miércoles, 4 de septiembre de 2019

Argentina: Crónica de un colapso anunciado


Carlos Carcione, Rebelión

El anuncio del ministro Lecunza de no pagar en sus fechas de vencimiento más de 100.000 millones de la deuda irresponsablemente contraída por el Gobierno de Macri, es apenas el reconocimiento a regañadientes de que el país no tiene ninguna posibilidad de continuar soportando esa estafa. El mercado financiero internacional reaccionó con una nueva caída de los bonos y acciones argentinas, el Riesgo País trepó hasta superar los 2.200 puntos y continúo la escalada del dólar. Los pronósticos son que, con idas y vueltas, esta tendencia se mantenga. Resulta que al no tomarse simultáneamente otras medidas, en especial un control de capitales para impedir la fuga y un control en el mercado cambiario que pueda frenar al dólar, el objetivo declarado por el ministro de preservar las reservas no se logrará. El resultado será el vaciamiento de las reservas para mantener un precio “electoral” del dólar, con un nuevo salto en la fuga de capitales, una brutal escalada inflacionaria y la consiguiente crisis bancaria con el crack económico que eso implica. Lo que significa, sobre todo, un ajuste todavía más brutal de hecho para las clases trabajadoras.

El silencio de Fernández: el que calla otorga

La forma que eligió el candidato del Frente de Todos, Alberto Fernández, para apoyar la medida tomada por el Gobierno de Macri fue, como lo hizo saber a través de la prensa, el silencio. Es decir, eligió no pronunciarse sobre las medidas del ministro. Pero no hacía falta, el día anterior había hablado por él uno de sus voceros económicos principales Guillermo Nielsen. En una entrevista oportunamente concedida a un portal de Brasil, luego de la reunión del candidato del PJ con el FMI, que inmediatamente fue levantada por Clarín, Nielsen había adelantado algunas claves del programa económico de Fernández, una de las principales medidas expuestas por el economista era, aunque con otro nombre, esta “reperfilación”. Una renegociación sin quita de lo adeudado, y con vía libre para que los capitales piratas sigan fugando hasta acabar con lo que queda de reservas. Pero el juego electoral de “silencio” que ha elegido Alberto es la forma de cumplir el pedido de Macri de que no lo dejen sólo en esta nueva vuelta de tuerca al saqueo del país. Tratando de no arriesgar votos uno y de lograr llegar a las elecciones de octubre el otro, siguen asociados en esta política de saqueo, por ahora tácitamente.

No es inestabilidad electoral es colapso estructural

La crisis estalló en realidad a mediados de 2018, cuando luego de varias corridas cambiaras el dólar paso de 20 a 40 pesos, dejando a la vista la insostenibilidad de la deuda soberana del país. El acuerdo con el FMI, que otorgó el crédito más grande de su historia, tenía el objetivo estabilizar esa crisis, demostrando que apoyaría a Macri para solventar la fuga, el pago de la deuda que hoy Lecunza patea para adelante y garantizar las exorbitantes ganancias del sistema financiero del país e internacional. Pero esos fondos fueron insuficientes para cumplir esos objetivos, casi el 80% ellos se fugaron en la medida que iban ingresando los desembolsos del FMI, así de 44.000 millones de dólares ya aportados por el organismo, 36.000 salieron por la puerta giratoria a la que Fernández se negó a ponerle la “piedra” que la frenaría. Lo que hicieron las elecciones primarias fue demostrar, por la distorsionada vía electoral, que el pueblo argentino no iba a tolerar las reformas estructurales que Macri había prometido con las cuales esperaba obtener los recursos para pagar la deuda. Entonces se hizo evidente para los “mercados” que la deuda era impagable y quedó a la vista el colapso que se había pretendido ocultar con el crédito del FMI. El acuerdo pactado entre Macri y Fernández el miércoles 14 de agosto duró poco más de una semana, se rompió cuando el Gobierno ya no pudo seguir pagando la deuda de corto plazo.

Por eso no se trata del temor de los mercados a Fernández o Cristina Kirchner. De lo que se trata es que quedo en claro que al contrario de lo que afirmó el ministro Lecunza el 28 de agosto, la Argentina no tiene la solvencia para hacer frente a los compromisos de deuda, ni siquiera habiendo recibido el crédito más grande de la historia del FMI. El problema es estructural, del capitalismo dependiente argentino y de su patrón de acumulación de capital.

Cómo detener el colapso

Que las elecciones no sean la causa de la crisis no significa que no haya responsabilidades y responsables políticos ni necesidad de una salida política, además de urgentes medidas económicas. El plan que colapsó en esta oportunidad es el plan de Macri y el FMI. Un programa diseñado a favor de los grupos más concentrados del capital. Ese plan se basa sobre todo en una monumental transferencia de recursos de las clases trabajadores y los sectores populares hacia esos sectores privilegiados y en la profundización del saqueo de los bienes naturales del país.

Macri se tiene que ir ya mismo junto al FMI porque todas las medidas que ha tomado incluso las posteriores a las PASO y hasta esta última renegociación de deuda, están dentro de los mismos parámetros de ese plan fracasado. Este Gobierno y el Fondo son un obstáculo objetivo para frenar el colapso.

