José Manzaneda, Rebelión
El mérito de Cuba, país del Sur y bajo bloqueo, al desarrollar no una, sino cinco vacunas contra la Covid-19, está siendo reconocido por grandes medios internacionales, tradicionalmente beligerantes contra la Isla. Es el caso de The Washington Post, BBC, CNN o El País, entre otros.
Pero hay quien no se resigna. Leemos en diarios digitales como Cubanet, ADN o Diario de Cuba que “el régimen (…) pone en peligro a los cubanos”, que los “experimentos con la vacuna castrista causan terror” o que La Habana usa las “vacunas como propaganda”. “Cuba admite que no tiene dinero para importar vacunas”, titulan con entusiasmo medios financiados –curiosamente- por el gobierno de EEUU, que es quien tapona, con su bloqueo económico, los ingresos de la Isla.
Como en cualquier otro tema, no faltan, en estos medios, los supuestos “expertos”. Una ONG llamada “Médicos Unidos Venezuela” asegura que “ni los mismos cubanos quieren participar en los ensayos de su vacuna”. En Miami, un especialista en medicina familiar (no en vacunas), hacía, en televisión, el siguiente análisis “científico”: “La vacuna (cubana) tiene un mecanismo de acción que actúa inoculando anticuerpos, antígenos que se parecen a los pinchos que tiene el coronavirus. (…) Pero este es un mecanismo de acción realmente elemental, y si fuera algo tan elemental, los países como EEUU hace rato lo habrían creado y no habríamos tenido que recurrir a métodos sofisticados para crear esta vacuna”.
El Director Científico del Instituto de Investigación del Hospital La Paz de Madrid, un cubano anticastrista, violando todo protocolo de ética profesional, lanzaba, en una entrevista, un panfleto político para desprestigiar la estrategia de vacunación de Cuba. La Habana estaría jugando “a la ruleta rusa” con “la vida de la población de una isla entera” para “demostrar al mundo” ser “mejor que nadie”: la “soberbia que caracteriza a todas las dictaduras”.
Una supuesta “dictadura” que formó a esta persona como científico, para acceder, hoy, a un respetable salario en el “segundo centro de investigación más potente de España”, según leemos en la prensa, pero en el que se han desarrollado… ¿cuántas vacunas contra la Covid-19? Ninguna.
Pero las mejores perlas las encontramos, como era de esperar, en un canal de Miami, América TV: “El régimen cubano parece estar usando sus vacunas contra el coronavirus como un arma política para presionar un deshielo con EEUU. (…) Efectivamente, el régimen cubano usa ahora sus vacunas contra el coronavirus como un intento de chantaje a la administración Biden”, decía en su informativo. ¿Y cuál es la prueba de este “chantaje” para conseguir el maléfico objetivo de unas relaciones normales con su país vecino? Un artículo en la prensa cubana: “El diario Granma dijo hoy que lo que llamó la capacidad de Cuba de producir ciencia y servicios médicos altamente competitivos pudiera hacer que, en fecha muy temprana, ya la Isla -según el régimen- no necesite el mercado estadounidense”.
Hay que decir, en primer lugar, que el texto no es del gobierno cubano. Es un artículo de opinión de un analista internacional que, además, propone unas relaciones Cuba-EEUU “civilizadas y mutuamente ventajosas”, de las que –palabras textuales– “podremos aprender lo mejor de cada uno (…) sobre derechos humanos (…) aquí y allá”.
Toda una “amenaza”, según este canal: “la amenaza del (diario) Granma de que Cuba pronto pudiera prescindir del mercado americano gracias a sus vacunas”. Curioso, porque Cuba no puede “prescindir” de un “mercado” que tiene cerrado desde hace 60 años. No puede vender vacunas, ni servicios médicos, a EEUU, está prohibido por las leyes del bloqueo, y solo es posible bajo contadísimas licencias especiales.
Pero América TV pasaba, en un segundo, de la mentira a la alucinación. Porque las vacunas cubanas no serían cubanas, sino chinas: “Yo creo que es muy posible que haya habido un traslado de tecnología desde China al régimen comunista de Cuba para darle a este una vacuna con la cual hacer una ofensiva política”. Lo decía, en la misma noticia, Orlando Gutiérrez Boronat, un halcón anticastrista que, meses atrás, pidió una intervención militar de EEUU en Cuba.
La despedida del reportaje no tiene desperdicio: “Y, por cierto, este nuevo uso del régimen cubano de sus vacunas contra el coronavirus como un arma política contra EEUU ocurre en momentos en que, hoy, por ejemplo, la Isla reportó mil casos de coronavirus en el país y otras cuatro muertes por esta pandemia”. En Cuba, en términos relativos de población, hay 40 veces menos muertes por Covid-19 que en EEUU (20) y que en el propio Estado de Florida.
Pero exigir a la “prensa libre” un dato informativo esencial, como este, ya sabemos que es… pedir demasiado.
Seria admirable si todos los pueblos del mundo fueran capaces de tener sus propias vacunas y el caso de Cuba muestra que si se puede.
ResponderBorrarY por el mas mínimo sentido de humanidad la politica se debe mantener fuera del derecho a la vida de los pueblos……. o no?