Immanuel Wallerstein, La Jornada
Para sorpresa de casi todo mundo, Justin Trudeau, líder del Partido Liberal de Canadá, ganó las elecciones canadienses con una sorprendente mayoría absoluta de escaños en el Parlamento federal. La sorpresa fue doble: ser el ganador y haber obtenido tal margen. Varias semanas antes de la elección del 19 de octubre, las encuestas mostraban un amarre virtual de tres vías entre los tres candidatos principales: el primer ministro Stephen Harper, del Partido Conservador, de ala derecha, Thomas Mulcair, del izquierdista Partido Democrático Nuevo (NDP, por sus siglas en inglés), y Trudeau, cuyo partido era considerado centrista. En la predicción de los votos, Mulcair encabezaba con estrecho margen y se decía que Trudeau iba en tercer lugar.
Luego, más o menos en el mes anterior a las elecciones, de pronto crecieron las cifras relativas a Trudeau y los números de Mulcair se desplomaron, terminando con la siguiente división de escaños: 184 para los liberales, 99 para los conservadores, 44 para el NDP, 10 para el Bloc Québécois y uno para los Verdes. Para entender la significación de estos resultados, uno debe primero entender el relativamente poco común sistema de votación en Canadá. El Parlamento federal está dividido en 338 distritos o administraciones electorales (conocidos como ridings), cada uno de los cuales envía una persona al Parlamento. En cada riding, el triunfador es el primero en rebasar el poste. Esto significa que todo lo que necesita un partido para ganar el escaño en el riding es una simple pluralidad de votos. El resultado es que es difícil que un partido gane una mayoría absoluta de escaños a nivel nacional, que es lo que ocurrió esta vez.
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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sábado, 7 de noviembre de 2015
jueves, 22 de octubre de 2015
Golpe de timón en Canadá contra la política neoliberal de austeridad
Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
Dos países de la anglosfera –Gran Bretaña (GB) y ahora Canadá– sopesan abandonar su política conservadora neoliberal fiscalista de extrema derecha, salpicada de un superbelicismo intervencionista, para mover el péndulo del espectro político hacia el centro-izquierda, cuando no a la izquierda “tout court”, de acuerdo con la añeja dicotomía decimonónica de izquierda-derecha –necesaria, pero insuficiente y deficiente–, la cual, a mi juicio, ha sido superada por la nueva taxonomía confrontativa del siglo XXI entre globalistas noratlantistas y humanistas universales.
El golpe de timón en Canadá es mayúsculo: el ser humano empieza a sustituir al mercado plutocrático con su mano invisible, muy vista en el centro de la ecuación global en la segunda década del siglo XXI.
En Australia, el flamante premier Malcolm Turnbull, quien defenestró al belicoso premier Tony Abbott –quien exhibió su perturbadora rusofobia durante la cumbre del G-20 (http://goo.gl/Vnkr6a)–, ha puesto en tela de juicio el andamiaje monárquico de la anglosfera y hasta reclama su salida de la corona británica para convertirla en una república.
Dos países de la anglosfera –Gran Bretaña (GB) y ahora Canadá– sopesan abandonar su política conservadora neoliberal fiscalista de extrema derecha, salpicada de un superbelicismo intervencionista, para mover el péndulo del espectro político hacia el centro-izquierda, cuando no a la izquierda “tout court”, de acuerdo con la añeja dicotomía decimonónica de izquierda-derecha –necesaria, pero insuficiente y deficiente–, la cual, a mi juicio, ha sido superada por la nueva taxonomía confrontativa del siglo XXI entre globalistas noratlantistas y humanistas universales.
El golpe de timón en Canadá es mayúsculo: el ser humano empieza a sustituir al mercado plutocrático con su mano invisible, muy vista en el centro de la ecuación global en la segunda década del siglo XXI.
En Australia, el flamante premier Malcolm Turnbull, quien defenestró al belicoso premier Tony Abbott –quien exhibió su perturbadora rusofobia durante la cumbre del G-20 (http://goo.gl/Vnkr6a)–, ha puesto en tela de juicio el andamiaje monárquico de la anglosfera y hasta reclama su salida de la corona británica para convertirla en una república.
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jueves, 26 de enero de 2012
Los cambios en la banca mundial que ha provocado la crisis financiera
La actual crisis financiera está provocando grandes cambios en la banca mundial, y así lo podemos apreciar en estas gráficas. Si hace tres años destacábamos la magnitud de estos cambios con la Década perdida de la banca estadounidense, ahora hay que decir que estos cambios se han profundizado y que Australia y Canadá comienzan a emerger como importantes enclaves del sistema financiero. Los datos de esta gráfica los he extraído del ranking oficial de la banca dado conocer esta semana, y que presenta varios puntos dignos de mencionar.
Lea el artículo en El Blog Salmón
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1:00 p.m.
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