El FMI no puede rehuir su responsabilidad concreta frente a la crisis al promover justamente las políticas que la detonaron, como seguir los lineamientos del Consenso de Washington, obligar a los países a tener a la inflación como el parámetro central de la actividad económica; favorecer las privatizaciones y el libre comercio, y despreciar el tema del empleo, aún a expensas de la estabilidad interna. Argentina y Letonia son países que han sufrido en carne propia la coacción del FMI. Justamente esta semana se desarrolló un interesate debate sobre las políticas del FMI en el blog argentino Los tres chiflados.
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Como expresa Larry (uno de estos cinco economistas “chiflados”):
El FMI no es una entidad supra-nacional que busca el bien común para que todas las economías crezcan en hermandad y prosperidad, equilibrando los esfuerzos por sacar el mundo adelante con heroísmo y responsabilidad social. Avalentonado solo por el altruismo social que todo buen samaritano que quiera ganarse un lugar en el cielo deba perseguir e inculcar sobre el prójimo.
Discúlpenme, pero el FMI no es una iglesia, no se reparte limosna ni se piensa en los pobres. Eso no es el FMI. Tampoco es un hospital de Economías, ni es la cruz roja que viene a casa a curarnos la gripe A, a cambio de una dulce sonrisa.
El FMI es para EEUU, lo que es un ministro para el presidente. Es simplemente una herramienta política para ejercer su política internacional, no pensando en el bienestar mundial, sino pensando en el impacto que tiene en su economía, los países que no son parte del G7. Con ellos se negocia cara a cara, con el resto, con el FMI.
Hay bastante unanimidad en que las políticas del FMI constituían solamente el brazo ideológico de un modelo que no puso al ser humano ni su calidad de vida en el centro de su interés, sino que se ocupó sólo de cifras de ganancias (muchas veces engañosas) sin pensar en las externalidades negativas que se derivarían. El premio Nobel Joseph Stiglitz es quien más ha criticado las políticas del FMI y del Banco Mundial. Su artículo Lo que aprendí de la crisis financiera (de abril de 2000) es ya todo un clásico.
Por eso que el esfuerzo histórico del FMI de liberar del pago de intereses a los países pobres, es muy digno de destacar. Por si usted no lo sabe, los intereses que cobra el FMI a los países son bastante mayores a los que aplica la Fed y los Bancos Centrales a sus propios bancos comerciales. Pero, por algo se empieza.
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