La gravedad que rodea a la recién ampliada constelación de los BRICS está atrayendo a partidarios árabes, musulmanes y del Sur Global hacia el mensaje del influyente grupo sobre el derecho internacional, Palestina y el fin de las guerras eternas.
Pepe Escobar, The Cradle
El 23 de mayo ocurrió en Moscú algo de extraordinaria magnitud. El rey de Bahréin, Hamad bin Isa Al Jalifa, pidió personalmente al presidente ruso, Vladimir Putin, que le ayudara a organizar una conferencia de paz sobre Palestina, a la que Rusia sería la primera nación no árabe invitada.
Al Jalifa y Putin mantuvieron dos rondas de conversaciones -una de ellas a puerta cerrada- durante las cuales el tema principal fue siempre Palestina. El monarca bahreiní señaló que, en una rara muestra de unidad, el mundo árabe se había puesto por fin de acuerdo para poner fin a la guerra en Gaza. Se dio a entender que Rusia había sido elegida posteriormente como el mediador más fiable para poner fin al brutal conflicto.
Bahréin -y la Liga Árabe- reconocen que la postura rusa se centra en lo que Putin había definido anteriormente como la "fórmula de la ONU": un Estado palestino independiente con capital en Jerusalén Este.Resulta que esa es la posición de las naciones BRICS-10 y de prácticamente toda la Mayoría Global. Crucialmente, es también la posición común de China y el mundo árabe, reafirmada en Pekín sólo una semana después de la reunión Rusia-Bahréin.