Chris Marsden, wsws
Incluso antes de que Emmerson Mnangagwa fuera investido como presidente el viernes, el Fondo Monetario Internacional (FMI) emitió una lista de demandas posteriores a una reunión post-Mugabe en Zimbabue para reconsiderar los paquetes de ayuda financiera. Estas demandas contradicen completamente las trivialidades y perogrulladas de Mnangagwa sobre una democracia renovada, su promesa de “servir a nuestro país como el presidente de todos los ciudadanos” y proporcionar “empleos, empleos, empleos”, las cuales pronunció en un estadio lleno en la capital, Harare.
El jueves pasado, el jefe de la misión del FMI para Zimbabue, Gene Leon, le comentó a Reuters: “Si bien el crecimiento en el 2017 se verá impulsado por la excelente cosecha debido a las lluvias excepcionales, el desafío es sostener el crecimiento en un contexto donde la estabilidad macroeconómica está amenazada por el alto gasto gubernamental, el régimen cambiario es insostenible, y el ritmo de reformas es inadecuado”.
La primera tarea mencionada era atender los “gastos excesivos del Gobierno” y “la creación de dinero por parte del banco central”, que estaban “potencialmente poniendo en peligro el sector financiero”.
Con esto, quiso decir la reducción del déficit (a través de recortes), “reformas estructurales” aceleradas para “restablecer la sustentabilidad fiscal y crediticia” (más recortes) y “reequilibrar la economía hacia una economía impulsada por el sector privado” (más recortes al sector público así como privatizaciones).
Antes de volver a comprometerse “con la comunidad internacional para acceder al apoyo financiero que tanto necesita” Zimbabue, que ya pagó sus atrasos al FMI, también debe pagar los atrasos al Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo (BAfD) y el Fondo Europeo de Inversiones que han acumulado desde les cortaron la ayuda internacional en 1999.
Estas deudas ascienden a $1400 millones para el Banco Mundial y $600 millones para el BAfD. Pero las deudas totales de Zimbabue en octubre al FMI, el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo ascienden a $9000 millones, por lo que enfrenta un desangramiento total como celebración del radiante nuevo mundo que ostensiblemente entrañaba la destitución de Mugabe de la semana pasada.
El reemplazo de Mugabe por el multimillonario e igualmente corrupto Mnangagwa, instalado por los dirigentes también multimillonarios de las fuerzas armadas, fue preparado por meses, durante los cuales Mnangagwa y sus patrocinadores tranquilizaron a Estados Unidos, Reino Unido y otras potencias imperialistas, así como a sus principales socios comerciales, China y Rusia, de que cumpliría todas las exigencias que se le impongan.
Antes del golpe palaciego contra Mugabe del 7 de noviembre, Zimbabwe Mail lamentó la destitución de Mnangagwa como viceprimer ministro en la lucha de facciones entre la vieja guardia de la coalición ZANU-PF y la facción Generación 40 liderada por Grace Mugabe.
El artículo, titulado “¡Con Mnangagwa fuera, de vuelta al principio con la economía!”, explicó que mientras estaba a cargo de los ministerios económicos, “comenzó una gama de reformas. Se abrieron canales con financieros internacionales que habían evitado a Zimbabue, entre ellos el FMI, el Banco Mundial y el BAfD”, así como a la Unión Europea.
En China, Mnangagwa se reunió con empresarios y la Corporación Banco de Desarrollo de China, estableciendo Zonas Económicas Especiales y el Proyecto del Parque Industrial en Zimbabue. En una entrevista en el 2015 con el canal de televisión chino CCTV, se le preguntó cuáles áreas de la economía necesitaban atención urgente. Mnangagwa respondió: “No se puede decir que estamos contentos con ningún área de nuestra economía... Tenemos que ver cómo podemos crear un entorno de inversión que atraiga el flujo de capital. Debemos saber que la inversión solo puede ir donde sea rentable, así que debemos asegurarnos de crear un entorno en el que los inversionistas estén dispuestos a invertir su dinero porque hay retornos”.
Mugabe respondió a la entrevista advirtiendo: “Aquí es donde estamos empezando a diferir con algunas de nuestras personas; van a acercarse a los chinos, diciendo que queremos un nuevo líder”.
Mientras que el aliado clave de Mnangagwa y exministro de Finanzas, Patrick Chinamasa, llegó a declarar durante negociaciones internacionales que se había “enamorado del FMI y el Banco Mundial”, Mnangagwa fue elogiado por Eddie Cross, secretario de economía del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC, siglas en inglés) de oposición, liderado por Morgan Tsvangirai, como “un hombre de negocios que entiende los negocios”.
