La Operación Tormenta de Al-Aqsa tomó por sorpresa a Israel y a EEUU. Los estadounidenses lo han llamado el momento "Pearl Harbour de Israel", y también un ataque a EEUU. La candidata Nikki Haley fue concisa al decir a Netanyahu: "Acaba con ellos" (Hamás)
La Tormenta de Al-Aqsa es considerado el mayor "fracaso de inteligencia" de Israel, y tal vez sea así. Pero si la inteligencia israelí y estadounidense no vieron venir el ataque, es debido a su forma de pensar occidental: mecánica y literal.
La idea estaba claramente escrita en la pared. Hace dos años, se desató una campaña de misiles desde Gaza sobre Tel Aviv en respuesta al fanatismo religioso del Movimiento del Monte del Templo y a la invasión de la mezquita de Al-Aqsa.
Los palestinos se unieron al llamamiento para salvaguardar la Santa Mezquita. No se trataba sólo de Hamas; fueron los palestinos de Cisjordania (y por primera vez, también, los palestinos de 1948 que tienen pasaportes israelíes) quienes se levantaron para proteger Al-Aqsa. Para que quede claro, el grito de guerra no era para Hamas; no era por el nacionalismo palestino. Era para Al-Aqsa, un icono que va al corazón de lo que es ser musulmán (sunita o chiíta). Fue un grito que resonó en toda la esfera islámica.
Occidente no lo entendió, pese a estar delante de sus narices. La inteligencia de súper alta tecnología no tiene un procesador simbólico. Por cierto, eso también fue cierto para la guerra del Líbano de 2006, perdida por Israel, que no podía comprender el simbolismo de la posición de Hizbullah sobre Karbala.
En el período intermedio, Israel se ha dividido en dos facciones de igual peso que sostienen dos visiones irreconciliables del futuro de Israel; dos lecturas mutuamente opuestas de la historia y de lo que significa ser judío.
La fisura no podía ser más completa. Excepto que lo es. Una facción, que tiene la mayoría en el parlamento, es ampliamente Mizrahi, una antigua clase baja en la sociedad israelí; y la otra, en gran parte asquenazí, liberal acomodado.
Entonces, ¿qué tiene que ver esto con Tormenta de Al-Aqsa? Bueno, la ultraderecha en el gobierno de Netanyahu tiene dos compromisos de larga data. Una es reconstruir el Templo (judío) en el 'Monte del Templo' (Haram al-Shariff).
Para que quede claro, eso implicaría la demolición de Al-Aqsa.
El segundo compromiso primordial es la fundación de Israel en la "Tierra de Israel". Y de nuevo, para ser claros, esto (en su opinión) implicaría expulsar a los palestinos de Cisjordania. De hecho, los colonos han estado limpiando a los palestinos de franjas de Cisjordania durante el último año (especialmente entre Ramallah y Jehrico).
El jueves 5 de octubre, por la mañana (dos días antes de Tormenta de Al-Aqsa), más de 800 colonos irrumpieron en el recinto de la mezquita, bajo la plena protección de las fuerzas israelíes. El redoble de tambores de tales provocaciones está aumentando.
Esto no es nada nuevo. La Primera Intifada fue provocada por la visita provocativa del entonces primer ministro Sharon a la mezquita. El Comité Presidencial del Senador George Mitchell investigó ese incidente. Incluso entonces, estaba claro que Sharon tenía la intención de que la visita alimentara el fuego del nacionalismo religioso. En ese momento, el Movimiento del Monte del Templo era un pececillo; hoy tiene ministros en el gabinete y en puestos clave de seguridad, y ha prometido a sus seguidores construir el 'Tercer Templo'.
Por lo tanto, la amenaza a Al-Aqsa se ha estado acumulando durante dos décadas, y hoy está llegando a su punto álgido. Y, sin embargo, los servicios de inteligencia estadounidenses e israelíes no vieron venir la resistencia, y tampoco se dieron por enterados de la violencia de los colonos que crecía en Cisjordania.
Lo que sucedió el 7 de Octubre era ampliamente esperado y claramente planeado. ¿Y ahora qué?
Es demasiado pronto para decirlo. Netanyahu está reclutando soldados para una gran operación terrestre en Gaza:
"Las FDI usarán inmediatamente toda su fuerza para destruir las capacidades de Hamas. Los destruiremos y vengaremos por la fuerza este día oscuro que han impuesto a Israel y a sus ciudadanos. Como escribió Bialik: 'La venganza por la sangre de un niño pequeño ha sido ideada por Satanás'. Todos los lugares en los que Hamas está desplegado, escondido y operando, en esa ciudad malvada: los convertiremos en escombros".
Hacer lo que Netanyahu amenaza no será fácil. Según se informa, hay entre 100 y 200 rehenes israelíes retenidos y dispersos por Gaza que correrán peligro si Israel monta una gran operación terrestre en Gaza. Y los combates en la zona urbana de Gaza serán muy costosos para el ejército sionista.
¿En qué momento podría intervenir Hizbullah? ¿Es 'game on'? No lo sabemos. Sin embargo, "todas las unidades de combate de la resistencia en Siria y Líbano han sido puestas en alerta de guerra", según un comunicado de Hizbullah.
La conclusión es que es muy probable que Israel trate de pasar a un "Gobierno de Unidad" de emergencia, al menos durante el período de la "guerra". Uno de los objetivos (fuertemente defendidos en Washington) detrás de pasar a un gobierno de unidad es desalojar a la derecha del poder, pero recordemos que la única esperanza de Netanyahu de escapar de la acusación y la prisión está en sus socios de coalición en la derecha.
En la actualidad, la prensa liberal insiste en que la falta de advertencia previa al 7 de octubre se debe a que la derecha mizrají israelí ha "distraído" atrozmente al personal de seguridad de su trabajo. Los miembros de la Coalición, sin embargo, probablemente señalarán que cualquier fracaso estuvo predominantemente en manos del Alto Mando de Seguridad asquenazí.
Tal vez haya un gobierno de unidad, pero la ruptura interna israelí subyacente no desaparecerá.
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