Pero no se trata simplemente de adelantar la elección presidencial. Porque Fernández, en más o en menos, con más o menos apoyo del capital financiero o del propio FMI al que el candidato no repudia, trabaja en íntima relación con los mismos sectores del privilegio, así se los hizo saber a los integrantes de la Mesa de Enlace del Campo que lo visitaron en sus oficinas el 29 de agosto, “trabajaremos juntos” los alentó.

Una elección inmediata a Asamblea Constituyente le dará al pueblo argentino la posibilidad de debatir y diseñar otro proyecto de país que arranque por el repudio de la deuda externa por odiosa, la nacionalización de la banca en un sistema estatal de crédito controlada por sus trabajadores y auditada por la población, el monopolio estatal del comercio exterior y el diseño de un plan económico democráticamente construido por los trabajadores y el pueblo, que privilegie las necesidades de los que viven de su trabajo.

2 comentarios:

  1. no sé quién es carcione, el autor del artículo, pero vaya que se parece a la consigna del trotkysmo en argentina, que en el ballotage del 2015 llamó a votar en blanco porque macri y scioli eran "lo mismo". lo mismo un gobierno que nos endeuda con el fmi, acepta bases yanquis en el territorio y revienta el mercosur, hostigando a venezuela, que el kirchnerismo que pagó la deuda anterior, echó al fmi y apoyó a venezuela, defendiendo el mercosur. gracias a éste inesperado apoyo, triunfó macri, con los resultados que hoy vemos. el trotkysmo, gracias a ésa traición al pueblo, apenas anda por el 3% de los votos en las paso del mes pasado. estúpido el que mantenga aún la misma consigna. y el "silencio" de fernández tiene que ver con el ansia del macrismo por pudrir todo antes de las elecciones, que el pueblo salga a la calle y poder derrotarlo con las represiones que acostumbra. después de las elecciones veremos si se puede hacer asamblea constituyente, un plan democrático, y levantar el país de nuevo, como siempre hizo el peronismo, el que terminó de pagar la deuda que contrajo rivadavia en 1820, el que le pagó al club de parís la deuda que dejó la "libertadora" en 1956, y la que dejó menem y de la rúa en 2001. habrá que pagar ésta que nos deja macri, porque sin pagar la deuda quedamos afuera del mundo, y la deuda fue asumida por un gobierno (mal) votado por el pueblo. la verdad, que viviendo en éste país, la impresión que me da éste discurso, el del artículo, es que pone contentos, muy contentos, al macrismo. los demás vemos de afuera sabiendo que no entiende nada, ni de política, ni de economía, ni de OPORTUNIDAD.

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  2. Comparto el diagnóstico de Carcione, en el sentido de que estamos viviendo una situación de crisis grave, compleja, que no responde a la inestabilidad electoral sino a las consecuencias de una política depredadora en el marco de un modelo económico-social neocolonial, extractivista depredador, concentrador y extranjerizante, de saqueo y corrupción. La sociedad argentina está sufriendo el impacto del proyecto dominante, agravado desde diciembre del 2015 por los garcas, corruptos y entreguistas, que pensaban profundizar sus planes si llegaban a ganar las elecciones. Suerte que el pueblo argentino decidió no suicidarse y reaccionó con lo que tenía a mano, que era una opción dentro de las reglas de juego del sistema, que si bien no romperá los moldes del modelo vigente, al menos no tiene como objetivo la destrucción de lo que queda del tejido industrial, ni la desaparición de las micro, pequeñas y medianas empresas que aún están en pie, ni la desintegración de la agredida clase media. El escenario que se abre es de final abierto y dependerá de la fuerza que ponga los sectores populares movilizados, para exigir sus reivindicaciones y frenar los intentos del poder económico. Por supuesto que F-F no garantizarán nada por sí, en todo caso intentarán legitimarse navegando entre la presión del capital concentrado (la peste financiera y las corporaciones saqueadoras) y los reclamos populares.
    Por otro lado, no comparto la descalificación de Piazza hacia el autor, que revela la falta de tolerancia hacia quienes no piensan como él. Yo no voté por Macri ni por Scioli, porque ninguno de los dos era opción. Scioli hizo trizas a la provincia de Buenos Aires, y sus principales asesores coincidieron con las políticas que aplicó el macrismo. No comparto el argumento de que si sos crítico al kirchnerismo sos trotkysta, porque en el fondo ninguno de los dos (macrismo y peronismo) cuestiona la esencia del modelo. Y somos mucho más los que estamos por un cambio de modelo (un cambio en serio). Mucho menos acepto que se denigre a quien opina distinto y tiene un escaso apoyo electoral, porque siguiendo ese criterio equivocado, habría que estar siempre con los que tienen más votos (con Menem en los 90, con De la Rúa, con el mismo Macri en el 2015). Es un argumento que revela la falta de razones para opinar de otra manera.
    Finalmente, no comparto la propuesta de Carcione, de convocar a una elección inmediata a una Asamblea Constituyente, ya que nada indica que cambiarían los resultados electorales que ya conocemos. Para llegar un cambio hay que trabajar mucho y crear las condiciones propicias.

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