miércoles, 10 de marzo de 2010

Los bancos más grandes ganaron 100.000 millones de dólares en 2009

Necesitaron billones en ayudas públicas para no caer como las fichas de un dominó y acabar literalmente con la economía de todo el mundo. Los grandes gigantes bancarios se habían metido en un problema de tal calibre que sólo la ayuda de los gobiernos pudo evitar la hecatombe. Hace menos de año y medio de ello y ya prácticamente se ha olvidado. Los 19 bancos más grandes del mundo han salido de las pérdidas y ya no quieren que se recuerden sus errores y, sobre todo, que se legisle la regulación financiera.

El año pasado los bancos más grandes ganaron más de 100.000 millones de dólares por encima de las pérdidas de 50.000 millones del año anterior, según los datos de Bloomberg. Y aunque esas ganancias todavía son inferiores a las de los cinco años anteriores a la crisis, los banqueros consideran que ya está prácticamente todo arreglado y que no hace falta ponerse duros con las exigencias normativas. Aseguran haber aprendido la lección; pero la realidad es que buena parte de los beneficios que consiguieron fue porque volvieron a arriesgar más de lo recomendable.

Su negocio no está mejor que hace un año, pero sus cifras dicen lo contrario. Ese contraste tiene explicación: Los bancos tuvieron en 2009 acceso a dinero público gratis inyectado por los bancos centrales que utilizaron para invertir en renta fija y bolsa lo que les ha generado esos abultados beneficios.

Estos resultados permitieron a miles de empleados de la banca de inversión recibir bonos millonarios. The Wall Street Journal calcula que sólo los bancos estadounidenses pagaron en primas 145.900 millones de dólares el año pasado, lo que hace temer a los reguladores la vuelta a las rentables, pero arriesgadas, costumbres del pasado. Más aún cuando ahora los bancos centrales comienzan a recortar las medidas de liquidez y eso se traduce en menor volumen de dinero en bolsa y menor posibilidad de trading.

Otra de las razones para la gran diferencia de resultados en sólo un año es que en 2008 la mayoría de las entidades se vio obligada a sacar a la luz pérdidas ocultas (créditos incobrables, hipotecas basura, bonos sin valor…) y, sin embargo, en 2009 les quedaron menos vergüenzas por destapar. Fue el caso de Royal Bank of Scotland, Citigroup y UBS, que perdieron conjuntamente 83.000 millones de dólares en 2008 y el año pasado, sólo 9.000 millones.

Aunque la situación es aparentemente mejor, los reguladores de todo el mundo, encabezados por el Consejo de Estabilidad Financiera (órgano surgido de las reuniones del G-20), están convencidos de que es necesario hacer una gran reforma para no caer de nuevo en los riesgos del pasado.

Pero los bancos no quieren oír hablar de la mayoría de propuestas que se están realizando como elevar las exigencias de solvencia, limitar las actividades de trading, imponerles impuestos que sufraguen futuras crisis o limitar los bonus de los banqueros, y están pujando duro contra ellas en una gran labor de lobby que las autoridades critican abiertamente, desde Obama hasta representantes del BCE. Su argumento (o amenaza) es que si se endurecen las exigencias, el crédito nunca volverá a fluir porque no tendrán dinero suficiente para guardar y para prestar.

Un ejecutivo de un banco español aseguró esta semana que los gobiernos manejan en este momento un doble discurso que no se puede sostener porque por un lado están urgiendo a que se dé más crédito y por el otro, diseñando nuevos sistemas para que se reduzcan los riesgos de las entidades. Ambas cosas son incompatibles.

En esta lucha contra las nuevas normativas, las entidades financieras de EEUU han endurecido la presión a un nivel que obligó la intervención del secretario del Tesoro, Timothy Geithner, para pedirles moderación en sus ambiciones. En el Reino Unido, la banca tampoco deja de apabullar al Gobierno, argumentando que decenas de miles de empleos dependen de las entidades financieras y que estas aportan miles de millones al fisco en impuestos. Amenazan con cambiar su dinero a refugios menos hostiles a sus intereses si se siguen endureciendo las exigencias. Elmundo ha quedado atrapado en la codicia de los banqueros, y de esta trampa no se saldrá facilmente.

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