Emir Sader, Público.es
Se veía venir. El mismo presidente golpista Michel Temer había dicho que “estaba preparado para ser abucheado”. Pero no lo estaba. Todos lo estaban excepto él.
Tuvo que vivir durante todo el día las manifestaciones en Copacabana y en otros lugares de Río de Janeiro, grandes expresiones populares de gente llegada de varias partes del país, pero también de extranjeros que se han unido a los brasileños en un unísono “¡Fuera Temer!”.
El mandatario se intentó blindar de todas la maneras posibles de las manifestaciones en la ceremonia de apertura en el estadio Maracaná. Trató, por ejemplo, de elevar el sonido durante su discurso, en sus apenas diez segundos de intervención en la apertura de los Juegos Olímpicos. También trataron, de manera grotesca, de evitar cualquier mención expresa al presidente, que ya es conocido en Brasil con el sobrenombre de Michel Fora Temer (Michel Fuera Temer).
Un presidente que tuvo que pasar prácticamente en el anonimato toda la ceremonia inaugural, sin ninguna mención en los discursos. Nada. No obstante, bastó que pronunciara sus breves y burocráticas palabras para que el abucheo más grande se abalanzara sobre él.
Ya no bastará que la concentración más grande de medios internacionales que Brasil ha conocido registrara todas las manifestaciones en las calles y – también actos represivos de las fuerzas policiales- diera testigo frente al mundo del rechazo masivo del golpe de Temer. Un acto maravilloso ofrecido al mundo en forma de espectáculo. Realmente fue bello ver plasmado el resultado de una organización que se ha gestado durante varios años y que ha permitido que millones de espectadores alrededor del mundo, a través de los medios, conozca lo que piensan los brasileños sobre su presidente interino.
El “¡Fuera Temer! será lo más oído en estos JJOO. Si el oso panda marcó con su lágrima los Juegos de Moscú, este grito del pueblo brasileño marcará en todas las competiciones y ceremonias, los JJOO de Río de Janeiro y de Brasil.
El contraste con la votación – 14 votos a 5 – de la Comisión del Senado, el día anterior, para aprobar el impeachment de Dilma Rousseff, no podía ser más elocuente. En las calles, el rechazo de Temer es unánime. Un hecho apoyado por las nuevas encuestas que demuestran que el 79% de los brasileños no quiere que siga como presidente. El pueblo rechaza, por abrumadora mayoría, todas las medidas fundamentales que su Gobierno ha anunciado o ya ha puesto en marcha. El abismo entre el Congreso y el Gobierno golpista que se ha instalado y las manifestaciones masivas del pueblo son hechos constatados por todos los medios del mundo.
El anonimato de Temer corresponde a su rol de muñeco de un monstruoso proyecto de restauración conservadora vengativa en contra del pueblo, de sus consquistas, de la votación popular, por otro tipo de Gobierno. La no mención de su nombre, sea por su deseo o por decisión del Comité Olímpico Internacional, corresponde exactamente al rol que ejecuta Temer. O cumple los siniestros designios de su Gobierno o será borrado en poco tiempo y apartado de la presidencia, pasando a la historia como el más insignificante y despreciado dirigente –incluso entre los que lo apoyan, que se sienten nerviosos con la intrascendencia del personaje de turno-.
Serán semanas de competición, con manifestaciones festivas en las calles, de “Fora Temer”, de protestas durante las competiciones, de pintadas en todos lados, de gritos y cánticos. Cuando acaben los Juegos, Temer será un hombre todavía más pequeño, de estatura y como político, confirmando que el golpe nace como proyecto radicalmente antipopular y con la conciencia del rechazo de la gran mayoría de los brasileños. Como el Gobierno del 1%.
Contrasta con las grandes manifestaciones de cariño que ha recibido Dilma por todo el país, así como Lula, que ha reiniciado su actividad con viajes por todo el país que resucitan para las élites dominantes el fantasma del más gran líder popular de la historia brasileña, que reafirma que volverá a ser candidato a la presidencia del país y que no le asustan las amenazas sin fundamento que a diario recibe de los medios y en los tribunales. Las encuestas reafirman su papel de favorito. Apenas han comenzado los JJOO del Fora Temer, que se populariza por todo el mundo. La imagen de los JJOO tendrá ese eco y esa expresión política bellísima de la voluntad democrática del pueblo brasileño.
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