La Policía alemana ha descartado que el tiroteo de este viernes en Múnich guarde relación con el grupo terrorista Estado Islámico o con la reciente ola migratoria. Las autoridades barajan como principal hipótesis a un acto de locura, algo que cada vez parece más usual en un mundo convulsionado y consternado que sufre múltiples crisis. Esta vez el autor del ataque, de 18 años, parece haberse inspirado en la matanza protagonizada por el noruego Anders Behring Breivik, que hace cinco años asesinó a 77 personas en Oslo y en la isla de Utoya. El joven asesino, que "nació y creció en Múnich" a pesar de su origen iraní y cuya identidad no ha trascendido, se habría quitado la vida disparándose en la cabeza, aunque aún tenía munición para realizar 300 disparos más.
Las autoridades alemanas han confirmado el número de fallecidos causado por un único atacante, negando así las informaciones sobre la participación de tres tiradores. El tiroteo dejó nueve muertos y 27 heridos, de los cuales diez están graves. La Fiscalía asumió que el ataque, ocurrido en un centro comercial, "fue un acto de locura". Su autor, según las primeras investigaciones, habría padecido algún tipo de transtorno depresivo y estaba obsesionado con la violencia. "No hemos encontrado nada que haga pensar que el atacante tuviera algo que ver con el terrorismo islamista o, en concreto, con el Estado Islámico", declaró en rueda de prensa el responsable de la Policía de Múnich, Hubertus Andrä, que añadió: “Ni el ataque ni el atacante tienen relación alguna con el tema de los refugiados”. "En cambio si hemos encontrado material que mostraba interés por casos de matanzas generadas por ataques de locura".
La Policía sospecha que el joven se inspiró en el caso Breivik, del que justo este viernes se cumplían cinco años. "Cuando alguien se interesa de forma tan intensa por ataques masivos y de locura seguro que Breivik también ha desempeñado un papel", ha reconocido Andrä. "Esa relación digamos que es obvia", añadió. Medios locales apuntan asimismo a que el joven tendía a glorificar a Tim Kretschmer, un joven de 17 años que, en 2009, irrumpió armado en su antiguo colegio en la localidad de Winnenden (suroeste de Alemania) donde empezó una matanza que le costó la vida a 15 personas y luego se suicidó.
Los investigadores tienen que analizar el "abundante" material informático incautado, entre ello muchos artículos sobre acciones policiales y otros tiroteos y un libro titulado Amok, por qué matan los estudiantes. La Policía investiga además una cuenta de Facebook a través de la cual el tirador podría haber invitado a algunos conocidos a acercarse a la hamburguesería en la que comenzó el ataque. Los medios locales, citando fuentes cercanas a organismos de seguridad, aseguran también que el joven tenía problemas escolares y que era aficionado a los vídeojuegos violentos.
Las fuerzas de seguridad llegaron a desplegar 2.300 efectivos en el momento álgido de alerta y este sábado por la mañana alrededor de 800 seguían patrullando la capital bávara, que poco a poco comienza a volver a la normalidad. Los servicios de emergencia recibieron durante la noche más de 4.300 llamadas. Las inmediaciones del restaurante y el centro comercial donde se produjeron los hechos continúan clausurados este sábado a la espera de que avancen las investigaciones. Sin embargo, todo apunta a que fue un simple "acto de locura", algo que cada vez se hace más habitual en el caótico mundo actual.
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