Las pruebas de estrés entregadas ayer por el Banco Central Europeo no tomaron en cuenta un dato crucial para que sus resultados fueran creíbles: la brecha entre la inflación proyectada por el BCE y la inflación real de la eurozona. Como llevamos informando desde hace más de un año, Europa se enfrenta a un escenario deflacionario de desconocidas consecuencias. Este escenario de un descenso general en los precios es el resultado de los planes de austeridad implantados por la troika que, en la práctica, han significado mayor desempleo y menor crecimiento, exactamente lo contrario de los que necesita Europa. Dado que los test de estrés no tomaron en cuenta el adverso escenario de la deflación, estamos una vez más ante unos pruebas a la banca que no indican nada real.
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