sábado, 21 de mayo de 2011

The Economist: Las profundas implicancias políticas y económicas del caso Strauss-Kahn

Cualesquiera hayan sido sus caídas personales, DSK fue un sobresaliente líder del FMI. Antes de la crisis financiera, el fondo corría el riesgo de la irrelevancia. Con él en el puesto, nuevamente jugó un rol central en el manejo de la economía mundial
The Economist

En la mañana del sábado, Dominique Strauss-Kahn, cabeza del Fondo Monetario Internacional (FMI), estaba visualizando cinco años en el Palacio del Elíseo como el próximo Presidente de Francia. Pero el lunes estaba encerrado en una celda en Rikers Island en Nueva York y monitoreado para evitar un suicidio, con cargos por abuso sexual, secuestro ilegal e intento de violación. Si es condenado por los cargos más serios, podría estar en prisión tanto como cinco períodos presidenciales.

Tan profunda ha sido la caída de Strauss-Kahn, y aparentemente tan autodestructiva, que muchos franceses parecen pensar que es víctima de un complot. DSK, de hecho, ha alegado que no trató de abusar sexualmente a una mucama de un hotel, y claramente serán los tribunales los que deberán juzgarlo. Y no será la primera vez que un hombre poderoso -cegado por el hábito del abuso y la arrogancia del poder- tire todo a la basura y arruine a personas desafortunadas que se han cruzado en su camino.

Ya sea o no que los fiscales de Nueva York tengan razón en creer que Strauss-Kahn es culpable, su vida profesional ahora ha llegado a su fin. Alegando su inocencia, de hecho renunció al organismo internacional, que ahora necesita un sucesor, y Francia tendrá que repensar la campaña presidencial que tiene entre manos. Ambas decisiones afectarán a millones de personas, y ambas pueden salir muy mal.

Habilidades Técnicas y políticas


Cualesquiera hayan sido sus caídas personales, DSK fue un sobresaliente líder del FMI. Antes de la crisis financiera, el fondo corría el riesgo de la irrelevancia. Con él en el puesto, nuevamente jugó un rol central en el manejo de la economía mundial. Combinó las habilidades técnicas y agudos instintos políticos. Su cargo ahora está temporalmente en manos del segundo hombre del FMI, el estadounidense John Lipsky, pero sus miembros necesitan decidir rápidamente sobre un reemplazo formal.

Los europeos, acosados por las dificultades en la zona euro, están desesperados porque este cargo una vez más puede quedar en manos de ellos. Recientemente, las economías emergentes han demandado una sucesión más abierta. Están en lo correcto. Mientras tanto, el arresto de DSK ha descalificado al político que estaba mejor posicionado para permitir al Partido Socialista ganar las elecciones por primera vez desde la reelección de François Mitterrand en 1988. SK era el candidato con las mayores posibilidades de traer al paleolítico socialismo francés a la era moderna.

El peligro ahora, en la medida que las alternativas socialistas se alinean, es que el partido retroceda en sus aspiraciones de modernidad. A diferencia de los partidos de izquierda en Gran Bretaña o en Alemania, los socialistas franceses aún deben digerir la amarga realidad de que la riqueza necesita ser creada antes de ser distribuida. Su manifiesto incluye un petitorio para revertir la edad mínima del retiro en Francia, que acaba de ser aumentada apenas de 60 a 62 años.

El mensaje socialista es decirles a los franceses que necesitan estar "protegidos" y "blindados". Sin embargo, Francia no puede pretender para siempre desafiar las leyes de la economía y protegerse a sí misma con costosos beneficios que sólo amplían una enorme deuda pública para las futuras generaciones. La tragedia del país es que DSK, que entendió eso, malinterpretó mucho más.

¿Por qué importan los asuntos sexuales?
De alguna manera SK llevó una vida de mujeriego. En el FMI mantuvo una relación con una mujer más joven de su staff en 2008. Ha sido el único de sus affairs que ha sido públicamente investigado y una indagación de abogados externos concluyó que la relación fue consensuada. La mujer en cuestión dijo que DSK era "un hombre con un problema que lo hace mal equipado para manejar una institución donde las mujeres trabajan bajo sus órdenes". Esa advertencia ahora parece premonitoria.

Muchos de sus otros amoríos no publicados fueron en Francia, que tienen sus propios cuestionamientos. Puede ser difícil para las figuras públicas trazar una clara línea entre lo que está en el interés público y lo que debería permanecer en el dormitorio. En general, la determinación de los franceses de respetar esa diferencia es admirable. Una relación consensuada entre adultos es usualmente privada, excepto por una hipocresía obvia o por algún genuino interés público (como la seguridad nacional).

Como contraste, un intento de violación, o violencia sexual, es crimen público. Eso suena como una poderosa línea que debe ser trazada, en un país civilizado, y en una prensa civilizada.
En la vida política de cada día, donde los affairs entre poderosas figuras públicas y subordinados con menos poder son incómodamente comunes, esa línea se cruza con frecuencia. Las acusaciones de violencia sexual son difíciles de probar para las víctimas. Lo inquietante es que el balance en Francia se inclina en desmedro del conocimiento público, al punto que pocas víctimas de acoso por parte de figuras públicas se atreven a hablar.

De manera que éste es uno de esos extraños casos donde un juicio por un caso sexual puede cambiar las normas sociales de una manera positiva: de hecho, puede que ya lo haya hecho. Pero nada de eso debería restar el hecho de que Strauss-Kahn merece un juicio justo, como también las ideas que él defendió, las cuales también podrían cambiar a Francia.

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Tomado de The Economist

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