Angela Merkel decidió mermar la sociedad estadounidense para afianzar su vínculo con el dinero chino. Pero también es un cambio geopolítico que ha forzado una realidad: el inestable Donald Trump gobierna en Washington DC y el estable Xi Jinping permanece en Beijing, aunque esto va más allá de los nombres. Es muy interesante observar cómo se ve desde Moscú, y el aporte fue de Hernando Kleimans:
Iván Danilov, Urgente 24
El Bundesbank concretó el paso siguiente en el proceso de “divorcio geopolítico” entre Alemania y USA. Sin ningún tipo de advertencia, el regulador central germano declaró que incluye el reminbi (yuan) en sus reservas de divisas y, lo que es especialmente importante, esto ocurrirá a cuenta de la reducción de la parte del dólar estadounidense.
Este gesto tiene claramente un trasfondo político, especialmente si se tiene en cuenta que todo el mundo occidental ahora espera con el corazón congelado una auténtica batalla diplomática entre Donald Trump y Ángela Merkel en el marco del Foro Económico Mundial en Davos. Las acciones del Bundesbank, que hasta este momento en un régimen acelerado efectuó la repatriación de parte de la reserva alemana de oro de las instituciones financieras norteamericanas, apuntan a que Europa está lista en la práctica a enseñar su capacidad de valerse sin las valiosas indicaciones y el “protectorado” de parte de USA.
Desde un punto de vista formal, el Bundesbank, por supuesto, es una organización independiente pero sus vinculaciones políticas con el gobierno de Ángela Merkel no son secreto para nadie. Las especiales características picantes de la situación están dadas por el hecho de que gracias a la posibilidad de “trolear” a Trump el BC alemán violó una norma no escrita: anunciar los cambios en las reservas sólo después de que ya hubiesen ocurrido. Sobre la inminente compra de yuanes por dólares el regulador notificó a la sociedad con anticipación.
Las acciones de Berlín en el frente de divisas deben ser analizadas en el marco de una tendencia más amplia al lento reformateo del sistema mundial de divisas. Hace dos semanas los medios estadounidenses y japoneses efectuaron un ataque informativo contra el reminbi/yuan, lanzando una serie de materiales analíticos que afirmaban que todos los intentos de China por lograr la internacionalización de su divisa fracasaron, aunque el FMI tuvo que incluir el yuan en su canasta de divisas.
“Las ambiciones de Beijing, vinculadas con el yuan (reminbi), aparecen como liquidadas definitivamente”, informó la agencia Bloomberg el 07/01. “La internacionalización del yuan perdió impulso”, repitió la agencia japonesa de información de negocios Nikkei.
Es evidente que existían determinados fundamentos para la malevolencia pues, pese a que el dólar estadounidense ocupa el 41,7% de la “canasta oficial de divisas del FMI”, su parte en las reservas mundiales de oro de los bancos centrales asciende al 63,5%, lo que refleja de una manera no proporcional la gran incidencia de la divisa norteamericana en el sistema financiero mundial. El objetivo final de esta campaña informativa fue el sabotaje de los intentos de China de lanzar el comercio del petróleo en yuanes en la bolsa de futuros de Shanghai. El mensaje soporte de los expertos estadounidenses fue el siguiente: “China no logró nada con el yuan y el FMI y esto significa que los futuros petroleros en yuanes también serán una plena desilusión. No hay que comerciar petróleo con yuanes. ¡Petrodólar para siempre!”.
Resulta ser que el banco central alemán con una pronunciada falta de ceremonia arruinó la velada en la que financistas y medios norteamericanos y japoneses festejaban ruidosamente el fracaso de la internacionalización del yuan. En su intervención en la conferencia de Hong Kong, Andreas Dombret, miembro del consejo de directores del Bundesbank declaró que parte de las reservas en divisas de la institución financiera central alemana será convertida a yuan pero no precisó la suma o el porcentaje de reservas. Luego otro miembro del consejo de directores del Bundesbank, Joachim Wuermeling, explicó a la agencia Reuters los motivos de un gesto inesperado: “La decisión sobre el yuan es parte de una estrategia a largo plazo y refleja el elevado papel de la divisa china en el sistema financiero mundial”, subrayó él.
