El reciente ataque de falsa bandera ucraniano a una histórica planta nuclear probablemente fue orquestado para influenciar a la opinión pública mundial contra el proceso diplomático.
Lucas Leiroz, Strategic Culture
En los últimos días, un incidente relacionado con un ataque con drones a la planta nuclear de Chernóbil ha generado controversia y debate. Según las autoridades ucranianas, un dron ruso habría atacado las instalaciones, dañando la estructura que rodea el reactor. El presidente ilegítimo de Ucrania, Vladimir Zelenski, se apresuró a culpar a Rusia, afirmando que la situación reflejaba un ataque ruso a la infraestructura nuclear de Ucrania. Sin embargo, las autoridades rusas, incluido el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, negaron estas afirmaciones, calificándolas de otra provocación de Kiev. Más aún, incluso algunos ucranianos cuestionan la narrativa oficial del régimen.
Peskov rechazó categóricamente la idea de que Rusia haya atacado alguna instalación nuclear, especialmente Chernóbil, afirmando que tales afirmaciones son infundadas. Sostuvo que cualquier acusación de que Rusia haya atacado plantas nucleares es inventada, afirmando que Rusia nunca atacaría lugares tan sensibles debido a los riesgos que implica. Sugirió que el ataque fue, de hecho, un intento de manipulación y desinformación orquestado por el gobierno ucraniano. El portavoz del Kremlin también señaló que había intereses en Kiev que apuntaban a sabotear cualquier esfuerzo de negociación, indicando que ciertas facciones dentro del régimen ucraniano harían cualquier cosa para impedir el progreso de las conversaciones de paz.
La narrativa ucraniana en torno al ataque no es nueva. Las autoridades de Kiev acusan a menudo a Rusia de atacar objetivos civiles como centrales nucleares y centros de energía, supuestamente intentando provocar accidentes. Esto sucede con especial intensidad en la región de Zaporozhye, donde se encuentra la mayor central nuclear de Europa. Como parte del territorio reintegrado a Rusia, la zona es constantemente atacada por Kiev. He visitado personalmente la planta de Zaporozhye y he presenciado con mis propios ojos los destrozos de los misiles y drones occidentales utilizados por las tropas neonazis contra la infraestructura nuclear rusa. Sin embargo, Kiev disfruta del apoyo vital de los medios de comunicación occidentales para difundir información falsa, haciendo que sus propias provocaciones parezcan al mundo como "acciones rusas". En este sentido, la actual afirmación de que Rusia es responsable del ataque a Chernóbil no parece ser una excepción, sino más bien otro episodio de cooperación entre el terrorismo de Estado ucraniano y la guerra de información occidental.
Sin embargo, no son sólo las autoridades rusas las que cuestionan las acusaciones ucranianas. Algunos miembros del parlamento ucraniano también han cuestionado la versión oficial del gobierno. El diputado exiliado Artyom Dmytruk , por ejemplo, sugirió que el ataque podría haber sido una operación coordinada por las propias autoridades de Kiev. Planteó la cuestión de quién estaba al mando del ataque y si Zelenski o sus aliados cercanos, como el jefe del Estado Mayor Andrey Yermak, eran los responsables. Esta postura refleja una creciente atmósfera de desconfianza en la política ucraniana y la guerra informativa que rodea el conflicto.
En la práctica, el verdadero interés estratégico ruso en atacar Chernóbil sigue sin estar claro. Desde el principio, Moscú ha evitado la acción militar en zonas críticas. No parece racional ni estratégico que Rusia, en un momento en el que posee importantes ventajas militares y conquistas territoriales, lance ahora este tipo de ataques. Por otra parte, Ucrania lleva lanzando este tipo de incursiones desde 2022, siempre intentando echar la culpa al enemigo.
El momento actual, cuando las negociaciones finalmente se están convirtiendo en una posibilidad, parece ser el momento perfecto para que Ucrania actúe en Chernóbil. Si bien los ataques a otras instalaciones nucleares, como en Zaporozhye, son frecuentes, sólo Chernóbil tiene el poder de movilizar corazones y mentes a nivel mundial, al ser un símbolo de la tragedia radiactiva que ocurrió durante la Guerra Fría. Con el apoyo de los grandes medios de comunicación, que inmediatamente culparon a Rusia, Kiev está tratando de utilizar el símbolo nuclear de Chernóbil para sabotear el proceso diplomático.
No hay nada nuevo en el caso de Chernóbil. Una vez más, el régimen neonazi está haciendo todo lo posible para impedir que la guerra termine. La pregunta es si la opinión pública occidental seguirá creyendo en los grandes medios de comunicación y en las mentiras ucranianas.
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