"La derecha y la izquierda occidental convergen en una discreta y nunca reconocida sinofobia" escribe Eduardo Robredo en su blog. Muchos de los que en Chile critican a China, lo más cerca que han estado de esa cultura es de los arrollado primavera que venden inmigrantes de esa nación a la salida del Metro de Santiago.
Eduardo Robredo, en su blog, se la juega por denunciar la estridencia occidental frente a lo que algunos llaman -por China- como la suma de lo peor del capitalismo y lo peor del comunismo. El desastre de Tiananmenn, a casi 20 años, aún no se olvida, y pese a la vuelta de campana experimentada por el mundo en estas dos décadas, donde la hegemonía capitalista-estadounidense sólo ha servido para levantar nuevos muros donde antes fueron derribados, y donde el neoliberalismo propugnado desde Chicago sólo ha creado más miseria y exclusión social -sin mencionar la actual crisis global- se propaga vía campañas desinformativas que siguen los compases de la CNN.
Por cierto, el blog de Eduardo Robredo, La revolución naturalista, es mucho más que eso: promueve una visión naturalista (humanista secular) sobre la ética de la vida social. Al respecto, Robredo explica:
En un sentido más sofisticado, "naturalismo" es una tradición científica y filosófica que, aunque remotamente originada por el "encanto jónico" de los primeros físicos griegos, encuentra su raíz en la obra de los naturalistas del siglo XIX. Principalmente, en Charles Darwin, cuya teoría de la evolución por selección natural destruye primero el creacionismo imperante en la ciencia natural, y más tarde empieza a cuestionar la originalidad de la ciencia del hombre. No es sólo que Darwin completa la "revolución copernicana", como explica Francisco J. Ayala, sino que comienza una revolución naturalista que asume la continuidad del ser humano con el resto de los seres vivos.
El paradigma es revolucionario porque afecta tanto al orden tradicional de las ciencias, divididas en "dos culturas" separadas, como a la propia fundación de la moral y de la vida práctica de los hombres. Las ciencias de la moral -incluyendo la ética, la economía y la política- ya no pueden ignorar que nuestro comportamiento está significativamente influído por la "naturaleza humana". Ni la mente es una "tabla rasa", ni la cultura es un dominio independiente y aislado del resto de las ciencias. Se habla de una Segunda Ilustración Evolucionista, Ilustración 2.0, Consiliencia o Tercera Cultura donde el objetivo común no es otro que perseguir la unificación del conocimiento científico.
Un blog para leer, y que ha sido linkeado en éste, para seguirlo a diario.