Osiris de León, OCMAL
En la pasada semana, el pueblo dominicano quedó sísmicamente estremecido, cuando se dio a conocer que la Dirección General de Aduanas Dominicanas había retenido un embarque de Doré (aleación de oro y plata), procedente de la nueva colonizadora minera Barrick Gold, debido a que la empresa minera se negaba a que las paletas, herméticamente selladas, fuesen abiertas, como debe ser, para fines de revisión y verificación aduanal, bajo el ridículo alegato de que los sellos sólo podían ser abiertos en Canadá, lugar hacia donde se exportaba el Doré.
Sin embargo, la retención del embarque de Doré, que podría ser el No.21 de los últimos seis meses, cada uno realizado del mismo modo, sirvió para descubrir uno de los fraudes más escandalosos cometidos por la industria minera contra nuestro país, ya que inteligentemente en el manifiesto de embarque se consignaba a Estados Unidos como lugar de origen del Doré, lo que podría pasar desapercibido frente al ciudadano común, pero no ante los ojos de quienes sabemos de minería.