Carlos Berzosa, Sistema Digital
El estallido de la crisis económica en 2007 ha dado lugar a determinados economistas, pocos por desgracia, a buscar más allá de circunstancias coyunturales una explicación teórica de las posibles razones de por qué se ha producido. Algunos analistas tras el fracaso de la experiencia neoliberal han celebrado el regreso de Keynes. Pero Keynes no ha vuelto en la política económica para quedarse, aunque hubo intervenciones de los gobiernos al principio de producirse el choque para salvar sobre todo a la banca, pero pasado ese susto se regresó mayoritariamente, sobre todo en la Unión Europea (UE), al fundamentalismo de mercado que tan tristes resultados ha dado.
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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viernes, 27 de febrero de 2015
La importancia de la Teoría para interpretar la Crisis Económica
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sábado, 18 de junio de 2011
"Inside Job", el documental de la crisis, completa y con subtítulos
¿Cómo se mutiló a la economía mundial? ¿Quiénes desarrollaron las armas financieras de destrucción masiva que generaron la gran burbuja de crédito que hoy tiene al mundo cuesta abajo y envuelto en la mayor crisis económica de la historia? Gran parte de estas preguntas las responde Charles Ferguson en este elegante y detallado documental que sondea las causas y consecuencias de la crisis financiera de 2008. Ferguson, un antiguo ingeniero de Microsoft, expone en forma brillante la corrupción y la codicia que se incrustó en el sector bancario y en Wall Street, y que sumergió al mundo en una de la mayores crisis económicas de la historia.
Inside Job muestra con gran detalle las operaciones de los mayores bancos de inversión, que lo apostaron todo en las hipotecas crediticias de alto riesgo, amparándose en la defensa que ofrecían los swap de incumplimiento crediticio. Por la vía de estos derivados los banqueros jugaron a obtener gigantescas ganancias, sin advertir que el fraude que cometían hundiría a toda la economía del planeta. La codicia y la ambición desmedidas de un puñado de personajes, así como los errores en el proceso de desregulación financiera permitieron la creación del gigantesco fraude piramidal que estalló el año 2008.
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domingo, 17 de abril de 2011
"Anatomía del colapso financiero", el informe completo
Este es el lapidario informe final emitido por el Senado de Estados Unidos sobre la mayor estafa financiera protagonizada por los grandes bancos y que tiene al mundo al borde del barranco. Son más de 650 páginas y ellas permiten detectar la operatoria de la codicia empleada por los grandes bancos (Goldman Sachs y Bundesbank, entre otros) que aún sigue provocando la caída de empresas, bancos y países. Como declara el informe: La crisis no fue un desastre natural, sino el resultado de productos financieros de alto riesgo y con conflictos de intereses, que marcó el fracaso de los reguladores, de las agencias de calificación y del propio mercado para detener los excesos de Wall Street. Este es el informe:
Anatomy of a Financial Collapse
Anatomy of a Financial Collapse
jueves, 20 de enero de 2011
¿Son los pobres los causantes de la crisis?
Simon Johnson nos presenta el interesante tema de cómo la creciente desigualdad del modelo económico vigente ayudó a generar la mayor crisis financiera de los últimos 80 años; un tema que muchos esquivan pero que está en el epicentro del colapso y que profundiza y complica la actual crisis.
Simon Johnson, Project Syndicate
Estados Unidos sigue desgarrado por un acalorado debate sobre las causas de la crisis financiera de 2007-2009. ¿Hay que echarle la culpa al gobierno por lo que salió mal? Y, si fuera así, ¿de qué manera?
En diciembre, la minoría republicana en la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera (FCIC, por su sigla en inglés) intervino con una narrativa de disenso preventiva. De acuerdo con este grupo, las políticas equivocadas del gobierno, destinadas a aumentar la cantidad de propietarios de viviendas entre la gente relativamente pobre, empujó a demasiada gente a contraer hipotecas de alto riesgo que no podían pagar.
Potencialmente, esta narrativa puede ganar mucho respaldo, especialmente en la Cámara de Representantes controlada por los republicanos y en las vísperas de la elección presidencial de 2012. Pero, mientras que los republicanos de la FCIC escriben elocuentemente, ¿tienen alguna prueba para respaldar sus aseveraciones? ¿La gente pobre en Estados Unidos es responsable de causar la crisis global más grave en más de una generación?
