Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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lunes, 23 de diciembre de 2019
Crisis en Chile: ¿Dónde está el piloto?
Luis Nitrihual Valdebenito, Público
Los antecedentes son brutales. A poco más de un mes de movilizaciones, el último reporte del Instituto de Derechos Humanos de Chile da cuenta de mas de 200 mutilaciones oculares. En algunos casos se trata de la pérdida de un ojo y en otros, directamente de la ceguera. Otros datos concretos: 23 muertos; 2000 personas heridas; 192 hombres y mujeres sometidos a torturas; 52 querellas por violencia sexual, detenciones de menores de edad, inusitada violencia y agresividad de la policía. Un record funesto, pues en el caso de quienes perdieron sus ojos son jóvenes que se han estado manifestando desde el 17 de octubre para conseguir una Nueva Constitución, a través de una Asamblea Constituyente.
Hace apenas unos días, un audio filtrado del General de Carabineros Mario Rozas daba cuenta de la decisión de apoyar a su tropa de manera irrestricta: “a nadie voy a dar de baja por procedimiento policial”, señalaba de manera tajante. Dos cosas se pueden señalar de esta filtración, lo primero es obviamente la ausencia de una mirada que de cuenta de respeto a los derechos humanos y aplicación de mínimos protocolos de buen trato. Lo segundo es la falta de cohesión interna dentro de la misma institución. Tras este audio, grave dada la situación de violencia salvaje por parte de la policía, el gobierno ha guardado un riguroso y agraviante silencio. Piñera se concentra en cambio en los hechos de violencia ejecutados por delincuentes que, aprovechando los masivo del movimiento social, han saqueado y quemado lugares a lo largo de todo Chile.
domingo, 10 de diciembre de 2017
Movimientos sociales de izquierda: ¿qué táctica electoral?
Immanuel Wallerstein, La Jornada
La dificultad central de los movimientos sociales de izquierda es determinar la táctica electoral que les posibilitará ganar tanto en el corto plazo como en el mediano plazo. En la superficie parece que ganar en el corto plazo está en conflicto con ganar en el mediano plazo.
En el corto plazo, el objetivo primordial de un movimiento de izquierda debe ser el defender las necesidades urgentes de supervivencia de toda esa franja que constituye 99 por ciento de la población, pero en especial aquella gente situada en los estratos más pobres. Para lograr esto, un movimiento tiene que controlar las instituciones del Estado a todos los niveles. Esto significa participar en las elecciones.
En todos esos lugares donde las instituciones electorales permiten alguna transferencia de poder de una serie de funcionarios electos a otra serie de oposición, la necesidad obvia de los movimientos de izquierda es ganar dichas elecciones. Ganar esas elecciones puede, no obstante, desactivar la capacidad de los movimientos de izquierda para ganar la batalla de mediano plazo que entraña la opción fundamental de cuál sistema (o sistemas) saldrá ganador de la crisis estructural de nuestro sistema-mundo capitalista existente. El modo de evitar esto es nunca involucrarse en la política electoral.
La dificultad central de los movimientos sociales de izquierda es determinar la táctica electoral que les posibilitará ganar tanto en el corto plazo como en el mediano plazo. En la superficie parece que ganar en el corto plazo está en conflicto con ganar en el mediano plazo.
En el corto plazo, el objetivo primordial de un movimiento de izquierda debe ser el defender las necesidades urgentes de supervivencia de toda esa franja que constituye 99 por ciento de la población, pero en especial aquella gente situada en los estratos más pobres. Para lograr esto, un movimiento tiene que controlar las instituciones del Estado a todos los niveles. Esto significa participar en las elecciones.
En todos esos lugares donde las instituciones electorales permiten alguna transferencia de poder de una serie de funcionarios electos a otra serie de oposición, la necesidad obvia de los movimientos de izquierda es ganar dichas elecciones. Ganar esas elecciones puede, no obstante, desactivar la capacidad de los movimientos de izquierda para ganar la batalla de mediano plazo que entraña la opción fundamental de cuál sistema (o sistemas) saldrá ganador de la crisis estructural de nuestro sistema-mundo capitalista existente. El modo de evitar esto es nunca involucrarse en la política electoral.
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