Cross ahora anticipa que el MDC y otros grupos de oposición compartan en alguna forma el poder con la ZANU-PF, posiblemente incluso antes de las elecciones generales programadas para el próximo año. En una entrevista el 22 de noviembre con The Zimbabwean, Cross, un títere político de las potencias imperialistas y las instituciones financieras, puso carne sobre los huesos de lo que se puede esperar de la ZANU-PF bajo Mnangagwa. Los “temas muy difíciles ... sobre la mesa para el nuevo régimen” incluyen:
• Conformar el próximo presupuesto nacional para reducir el “enorme déficit fiscal” este año después del déficit de $1400 millones en el 2016.
• Elecciones “libres y justas” como condición previa para “un plan de estabilización y recuperación dirigido por el FMI”.
• La reducción del déficit fiscal del 15 por ciento del producto interno bruto a solo el 3 por ciento, “reduciendo los costos recurrentes como al aumentar los ingresos del Estado. Ambos serán difíciles de lograr ya que los zimbabuenses ya están fuertemente gravados y cualquier recorte de empleos será muy impopular”.
• Enmendar o eliminar la “Ley de Indigenización” que estipula el 51 por ciento de propiedad local de las corporaciones, la autonomía completa del Banco de Reservas y modificar la reforma agraria “pagando una compensación a los propietarios agrícolas [ricos y blancos] a quienes les quitaron sus tierras sin compensación”. Entonces, ¿qué hacer con los millones de hectáreas de tierras agrícolas que se ven afectadas por este ejercicio?
• “Finalmente, el Gobierno tendrá que lidiar con la deuda nacional que ahora supera los US $ 30 mil millones [un aumento] si se incluye la compensación agrícola como un pasivo contingente”.
Otro político de la oposición con una historia que contar es Tendai Biti, el exministro de Finanzas del 2009 al 2013 durante el período de cooperación entre la ZANU-PF y el MDC. Esta figura se separó de Tsvangirai y ahora dirige el partido MDC-Renewal. Biti le dijo a Deutsche Welle durante un foro económico en Johannesburgo, Sudáfrica el jueves que Zimbabue debe enmendar las relaciones con los donantes extranjeros. “Tenemos que hacer las paces con Londres, Bruselas y Washington. Tenemos que encontrar a los niños y niñas con dinero”, dijo.
Biti declaró: “Hemos eliminado el baobab [árbol] que es Robert Mugabe. No vamos a permitir que un pequeño árbol mopane, un pequeño árbol de acacia, sea otro Mugabe. La gente volverá a las calles”. Pero para dejar absolutamente en claro que no estaba defendiendo ninguna acción popular contra Mnangagwa o el ejército, agregó:” El propio ministro también volverá a las calles con los tanques”.
Estos son los participantes en la conspiración política y social que se está preparando contra los trabajadores y los pobres de las zonas rurales detrás de la celebración oficial de la caída de Mugabe.
NKC African Economics, una compañía de Oxford que maneja el riesgo soberano en 30 Estados africanos, insistió en Business Week: “La tarea que enfrentan Mnangagwa, ZANU-PF, las facciones del Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), Joice Mujuru [anteriormente miembro de ZANU-PF y de Zimbabwe People First] y muchos otros es dejar de lado las cuestiones político-partidistas y comenzar a implementar políticas económicas y sociales que alienten a la comunidad internacional en general a tomar en serio a Zimbabue y a enviar los recursos que necesita para su reconstrucción”.
Todos los interesados saben muy bien que las políticas que se tomarán “en serio” son las que faciliten una operación internacional de saqueo, incluyendo el aumento de los pagos de la deuda y las enormes compensaciones para los antiguos dueños de Zimbabue y el empobrecimiento continuo de la gente trabajadora.
Esto explica por qué el antiguo amo colonial de Zimbabue ahora está ocupado buscando restablecer las relaciones con Zimbabue. El ministro británico para África, Rory Stewart, realizó la primera visita ministerial a Harare desde 1998 el jueves, donde se reunió y fue fotografiado con Mnangagwa antes de su toma de posesión. Stewart también se reunió con Tsvangirai y Majuro. El Gobierno conservador anunció que Reino unido está preparando un paquete de apoyo para Zimbabue que está condicionado a la imposición de “reformas políticas y económicas”.
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