Simon Johnson, Project Syndicate
Estados Unidos sigue desgarrado por un acalorado debate sobre las causas de la crisis financiera de 2007-2009. ¿Hay que echarle la culpa al gobierno por lo que salió mal? Y, si fuera así, ¿de qué manera?
En diciembre, la minoría republicana en la Comisión de Investigación de la Crisis Financiera (FCIC, por su sigla en inglés) intervino con una narrativa de disenso preventiva. De acuerdo con este grupo, las políticas equivocadas del gobierno, destinadas a aumentar la cantidad de propietarios de viviendas entre la gente relativamente pobre, empujó a demasiada gente a contraer hipotecas de alto riesgo que no podían pagar.
Potencialmente, esta narrativa puede ganar mucho respaldo, especialmente en la Cámara de Representantes controlada por los republicanos y en las vísperas de la elección presidencial de 2012. Pero, mientras que los republicanos de la FCIC escriben elocuentemente, ¿tienen alguna prueba para respaldar sus aseveraciones? ¿La gente pobre en Estados Unidos es responsable de causar la crisis global más grave en más de una generación?
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viernes, 19 de noviembre de 2010
Susto o muerte para Irlanda
“Hemos izado la bandera blanca, hemos tirado la toalla, y vienen a vernos el jueves. Y no vienen a decirnos ‘bien hecho, chavales, buen trabajo’.”Enda Kenny, líder de la oposición en Irlanda
Aunque lo del ‘rescate’ suena muy bonito, como un salvavidas que se lanza al náufrago, no debe de serlo tanto cuando el gobierno irlandés se resiste tanto a aceptarlo. Si, como dicen, Irlanda está a punto de ahogarse, no se entiende su insistencia en rechazar el flotador que le ofrece Europa. A no ser que sea peor el rescate que el ahogamiento, y que se trate de elegir el tipo de asfixia: tragando agua, o estrangulado por un flotador que le apretará el cuello.
Los irlandeses, como en el chiste, no saben si prefieren susto o muerte. Más que nada porque no están muy seguros de cuál es el susto y cuál la muerte, ni si el susto no será en realidad un susto mortal. Hace dos años, en el principio de la crisis, eligieron susto: el Estado asumió los riesgos de la banca para no dejarla caer, convirtiéndose en su avalista. Pero eso ha supuesto ser arrastrado por la misma en su caída. Es decir, aquel susto no les ha librado de un susto mayor, y tiene todas las papeletas de acabar en muerte.
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viernes, 13 de agosto de 2010
La economia mundial en jaque perpetuo
No solo Ben Bernanke dice que la economía mundial vive un momento "particularmente incierto". El titular del Banco Central de Reino Unido tiene una opinión similar. Y es que la incertidumbre ante la economía de Europa y Estados Unidos se hacen cada día más evidentes: su crecimiento no superará el 1%. Esta debilidad pone en riesgo la expansión de las economías emergentes encabezadas por China, India y Brasil, que este año crecerán 9,9%, 8% y 6,5% respectivamente, un ritmo que no es sostenible si Europa y Estados Unidos siguen empantanados.
Desde hace dos años que se especula sobre el tipo de recuperación que tendrá la economía y sus cinco escenarios, que corresponden en verdad a las cinco letras de la crisis: la V (caída en picada seguida por fuerte recuperación), W (doble recesión), U (caída, meseta y lenta recuperación), L (caída y recuperación débil) y D (depresión prod}funda).
