho margen y se decía que Trudeau iba en tercer lugar.

Luego, más o menos en el mes anterior a las elecciones, de pronto crecieron las cifras relativas a Trudeau y los números de Mulcair se desplomaron, terminando con la siguiente división de escaños: 184 para los liberales, 99 para los conservadores, 44 para el NDP, 10 para el Bloc Québécois y uno para los Verdes. Para entender la significación de estos resultados, uno debe primero entender el relativamente poco común sistema de votación en Canadá. El Parlamento federal está dividido en 338 distritos o administraciones electorales (conocidos como ridings), cada uno de los cuales envía una persona al Parlamento. En cada riding, el triunfador es el primero en rebasar el poste. Esto significa que todo lo que necesita un partido para ganar el escaño en el riding es una simple pluralidad de votos. El resultado es que es difícil que un partido gane una mayoría absoluta de escaños a nivel nacional, que es lo que ocurrió esta vez.

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