Octavio Alberola, Público
La prematura desaparición del antropólogo y activista David Graeber ha provocado una viva emoción en las redes sociales y suscitado, en la prensa internacional, numerosos titulares: tanto en reconocimiento del valor intelectual de su extensa y valiosa obra como de su activismo militante.
Un reconocimiento ampliamente merecido. No solo por el interés que sus trabajos de investigación, en el campo de la antropología y la filosofía política, despertaron, dentro y fuera de los ámbitos académicos, sino también por haber sido un infatigable y consecuente activista militante. Dos facetas inseparables que le permitieron ofrecer –a la vez– una vasta panorámica de la experiencia humana y conclusiones útiles para luchar contra el autoritarismo y la desigualdad en nuestras sociedades.
Constituida en su mayor parte por trabajos de investigación académica, en el terreno y bien documentados, su obra ha tenido gran repercusión en el mundo de la ciencia y la cultura, convirtiéndole en un antropólogo conocido y reconocido mundialmente. Lo que no le impidió de poner su pensamiento y erudición accesibles para la gran mayoría de lectores.