Desde hace dos años que se especula sobre el tipo de recuperación que tendrá la economía y sus cinco escenarios, que corresponden en verdad a las cinco letras de la crisis: la V (caída en picada seguida por fuerte recuperación), W (doble recesión), U (caída, meseta y lenta recuperación), L (caída y recuperación débil) y D (depresión prod}funda).
lunes, 23 de noviembre de 2009
A diez años del fin de la ley Glass-Steagall
Desmantelar la Ley Glass-Steagall fue una maniobra perversa que dio rienda suelta a la desregulación de los mercados financieros. Esta Ley, que fue derribada con motosierra, de acuerdo al comentario de James Galbraith, está entre las causas principales de la crisis. Su desmantelamiento generó las armas financieras de destrucción masiva y convirtió a la economía mundial en un simple juego de casino. A diez años de la revocación de esta ley, Robert Weissman ha escrito el siguiente arículo:
Robert Weissman, Sin Permiso
Hoy se cumplen diez años desde que se aprobó la revocación de la Ley Glass-Steagall de 1933 y la legislación anexa. Es un aniversario que vale la pena reseñar por lo que nos enseña sobre la prevención de las crisis financieras, las consecuencias de la manía desregulatoria y el poder político sin control de las instituciones financieras.
La revocación de la Glass-Steagall eliminó la prohibición legal de combinación entre bancos comerciales, por una parte, y bancos de inversión y otros servicios financieros por otra. Las estrictas reglas de la Glass-Steagall tuvieron su origen en la respuesta del gobierno norteamericano a la Depresión, y reflejaban la experiencia aprendida de los graves peligros que suponía para los consumidores y el sistema financiero en su conjunto el permitir que gigantescas instituciones financieras combinasen la banca comercial con otras operaciones financieras.
La Glass-Steagall protegía a los depositantes e impedía que el sistema bancario corriera demasiados riesgos, definiendo la estructura del sector. Los bancos comerciales no podían mantener banca de inversión o filiales de seguros (ni filiales en actividades comerciales no financieras). No obstante, a medida que los bancos avizoraban los acrecentados beneficios de las actividades con mayores riesgos, comenzaron a romper en la década de 1970 los muros reguladores que se levantaban entre la banca comercial y otros servicios financieros. A partir de la década de 1980, y en respuesta al insistente martilleo de peticiones, los reguladores comenzaron a debilitar la estricta prohibición de la titularidad mixta.
Robert Weissman, Sin Permiso
Hoy se cumplen diez años desde que se aprobó la revocación de la Ley Glass-Steagall de 1933 y la legislación anexa. Es un aniversario que vale la pena reseñar por lo que nos enseña sobre la prevención de las crisis financieras, las consecuencias de la manía desregulatoria y el poder político sin control de las instituciones financieras.
La revocación de la Glass-Steagall eliminó la prohibición legal de combinación entre bancos comerciales, por una parte, y bancos de inversión y otros servicios financieros por otra. Las estrictas reglas de la Glass-Steagall tuvieron su origen en la respuesta del gobierno norteamericano a la Depresión, y reflejaban la experiencia aprendida de los graves peligros que suponía para los consumidores y el sistema financiero en su conjunto el permitir que gigantescas instituciones financieras combinasen la banca comercial con otras operaciones financieras.
La Glass-Steagall protegía a los depositantes e impedía que el sistema bancario corriera demasiados riesgos, definiendo la estructura del sector. Los bancos comerciales no podían mantener banca de inversión o filiales de seguros (ni filiales en actividades comerciales no financieras). No obstante, a medida que los bancos avizoraban los acrecentados beneficios de las actividades con mayores riesgos, comenzaron a romper en la década de 1970 los muros reguladores que se levantaban entre la banca comercial y otros servicios financieros. A partir de la década de 1980, y en respuesta al insistente martilleo de peticiones, los reguladores comenzaron a debilitar la estricta prohibición de la titularidad mixta.
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lunes, 26 de enero de 2009
La lenta agonía de la era Thatcher
La actual crisis financiera que tiene al mundo en la total incertidumbre, con altas tasas de desempleo y caidas en los PIB mundiales, está demostrando que las medidas de política económica impuestas por la jihad intelectual de Hayek y Friedman han colapsado. Todo aquello fue una gran mentira y los gobiernos no tienen cómo dar explicaciones veraces frente a lo que ocurre.
A fines de los años 70 y principios de los años 80, con la fuerte presión de la jihad intelectual y en apoyo de los intereses financieros, comenzaron en el Reino Unidos y los EEUU, los recortes presupuestarios, las privatizaciones de las empresas estratégicas y la desregulación de los mercados financieros.
