Andrew Griffin, The Independent
La campaña #DeleteFacebook se propaga con rapidez por toda la Internet en la medida en que los usuarios dejan el sitio en protesta porque sus datos personales fueron usados y manipulados. Pero la gente podría tener dificultades para abandonar Facebook, debido, entre otros factores, al arraigo. Dejar de usar la red social y retirarse del sitio por completo es algo mucho más difícil.
Facebook no sólo rastrea a la gente cuando utiliza esta herramienta, sino que muchas otras redes tienen botones que direccionan hacia el sitio y la compañía es capaz de averiguar cosas sobre las personas sin conocerlas, tan sólo confiando en la información que dieron sus contactos.
Para ocultar algo de esta información, o al menos comprender lo que sucede, es posible descargar extensiones del buscador, como Ghostery, que encuentra rastreadores y dice a los usuarios los mecanismos que otros están usando para espiarlos en la web. Pero incluso eso podría no ser suficiente para impedir que los datos de las personas estén al alcance de las redes sociales, dado que otros ya han revelado esos datos al buscador sin que los usuarios lo sepan.
El servicio Messenger de Facebook, por ejemplo, hace que sea muy difícil para cualquiera que quiera inscribirse no dar datos de sus contactos.
Cuando lo hacen, esto los vincula de inmediato a su cuenta, y reportes sugieren que todo esto contribuye a crear un "perfil de sombra" que incluye datos y que no puede ser visto por los usuarios, pero sí por Facebook para lograr un rastreo más profundo.
Más aún, Facebook ya se ha apropiado de una forma de usar Internet en general y de maneras de comunicación entre personas. Dejar la red significa renunciar a importantes servicios y páginas y aislarse. Arvind Rajan, ejecutivo tecnológico de San Francisco, quien desactivó su cuenta el lunes pasado, descubrió de pronto que tiene que crear nuevos nombres de usuario y contraseñas para acceder a diversas aplicaciones y páginas. Eso se debe a que siempre ingresaba desde su cuenta de Facebook.
Afirmó que esto es una molestia, pero "no el fin del mundo"; y debido a que le molestó mucho la torpe respuesta de Facebook a las acusaciones en su contra, los inconvenientes valen la pena.
Para otros usuarios que quieren dejar la red pueden sentir que no hay alternativas reales. ¿Twitter? Demasiado volátil y público. ¿Instagram? ¡Huy! Es propiedad de Facebook. ¿Snapchat? Es para menores de 25 años, en cuyo caso probablemente ni siquiera tienen cuenta de Facebook, para empezar.
Facebook conecta a 2 mil 200 millones de usuarios y alberga a comunidades que se han convertido en poderosas redes. Ninguna compañía está cerca de alcanzar la amplitud y profundidad de estas conexiones, gracias en parte a la tendencia de Facebook de aplastar o tragarse a sus competidores.
Precisamente lo que más conviene a Facebook es que sus usuarios sientan que es el único lugar en que pueden conectarse con otros. ¿Dónde más verán las abuelas las fotografías de sus nietos lejanos? ¿Dónde van a encontrar apoyo a las cuatro de la mañana las madres de recién nacidos con otras personas en su misma situación?
"Mi única reticencia es que hay cientos de fotografías que he publicado durante 13 años de mi vida a las que perdería acceso. Si hubiera forma de recuperar esas fotos desactivaría mi cuenta de inmediato", dijo en un correo electrónico Daniel Schwartz, quien vive en Atlanta.
Personas que quieran eliminar sus perfiles pueden encontrar problemas inesperados en el sentido de que Facebook es integral para muchas actividades, dijo Ifeoma Ajunwa, profesora de comportamiento organizacional en la Universidad de Cornell.
"Es cada vez más difícil que la gente elimine su perfil en Facebook debido a que no sólo es una plataforma de medios sociales, sino una suerte de plaza central del pueblo", señaló. Los padres pueden enterarse fácilmente del horario de los partidos de futbol de sus hijos y saber a qué hora recogerlos con sólo consultar una página de Facebook, por ejemplo. Muchos negocios también agendan sus reuniones por ese medio. “Es cada vez más difícil para la gente concentrase si no está en Facebook", dijo Ajunwa.
No hay indicios, hasta ahora, de que haya una desbandada de usuarios dejando la red social, y los anunciantes van a donde hay más ojos, por lo que tampoco han abandonado Facebook.
La firma investigadora eMarketer no ha variado sus estimaciones globales sobre la publicidad que se destinará a Facebook este año y que se incrementará 22 por ciento hasta alcanzar 49 mil millones de dólares. Aún así, "si se obligara a Facebook a cambiar la forma en que usa los datos personales o la forma en que funciona su publicidad, los anunciantes estarían menos enamorados de la red", indicó Debra Aho Williamson, analista de eMarketer.
No es de extrañar que Facebook no haga fácil salirse de su plataforma. Para desbaratar definitivamente una cuenta se necesita hacer una petición a la compañía. El proceso puede tardar varios días y si uno entra a su cuenta durante este tiempo la solicitud es cancelada. Puede tomar hasta 90 días el borrarlo todo. Hay una forma menos permanente de salir que es desactivar la cuenta lo cual esconde el perfil de todo mundo, pero le permite al usuario regresar si cambia de parecer.
Lili Orozco, de 28 años, gerente de la compañía de equipos de aire acondicionado de su familia en Watkinsville, Georgia, canceló su cuenta en diciembre. Le molestó mucho descubrir que cada nueva aplicación que descargaba le preguntaba por sus contactos de Facebook. Si bien trataba de mantenerse en contacto con la gente, le irritaban las teorías de conspiración que sus compañeros de la preparatoria compartían. "Las falsedades se extienden en Facebook con más facilidad que las verdades", indicó. Ahora obtiene sus noticias por Twitter y comparte fotografías con sus amistades vía Instagram.
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