La recuperación económica se desvanece y Europa comienza a verse atrapada en la deflación y el estancamiento, sin señas de una salida real a la crisis. Los planes de austeridad han significado el mayor de los retrocesos y en medio de la desaceleración económica mundial se hará inevitable una década perdida que habrá que agradecer a Ángela Merkel y Christine Lagardé. El casino financiero permitió la recuperación de la banca, pero nada hizo por la economía real. Las bajas tasas de interés impulsaron el juego de casino, pero nada hicieron por la inversión. La economía real fue pulverizada por los planes de austeridad y el FMI ha terminado reconociendo el daño de los planes de austeridad y de las políticas monetarias laxas, tal como reconoció que subestimó los multiplicadores fiscales. Pero el daño ya está hecho y las consecuencias han sido desastrosas para toda la economía. La nueva operación de Mario Draghi con mil millones de euros para comprar bonos de deuda de los gobiernos es uno de las últimos y desesperados intentos del "doble o nada". La política monetaria de este juego de casino no ha tenido eficacia para superar la crisis dado que sus instrumentos fueron justamente los que la crearon. Y en estos seis años no solo no ha mitigado sus fauces desestabilizadoras sino que ha creado nuevas e insondables burbujas al amparo de la banca en la sombra y los derivados financieros. Las políticas laxas y las cuantiosas inyecciones de liquidez no solo sembraron las semillas de la próxima crisis con el hinchamiento de las burbujas especulativas, sino que también desmantelaron todo el sistema de protección social y así es como hoy los países están mucho más desamparados que en los años de la quiebra de Lehman Brothers.
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