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martes, 12 de junio de 2018
El acuerdo histórico firmado entre Trump y Kim por la desnuclearización
Tras una cumbre histórica que se extendió durante cuatro horas en Singapur, los presidentes Donald Trump y Kim Jong-un rubricaron un acuerdo que en sus propias palabras “va suponer un gran cambio para el mundo”. El punto central del este acuerdo radica en el compromiso de Corea del Norte de desnuclearizarse, aunque sin determinar plazos, y las "garantías de seguridad" ofrecidas por Estados Unidos a Pyongyang. Ambos países se comprometen a cooperar en el desarrollo de nuevas relaciones y "la promoción de la paz, la prosperidad y la seguridad".
"El presidente Trump se compromete a ofrecer garantías de seguridad a la DPRK (República Popular Democrática de Corea, nombre oficial de Corea del Norte, según sus siglas en inglés), y el presidente Kim Jong-un reafirmó su firme e inquebrantable compromiso para la desnuclearización de la península de Corea", afirma el texto rubricado por los dos líderes mundiales.
El acuerdo establece además que el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo, se reunirá en "la fecha más temprana posible" con un alto funcionario norcoreano, que no identifica, para continuar con la negociación. Este diálogo se centrará en cuatro puntos, de los que el primero es un "compromiso a establecer nuevas relaciones entre Estados Unidos y la DPRK de acuerdo con el deseo de los pueblos de los dos países de que haya paz y prosperidad".
domingo, 11 de marzo de 2018
Diplomacia olímpica: ganadores y perdedores en Pyeongchang
Immanuel Wallerstein, La Jornada
La idea de celebrar los Juegos Olímpicos de Invierno en Corea del Sur parecía destinada al fracaso. Los intereses de tres actores clave –Estados Unidos, Corea del Sur y Corea del Norte– eran tan diferentes que parecía imposible hallar compromisos de trabajo entre ellos.
Y no obstante, hubo un éxito relativo. La diplomacia les ganó. Esto ocurrió en gran medida por las insospechadas y notables habilidades diplomáticas de una persona: el presidente Moon Jae-in, de Corea del Sur. Revisemos algunos puntos en torno a los que había profundos desacuerdos, y expresar las posturas de los tres gobiernos al inicio de este 2018.
El presidente estadounidense, Donald Trump, no quería que Corea del Norte siquiera asistiera a las olimpiadas. Tenía la intención de hallar formas de castigar a Corea del Norte por desafiar varias resoluciones de Naciones Unidas. Insistía en que Corea del Norte renunciara al uso de armas nucleares y destruyera aquellas que ya tenía. Buscaba implicarse en maniobras militares que impresionaran al régimen norcoreano, loco al resistirse a las demandas estadounidenses. Se opuso a cualquier discusión diplomática con el régimen norcoreano hasta que accediera en principio a estas demandas.
El líder norcoreano, Kim Jong-un, rechazó con firmeza cualquier idea de desnuclearización. Dijo que estaría dispuesto a reunirse con el presidente Trump, sólo si las reuniones estaban despojadas de precondiciones y si Estados Unidos cesaba sus acciones agresivas hacia Corea del Norte, como las maniobras militares. También dijo que estos asuntos podrían discutirse sólo en una reunión uno a uno entre Corea del Norte y Estados Unidos. Específicamente, rechazó cualquier grupo alternativo como miembro de la reunión, tal como el llamado Grupo de los Seis (los cinco miembros del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas más Alemania). También se rehusó a la presencia de Corea del Sur en la reunión.
miércoles, 3 de mayo de 2017
Armas nucleares en Corea del Norte
Alejandro Nadal, La Jornada
La amenaza de una confrontación militar en Corea se acompaña de un relato tan simple como engañoso. La narrativa más difundida es que un malintencionado régimen dictatorial en Pyongyang está decidido desde hace décadas a obtener armas nucleares. Los medios internacionales se han encargado de difundir y desarrollar las noticias sobre la irresponsabilidad de Corea del Norte. Como siempre, la historia que lleva a la crisis actual es más compleja.
Es cierto que el régimen de Pyongyang ha mantenido una postura militar belicosa como elemento de disuasión y su brazo castrense ha sido un elemento clave para perpetuar el régimen. En la actualidad tiene un poderoso ejército convencional y un programa de armamentos nucleares que incluye esfuerzos para miniaturizar bombas y el desarrollo de misiles de alcance intermedio. Éstos últimos componentes son el principal foco de atención de la administración Trump, quien vocifera con estridencia que la imprudencia de Pyongyang sólo puede detenerse con muestras de firmeza.
Sin embargo, la experiencia muestra que el proyecto nuclear de Corea del Norte pudo frenarse mediante esfuerzos diplomáticos. También enseña que los seguidores de la línea dura en Washington han entorpecido las posibilidades de un acercamiento y la normalización de relaciones.
En 1994 la administración Clinton firmó un Acuerdo marco con Pyongyang con el que Corea del Norte congelaría su incipiente proyecto nuclear a cambio de concesiones diplomáticas y económicas por parte de Estados Unidos. En particular, el acuerdo establecía que la planta nuclear de Yongbyon se cerraría y quedaría sujeta a inspecciones internacionales. Hoy se estima que sin ese acuerdo Corea del Norte tendría más de un centenar de bombas nucleares.
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