El presidente del banco vaticano, Ettore Gotti Tedeschi, y el director general del Instituto para las Obras Religiosas, se encuentran bajo la lupa de la fiscalía de Roma por lavado de dinero. La Santa Sede manifiesta su “asombro y perplejidad” y asegura que la información de la operación está en el Banco de Italia. Asimismo, el Banco Santander ha sido salpicado por blanqueo de dinero de narcotráfico y varios de los principales bancos de Estados Unidos han blanqueado grandes sumas de dinero procedentes de narcotraficantes mexicanos.
La fiscalía de Roma ordenó el 21 de septiembre a la policía financiera italiana incautarse de 23 millones de euros depositados en el Instituto para las Obras Religiosas (IOR) de la banca del Vaticano. Fuentes cercanas a la investigación han afirmado que el banco, dirigido por Ettore Gotti Tedeschi, habría incurrido en un posible delito contra las normativas europeas del lavado de dinero negro al no haber comunicado a las autoridades italianas los nombres de dos clientes que ingresaron hace unos días en el Instituto 20 millones de euros y tres millones de euros, respectivamente.
Gotti Tedeschi y el director general del IOR han sido declarados sospechosos por la fiscalía. La Santa Sede ha manifestado su “perplejidad y asombro” por la iniciativa de la fiscalía y ha expresado la máxima confianza en ambos dirigentes, según se lee en una nota de la Secretaría de Estado. “Es conocida nuestra clara voluntad ya manifestada por las autoridades de la Santa Sede de actuar con plena transparencia en lo referido a las operaciones financieras del IOR. Ello implica el cumplimiento de todos los trámites destinados a prevenir el terrorismo y lavado de capitales”. Según el Vaticano, los datos referidos a la operación investigada están ya disponibles en la oficina competente del Banco de Italia.
Gotti Tedeschi, ex presidente del Santander Consumer Bank, la división italiana del Grupo Santander, es un economista muy próximo al Opus Dei. Su nombramiento al frente del IOR en septiembre del 2009, aprobado por la comisión cardenalicia que supervisa el banco de la Santa Sede, se interpretó como un intento de poner orden en las controvertidas finanzas vaticanas.
En 2009, la publicación del libro Vaticano S. A., de Gianluigi Nuzzi, sacudió los cimientos del banco ya que el periodista italiano revelaba, gracias a los documentos legados por un ex dirigente del IOR, que el Instituto llevaba años lavando dinero de la mafia y abriendo cuentas secretas a nombre de políticos como Giulio Andreotti, banqueros y empresarios.
En 1982, la banca vaticana protagonizó el mayor escándalo de su historia con la quiebra fraudulenta del Banco Ambrosiano, entonces la mayor institución privada italiana y muy cercana al IOR que presidía el arzobispo estadounidense Paul Marcinckus, máximo dirigente del banco entre 1971 y 1989. El arzobispo masón se libró de ser juzgado y arrestado gracias a su pasaporte vaticano.
El caso incluyó las muertes (todavía no aclaradas) de Roberto Calvi, presidente del Ambrosiano y miembro de la logia masónica Propaganda Due (P2), que apareció colgado en el puente de los Frailes Negros de Londres en 1982; y del financiero siciliano Michele Sindona, también masón y conocido como el banquero de la mafia, que murió envenenado con una taza de café en la cárcel en 1986 mientras cumplía cadena perpetua por haber ordenado el asesinato de Giorgio Ambrosoli, el inspector del Banco de Italia que investigaba a los bancos de Sindona.
A su vez, el banco Santander está siendo investigado por blanqueo de dinero procedente del narcotráfico, según reveló la revista Bloomberg Markets Magazine. La publicación señala que diversas entidades transnacionales de Europa, Estados Unidos y México han blanqueado miles de millones de dólares procedentes del narcotráfico. El reportaje involucra a Wells Fargo, Bank of America, Citigroup, American Express y Western Union. Entre estas actividades estarí la gestión de fondos que sirvieron para comprar cuatro aviones que transportaron 22 toneladas de cocaína. En otro caso, Bank of America sería responsable de haber manejado el dinero que sirvió para la compra del DC-9 que el 10 de abril de 2006 fue requisado por las autoridades mexicanas con 5,7 toneladas de cocaína en su interior.
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