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jueves, 2 de octubre de 2008
La última carcajada
Dos humoristas británicos explican el origen y las consecuencias de la crisis financiera
The Last Laugh - George Parr - Subtítulos
Video: 8.30 minutos
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lunes, 29 de septiembre de 2008
Los déficit sí importan
Ronald Reagan debe revolcarse en su tumba cada vez que se recuerda su célebre frase "los déficit no importan" como el origen de la actual crisis financiera que tiene al mundo en vilo y con una recesión en ciernes. Durante 40 años los estadounidenses mantuvieron un nivel de endeudamiento estable -tras la crisis de los años 30- pero a partir de los 80 se disparó.
Un informe de Morgan Stanley reseñado por The Economist señala que la deuda total de los EEUU (incluyendo hogares, empresas y gobierno) ha aumentado tres veces desde 1980 llegando a 350% del PIB (ver gráfico). Esto es lo que tiene al país convulsionado y con una propagación del contagio a gran velocidad por el resto del mundo.
Es este enorme endeudamiento y la presión por la liquidez lo que está obligando a vender activos a la mitad de su valor, creando el empeoramiento de los balances y la mayor caída de los bienes raíces en 100 años. En Europa continúan cayendo bancos y de aquí a fin de año el desplome bancario promete continuar.
Si bien ya está firmado el cheque por la mitad de los 700.000 millones de dólares en el mayor rescate financiero de la historia, y que permitirá el juego de la bicicleta durante un par de semanas, la crisis amenaza con llegar fuertemente al sector real provocando el círculo crítico de desempleo - caída en el consumo - cierre de empresas - más desempleo.
martes, 23 de septiembre de 2008
Ambiciones que matan: las causas de la crisis
Aunque Bush ha pedido actuar ahora y dejar para después la investigación sobre las causas de la crisis, ya comienzan a detectarse algunos de los hechos que permitieron y facilitaron la debacle que hoy sacude el mundo. En los años 70, como reseña Dani Rodrick, entre los primeros zarpazos del modelo del Friedman, se desregularon las comisiones a los agentes y corredores de bolsa, lo que comenzó a crear una exponencial burbuja de fraudes que culminaron dando a los bonos basura la calificación de triple A (la máxima). Ver Causas y consecuencias de la Crisis.
No satisfechos con esto y como los neoliberales pregonan: “a las fallas del mercado: más mercado”, en los años 90 eliminaron la Ley Glass-Steagall, aprobada como Ley Bancaria por Franklin Delano Roosevelt (FDR) el 16 de junio de 1933. Fue Roosevelt quien al llegar a la presidencia lo primero que hizo fue acotar a los banqueros: “Prefiero rescatar a los que producen alimentos que a los que producen miseria”, de manera que el gobierno absorbió la gigantesca deuda de los agricultores y ganaderos.
La Ley Bancaria más revolucionaria de todos los tiempos comenzó a ser desmantelada a fines de los 70 para desaparecer completamente en los años 90. Algunas características de esta Ley:
No satisfechos con esto y como los neoliberales pregonan: “a las fallas del mercado: más mercado”, en los años 90 eliminaron la Ley Glass-Steagall, aprobada como Ley Bancaria por Franklin Delano Roosevelt (FDR) el 16 de junio de 1933. Fue Roosevelt quien al llegar a la presidencia lo primero que hizo fue acotar a los banqueros: “Prefiero rescatar a los que producen alimentos que a los que producen miseria”, de manera que el gobierno absorbió la gigantesca deuda de los agricultores y ganaderos.
La Ley Bancaria más revolucionaria de todos los tiempos comenzó a ser desmantelada a fines de los 70 para desaparecer completamente en los años 90. Algunas características de esta Ley:
- La total separación de la actividad bancaria de la bursátil
- La creación de un sistema bancario conformado por bancos nacionales, estatales y locales, que no podían competir entre sí y con aplicación de la Ley Antimonopolios que permitía un máximo del 18% del control de la institución financiera.
- Prohibición a los bancos de participar en el manejo de los fondos de pensiones.