Desde el punto de vista de Washington lo más desagradable en la declaración del Bundesbank es el enfoque a una diversificación de reservas a largo plazo, lo que de manera natural significa la debilitación del papel del dólar y la consecuente reducción del nivel de la demanda mundial para con él, en el caso de que otros jugadores sigan el ejemplo del banco central alemán.
Esto es especialmente importante si tomamos en cuenta los déficits gigantescos de presupuesto de USA, que aumentarán aún como mínimo en un billón de dólares debido a la reforma impositiva de Donald Trump: la maquinita de imprimir es un cómodo instrumento para emparchar los agujeros financieros en el presupuesto norteamericano gracias a que existe una demanda colosal de dólares fuera de USA. Si esta demanda no existiera o si ella se redujese fuertemente, los Estados Unidos tendrían que vivir de acuerdo con sus medios (cosa que ellos ya hace tiempo se olvidaron cómo se hace) o marchar por el camino hiperinflacionario de Zimbabwe.
En este sentido, precisamente las declaraciones del Bundesbank pueden tomarse por los estadounidenses como una amenaza a la estabilidad financiera o, cuanto menos, interpretarse como un marcador de una relación bastante hostil de parte de los financistas estatales alemanes. Es absolutamente evidente que ninguna acción del Bundesbank o del Banco Central europeo, que también hace relativamente poco informó sobre la compra de yuanes, puede por sí misma conducir a serios problemas para el sistema del dólar, pero es que esto no es necesario. Nadie quiere repetir el experimento de Muamar Gadafi, quien intentó “de un salto” sacar a toda África de la esfera del dólar y crear una unión monetaria panafricana sobre la base del oro y del petróleo. Es más, el sistema “dolarizado” no puede ser destruido de un solo golpe sin consecuencias catastróficas para el mecanismo financiero mundial y por eso los deseosos de su liquidación claramente pasaron a una táctica que, en forma condicional, puede llamarse “muerte por mil cortes”, es decir el desmontaje con ayuda de centenares de pequeños pasos, cada vez reduciendo levemente la demanda y el área de utilización de la divisa estadounidense.
Hasta el momento del derrumbe terminal del sistema del dólar sus oponentes continúan utilizándolo e incluso intentan extraer beneficios de esto. Por ejemplo, la misma China hace poco lanzó bonos estatales en dólares para demostrar que la demanda para con sus obligaciones de deuda no depende de las valoraciones de las agencias de rating norteamericanas. Y también para aliviar a las compañías chinas la atracción de créditos en dólares fuera de China. Las autoridades chinas esperan en crecimiento del PIB más bajo de los últimos 27 años: un modesto 6,5%.
El Banco Asiático de inversiones de Infraestructura, un proyecto chino, en esencia futuro competidor del Banco Mundial, está dispuesto a emitir bonos en dólares para financiar los proyectos en Asia y en los países BRICS (Brasil Rusia India China Sudáfrica). Durante 2017 un número récord de compañías chinas se posicionó en colocaciones primarias públicas en la bolsa neoyorquina, vendiendo sus acciones en dólares norteamericanos. Esto no significa que se suprimió la “desdolarización”. Esto significa que para China es importante utilizar eficientemente el actual sistema financiero mundial antes de que la estructura alternativa sea plenamente funcional. En este sentido, inequívocamente vale la pena aprender de China.
La alemana démarche de yuanes sin duda es conveniente para Rusia y no sólo debido a la debilitación del sistema del dólar en su integridad. Las acciones del Bundesbank son el reflejo del conflicto político entre Europa y USA, y el desmoronamiento del “Occidente colectivo” alivia seriamente la promoción de los intereses económicos rusos y el trabajo de los diplomáticos rusos. Vale incluso señalar especialmente la declaración de Joachim Wuermeling, el citado miembro del consejo de directores del Bundesbank, quien subrayó que los directivos del regulador central alemán “consideran la inversión en otras divisas”, además del yuan.
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