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sábado, 9 de febrero de 2019
El movimiento de los chalecos amarillos exige impuesto a la riqueza de los multimillonarios
El movimiento francés denominado "chalecos amarillos” toma las calles de París por decimotercera semana consecutiva según información del medio alemán DW. El atípico movimiento político ha tomado las calles en toda Francia este sábado 9 de febrero, aunque con una evidente merma en su poder de convocatoria. A primera hora se podía ver en los Campos Elíseos de París a varios centenares de personas, una cifra que se aleja bastante de las decenas de miles que se reunieron semanas atrás. Desde ese lugar avanzarán hacia la Torre Eiffel.
“No hay que rendirse, hay que ganar para tener más justicia social y fiscal en este país”, dijo Serge Mairesse, un jubilado de Aubervilliers, cerca de París, que llevaba una pancarta reclamando el restablecimiento del impuesto sobre la fortuna, que el presidente francés Emmanuel Macron redujo sustancialmente. “Este movimiento expresa la auténtica cólera social en este país, la gente que nunca se escucha”, agregó el hombre, de 63 años.
La columna partió a las 10.30 horas (hora local) desde la plaza de la Estrella y cortó el tráfico en los Campos Elíseos al grito de “¡La Policía, con nosotros! ¡La Policía, con nosotros!” y comenzó la marcha cuesta abajo con paradas previstas ante las sedes del Ministerio de Asuntos Exteriores, la de la Asamblea Nacional y el Senado para culminar en el Campo de Marte alrededor de las 17.00 horas.
Fuera de la capital, en Burdeos y Toulouse, polos tradicionales de la movilización y donde se vivieron enfrentamientos en las últimas semanas, igualmente se han convocado protestas. También hay actos en Montpellier, Lille, Nantes, Rennes, Brest, Caen y Lorient. En la última protesta, del 2 de febrero, la convocatoria nacional alcanzó a 58.600 personas, según las autoridades, aunque los manifestantes reivindican 116.000.
Desde una primera marcha, el pasado 17 de noviembre, en la que participaron 287.710 personas, el movimiento se ha transformado y ahora pone a prueba su resistencia dividido entre los que buscan tomar una forma política y los más radicales, que dirigen sus críticas al presidente, Emmanuel Macron. Según un sondeo publicado el jueves, dos de cada tres franceses (64 por ciento) apoyan el movimiento.
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