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lunes, 11 de agosto de 2008
Causas y consecuencias de la crisis financiera
A un año de iniciada la crisis es útil referirse a las causas que le dieron origen, y a sus fraudes y consecuencias futuras. En primer lugar esta crisis no emerge de la noche a la mañana por tanto el mundo económico y los bancos centrales deberían haberla advertido, o haber escuchado a aquellos que declaramos la inconsistencia de un sistema que basa su fe en el mercado, cuando este está lleno de asimetrías, colusiones y ejes dominantes que eliminan toda noción de homogeneidad o igualdad de participación.
Desde que el 15 de Agosto de 1971 Richard Nixon anuló la convertibilidad del dólar en oro, el mundo cambió para siempre. La divisa internacional se convirtió en el eje del sistema como si fuera lo más sagrado a reproducirse, clonarse y multiplicarse para la buenaventura humana. Y pese a quedar demostrado en los trastabillones de los años 70, la garra de Friedman por imponer un modelo basado en la doctrina monetarista tuvo a sus mejores aliados en Reagan, Thatcher y Pinochet. La doctrina de shock –al igual que el tratamiento a los enfermos- fue un modelo totalitario que arrasó con la clase media, y creó a ricos muy ricos, y pobres muy pobres.
La creación de ricos no significa creación de nueva riqueza. Lo que hay es concentración de la riqueza. Y desde principios de los 80 hemos experimentado la más descomunal de las fusiones y concentraciones de riqueza. Sólo en EEUU de los cinco mil bancos que existían en los años 30 hoy no quedan más de 200. ¿Mal negocio? No, lo que ocurre es que el capitalismo es depredador y en el neoliberalismo impera aquello del darwinismo social. El origen de la actual crisis se basa justamente en esto: la codicia, la avaricia, la rapacidad del capitalismo.
Los bancos –y sobretodo sus dueños- ganan con el diferencial entre lo que cobran por colocar dinero (préstamos de consumo, inmobiliario, etc) y lo que pagan por captarlo (depósitos a plazo). Dado que entre los años 2001 y 2003 la Fed mantuvo las tasas en torno al 1%, las ganancias de los bancos eran muy exiguas y los genios de la ingeniería financiera plantearon que los bancos debería aumentar el número de operaciones (reduciendo las reservas) y dar préstamos más arriesgados (a personas sin empleo fijo y sin propiedades) compensando el riesgo cobrando más intereses. Esto desató un boom inmobiliario sin precedentes retroalimentado por el deseo de los sin casa de ser al fin propietarios. Y dado que la economía tenía aún parámetros estables, muchos bancos dieron créditos hipotecarios por un valor superior al valor de la casa (que fue aprovechado para salir de vacaciones, saldar viejas deudas o comprar el tercer o cuarto auto de la familia) porque el boom hacía que las propiedades aumentaran rápidamente de valor, y la hipótesis era que a los pocos meses el valor de la casa nivelaría el valor de la hipoteca. A estas hipotecas se les llamó subprime, que se diferencian de las hipotecas prime porque tienen un mayor nivel de riesgo. Como la economía gozaba de buena salud, y los fantasmas del desempleo y la inflación estaban muy lejos, el deudor no tendría problemas para pagar su deuda.
Tantos préstamos dieron los bancos estadounidenses que debieron recurrir a bancos extranjeros para no quedarse cortos de liquidez. Dado que estas operaciones se realizan en segundos de un lado al otro del planeta, nadie sabe realmente de donde cae el maná. Sólo que para aligerar los balances y cumplir con las Normas de Basilea fueron dando diversos nombres a estas acciones derivadas -o Titulizaciones- como MBS (Mortgage Backed Securities, Obligaciones Garantizadas por Hipotecas) que amarraban paquetes de mil hipotecas entre prime y subprime.
El tecnicismo aplicado a estos MBS -para venderlos a Fondos de Inversión, Aseguradoras de Pensiones, Sociedades de Capital de Riesgo, etc-, consistía en asegurar la capacidad de solvencia de los Títulos, pidiendo este trámite a las empresas calificadoras de rating, que son las que ponen las triple AAA para la máxima calificación, AA, A, BBB, BB, y B para los peor calificados. También pueden calificar un título con A+ para decir que se acerca a AA, o el AA+, etc. Dado que estas empresas están coludidas con los bancos o pertenecen a los mismos dueños, es aquí donde se gesta el principal fraude financiero motivado por la codicia del Imperio, y que hoy se investiga por las fiscalías económicas del país del norte.
