Aunque Harold Bloom ha sido una personalidad central en el debate intelectual de los últimos cincuenta años, se hizo conocido masivamente por criticar las novelas de Harry Potter y considerarlas “simple basura”. En los años cincuenta, enfrentó a T. S. Eliot, cuya Nueva Crítica reinaba entonces en las salas de clase de literatura. En los años setenta, discutió con los destruccionistas, intelectuales europeos que argumentaban que el lenguaje carecía esencialmente de significado. En las Guerras Culturales de los noventa, Bloom, se vio enfrentado a críticos feministas y multiculturalistas después de publicar “The Western Canon” (El canon occidental) que muchos consideraron demasiado sesgado hacia los escritores varones blancos. Gran admirador de Shakespeare y defensor de los poetas románticos del Siglo XIX, Bloom ha escrito unos 30 libros, sobre todo el influyente “The Anxiety of Influence” (La ansiedad de la influencia) y “The Book of J” (El libro de J) en el que afirma de modo poco ortodoxo que la Biblia fue escrita por una mujer. En su penúltima obra Jesús y Yahvé, los nombres divinos, desmonta la tradición judeo-cristiana y habla de la incompatibilidad entre el dios hebreo y el cristiano y hace hincapié en que no existe tal tradición, pues “las dos historias, los dos dioses y las dos biblias, son incompatibles. Es una falacia política, es como defender una tradición cristiano-islámica. Estas dos religiones no tiene nada en común, tienen orígenes diferentes y nunca confluirán”.
Al momento de criticar a Bush es contundente “Bush dice que Dios es su filósofo, pero no sé donde ha leído que Jesucristo haya dejado algún testimonio donde diga que los ricos tengan que ser más ricos y los pobres más pobres o que haya que ir a la guerra. Creer en Dios es una frase hecha, guiada por los valores políticos". Para Bloom, los estadounidenses creen en un "Jesucristo histórico, que hablaba en inglés, votaba al partido republicano y dirigía una empresa norteamericana".
El autor de ¿Dónde se encuentra la sabiduría? añade que su discurso siempre adquiere un tono político, y puntualiza, "pero es que no lo puedo remediar, porque mi país se ha convertido en una especie de teocracia, que va a hacer de la Constitución una teología cristiana. Así que las diferencias entre Bush y Bin Laden no las tengo tan claras".
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