La operatoria de los bancos consistía en obtener una buena calificación para sus papeles y en ello incentivaron a las calificadoras a crear tramos de riesgo mezclando hipotecas prime y subprime ordenadas más o menos así: un tercio de MBS buenos, un tercio de MBS regulares, y un tercio de MBS malos. Si con los malos no se recupera nada, con los regulares una parte y con los buenos lo suficiente para cubrir todo el paquete, la calificación de éste era automáticamente AAA (tripleA, la máxima). Y para que no se les confundiera con los MBS se le rebautizó como CDO (Collateralized Debt Obligations, Obligaciones de Deuda Colateralizada). Sin embargo, los magos de las finanzas crearon otro producto importante: los CDS (Credit Default Swaps). En este caso, el comprador del CDO asumía un riesgo de impago cobrando más intereses. Estos CDO se fueron subdividiendo en escalas de riesgo que ofrecían una rentabilidad proporcional: a mayor riesgo, mas ganancia: la panacea de la codicia, si no me equivoco, uno de los pecados capitales.
La historia que sigue es bastante conocida: a principios de 2007 los valores de las viviendas estadounidenses se desplomaron y el valor de la deuda pasó a ser superior al de la casa que se estaba pagando. Paralelamente los MBS, CDO y CDS comenzaron a ser devueltos y nadie quería tenerlos. Los bancos comenzaron a irse a pique pese al esfuerzo de la Fed por contener la avalancha. Y el dólar, una moneda alicaída desde los años 90, comenzó su rápido declive y los apostadores huyeron buscando un refugio más seguro en los commodities y los recursos naturales.
Si a un año del estallido no se sabe a ciencia cierta la verdadera magnitud de la crisis es que se desconoce quienes y cuánto compraron. Se anuncia un monto de 1,3 billones de dólares en pérdidas netas, pero se dice poco del millón de personas que engrosa la lista de desempleados cada semana. Una vez más el neoliberalismo erró en sus cálculos, a costa del hambre y la muerte de millones. Es el totalitarismo del capital que pasa solapado entre moros y cristianos.
Marco Antonio Moreno
Desde que el 15 de Agosto de 1971 Richard Nixon anuló la convertibilidad del dólar en oro, el mundo cambió para siempre. La divisa internacional se convirtió en el eje del sistema como si fuera lo más sagrado a reproducirse, clonarse y multiplicarse para la buenaventura humana. Y pese a quedar demostrado en los trastabillones de los años 70, la garra de Friedman por imponer un modelo basado en la doctrina monetarista tuvo a sus mejores aliados en Reagan, Thatcher y Pinochet. La doctrina de shock –al igual que el tratamiento a los enfermos- fue un modelo totalitario que arrasó con la clase media, y creó a ricos muy ricos, y pobres muy pobres.
La creación de ricos no significa creación de nueva riqueza. Lo que hay es concentración de la riqueza. Y desde principios de los 80 hemos experimentado la más descomunal de las fusiones y concentraciones de riqueza. Sólo en EEUU de los cinco mil bancos que existían en los años 30 hoy no quedan más de 200. ¿Mal negocio? No, lo que ocurre es que el capitalismo es depredador y en el neoliberalismo impera aquello del darwinismo social. El origen de la actual crisis se basa justamente en esto: la codicia, la avaricia, la rapacidad del capitalismo.
Los bancos –y sobretodo sus dueños- ganan con el diferencial entre lo que cobran por colocar dinero (préstamos de consumo, inmobiliario, etc) y lo que pagan por captarlo (depósitos a plazo). Dado que entre los años 2001 y 2003 la Fed mantuvo las tasas en torno al 1%, las ganancias de los bancos eran muy exiguas y los genios de la ingeniería financiera plantearon que los bancos debería aumentar el número de operaciones (reduciendo las reservas) y dar préstamos más arriesgados (a personas sin empleo fijo y sin propiedades) compensando el riesgo cobrando más intereses. Esto desató un boom inmobiliario sin precedentes retroalimentado por el deseo de los sin casa de ser al fin propietarios. Y dado que la economía tenía aún parámetros estables, muchos bancos dieron créditos hipotecarios por un valor superior al valor de la casa (que fue aprovechado para salir de vacaciones, saldar viejas deudas o comprar el tercer o cuarto auto de la familia) porque el boom hacía que las propiedades aumentaran rápidamente de valor, y la hipótesis era que a los pocos meses el valor de la casa nivelaría el valor de la hipoteca. A estas hipotecas se les llamó subprime, que se diferencian de las hipotecas prime porque tienen un mayor nivel de riesgo. Como la economía gozaba de buena salud, y los fantasmas del desempleo y la inflación estaban muy lejos, el deudor no tendría problemas para pagar su deuda.
Tantos préstamos dieron los bancos estadounidenses que debieron recurrir a bancos extranjeros para no quedarse cortos de liquidez. Dado que estas operaciones se realizan en segundos de un lado al otro del planeta, nadie sabe realmente de donde cae el maná. Sólo que para aligerar los balances y cumplir con las Normas de Basilea fueron dando diversos nombres a estas acciones derivadas -o Titulizaciones- como MBS (Mortgage Backed Securities, Obligaciones Garantizadas por Hipotecas) que amarraban paquetes de mil hipotecas entre prime y subprime.
El tecnicismo aplicado a estos MBS -para venderlos a Fondos de Inversión, Aseguradoras de Pensiones, Sociedades de Capital de Riesgo, etc-, consistía en asegurar la capacidad de solvencia de los Títulos, pidiendo este trámite a las empresas calificadoras de rating, que son las que ponen las triple AAA para la máxima calificación, AA, A, BBB, BB, y B para los peor calificados. También pueden calificar un título con A+ para decir que se acerca a AA, o el AA+, etc. Dado que estas empresas están coludidas con los bancos o pertenecen a los mismos dueños, es aquí donde se gesta el principal fraude financiero motivado por la codicia del Imperio, y que hoy se investiga por las fiscalías económicas del país del norte.
La operatoria de los bancos consistía en obtener una buena calificación para sus papeles y en ello incentivaron a las calificadoras a crear tramos de riesgo mezclando hipotecas prime y subprime ordenadas más o menos así: un tercio de MBS buenos, un tercio de MBS regulares, y un tercio de MBS malos. Si con los malos no se recupera nada, con los regulares una parte y con los buenos lo suficiente para cubrir todo el paquete, la calificación de éste era automáticamente AAA (tripleA, la máxima). Y para que no se les confundiera con los MBS se le rebautizó como CDO (Collateralized Debt Obligations, Obligaciones de Deuda Colateralizada). Sin embargo, los magos de las finanzas crearon otro producto importante: los CDS (Credit Default Swaps). En este caso, el comprador del CDO asumía un riesgo de impago cobrando más intereses. Estos CDO se fueron subdividiendo en escalas de riesgo que ofrecían una rentabilidad proporcional: a mayor riesgo, mas ganancia: la panacea de la codicia, si no me equivoco, uno de los pecados capitales.
La historia que sigue es bastante conocida: a principios de 2007 los valores de las viviendas estadounidenses se desplomaron y el valor de la deuda pasó a ser superior al de la casa que se estaba pagando. Paralelamente los MBS, CDO y CDS comenzaron a ser devueltos y nadie quería tenerlos. Los bancos comenzaron a irse a pique pese al esfuerzo de la Fed por contener la avalancha. Y el dólar, una moneda alicaída desde los años 90, comenzó su rápido declive y los apostadores huyeron buscando un refugio más seguro en los commodities y los recursos naturales.
Si a un año del estallido no se sabe a ciencia cierta la verdadera magnitud de la crisis es que se desconoce quienes y cuánto compraron. Se anuncia un monto de 1,3 billones de dólares en pérdidas netas, pero se dice poco del millón de personas que engrosa la lista de desempleados cada semana. Una vez más el neoliberalismo erró en sus cálculos, a costa del hambre y la muerte de millones. Es el totalitarismo del capital que pasa solapado entre moros y cristianos.
Marco Antonio Moreno
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