martes, 21 de abril de 2020

Colapsó el petróleo: ¿Se viene la gran recesión mundial?


Claudio Della Croce, Estrategia

El mercado de petróleo en el continente americano colapsó el lunes 20 de abril, al vencer los contratos de entrega de crudo en mayo: los precios cayeron en terreno negativo, hecho que en la práctica significa que los productores deberían pagar a los consumidores para que se lleven el combustible.

Tras haber estado por encima de cero durante varias horas a primera hora del martes, el barril bajó a los infiernos y evolucionaba en torno a -10 dólares. El lunes había cerrado en -37,63 dólares en Nueva York. El barril de Brent del mar del Norte (referencia en Europa) para entrega en junio perdía 18,93%, situándose en 20,73 dólares en Londres. Una hora antes cayó a 18,10 dólares, su nivel más bajo desde diciembre de 2001.

Los contratos de venta del West Texas Intermediate (WTI), referencia en esta zona del mundo, para entrega en mayo cerraron con un precio negativo de 37.63 dólares por barril, pérdida de 55.9 dólares respecto del viernes. En el mercado spot, con entrega inmediata, la mezcla mexicana se negoció también en un negativo de 2.37 por barril, cuando el viernes era de 14.37.

China le responde a EEUU: "¿Alguien pidió una compensación por el SIDA o la caída de Lehman Brothers?"

"¿Alguien pidió compensaciones a EEUU por el SIDA, por la Gripe A o por la caída de Lehman Brothers", respondió el gigante asiático tras las demandas colectivas que habilitó la administración Trump contra China.


China ha endurecido su tono hacia Estados Unidos respondiendo a las últimas acusaciones lanzadas desde la Administración de Donald Trump: "Una mentira es una mentira, no importa cuántas veces se repita", ha defendido este lunes el Gobierno chino. Una respuesta que llega mientras aumenta la presión internacional sobre Beijing por su gestión de la crisis en el brote inicial y tras las duras críticas de EEUU, Francia o Inglaterra por haber ocultado información en los primeros compases de la pandemia impidiendo así al resto de países tomar medidas al respecto.

El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Geng Shuang, ha asegurado que "el virus es un enemigo común para toda la humanidad". En una comparecencia a periodistas que la República de China ha difundido en su web, el funcionario ha defendido que "China también es una víctima, no un perpetrador, y mucho menos un cómplice de COVID-19".

lunes, 20 de abril de 2020

La crisis del imperio y un mundo nuevo


Emir Sader, Alai

A lo mejor nada ha expresado de forma más clara la pérdida de capacidad hegemónica de EEUU que la patética posición de Donald Trump en contra de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Si tuviera argumentos y liderazgo, convocaría a una campaña de boicot política en contra de la OMS, postura que EEUU tuvo en otros momentos, con efectos reales.

Pero no tiene ni lo uno ni lo otro, la postura de EEUU en esta circunstancia tuvo que reducirse a su lenguaje preferido: el boicot económico. Pero con otra ola de desgaste de la imagen de EEUU, que, en una situación de emergencia mundial, debilita al organismo internacional que busca orientar y coordinar acciones en contra de la pandemia.

El “American first” revela toda la pérdida de capacidad hegemónica de EEUU. Porque supone algo que ya no es real: defender los intereses de EEUU es defender la democracia, el desarrollo económico, la libertad, el fortalecimiento de un mundo solidario y armonioso.

“American first” se ha revelado ser “American alone”. Nunca EEUU han estado tan aislados en el mundo. Nunca el destino de EEUU estuvo tan separado – y hasta contrapuesto – al de los otros países del mundo. Trump representa el aislacionismo en su forma más extrema. Cuando más el mundo necesita de conducción política coordinada para enfrentar a la pandemia, más EEUU se encierra sobre sí mismo y da la espalda al mundo.

El coronavirus y la insoportable levedad del capitalismo


Eva Illouz, Nuso.org

En pocos días, el coronavirus parece haber apagado el corazón latente de nuestra civilización y trastocado la vida cotidiana de miles de millones de personas. Al mismo tiempo, la crisis plantea desafíos estructurales, que van desde iniciativas como nuevos tribunales sanitarios internacionales y formas de detectar y evitar la transmisión zoonótica hasta una redefinición del papel de los Estados y del reparto de las ganancias a escala global.

En Melancolía, el film de Lars von Trier, el espectador va entendiendo lentamente, con una mezcla de terror e impotencia, que el mundo va a llegar a su fin luego de chocar contra un planeta que lleva ese nombre. Al final de la película, entre la fascinación y la parálisis, observa el planeta en su curso de colisión contra la Tierra. Lo que al principio es un punto lejano en el cielo luego se convierte en un disco cada vez más grande, que por fin cubre la pantalla en el instante del choque.

Mientras todos nos vemos envueltos en un acontecimiento mundial cuya magnitud aún no hemos dilucidado por completo, trataba de encontrar analogías y recordé la escena final del film de Von Trier.

Leí por primera vez sobre un extraño virus en la prensa estadounidense durante la segunda semana de enero, y presté mucha atención porque mi hijo estaba por viajar a China. El virus todavía estaba lejos, como el disco lejano de un planeta amenazador. Mi hijo canceló su viaje, pero el disco continuó en su curso inexorable, chocando lentamente contra nosotros en Europa y Oriente Medio. Hoy todos observamos absortos la pandemia en desarrollo, mientras el mundo que conocíamos se apagó. El coronavirus es un acontecimiento planetario de una magnitud que nos esforzamos por comprender, no solo por su escala planetaria, ni por la velocidad de la infección, sino porque en cuestión de pocas semanas puso de rodillas a instituciones cuyo titánico poder nunca cuestionamos. El mundo primitivo de las pestes mortales hizo erupción en medio del mundo avanzado e higiénico del poder nuclear, la cirugía láser y la tecnología virtual. Aun en tiempos de guerra siguieron funcionando cines y bares clandestinos, pero ahora las bulliciosas ciudades de Europa se han transformado en espeluznantes pueblos fantasma y sus habitantes permanecen en sus escondites. En palabras de Albert Camus, «todos estos cambios eran, en cierto sentido, tan extraordinarios y se habían efectuado tan rápidamente que era muy difícil considerarlos normales y duraderos».

domingo, 19 de abril de 2020

Luis Sepúlveda: notario de la historia, guardián de la memoria


Marcos Roitman Rosenmann, La Jornada

Vivió todas sus vidas. Su imaginación lo llevaba a mundos donde creaba sin ataduras. Fue un personaje al interior de su literatura. Gran conversador y fumador empedernido, abandonó Chile sin quererlo. La dictadura de Pinochet lo llevó al exilio. Nunca perdió sus raíces ni su compromiso político. No sólo escribió literatura, incursionó en el teatro y el cine. Fue un excelente analista político. A diferencia de otros literatos cuya fama los descoloca hasta el extremo de vender su alma, Luis Sepúlveda dejó constancia de sus principios y valores democráticos. Sus artículos circularon en los años oscuros de la dictadura. La revista Análisis los publicaba. Su director, Juan Pablo Cárdenas, editó por primera vez su novela Un viejo que leía novelas de amor. Cuenta que tras enterarse de su publicación por una editorial francesa, recorrió las librerías de Santiago, junto con sus amigos, retirando los ejemplares para que los franceses creyesen que habían sido los primeros en descubrir la obra.

Su columna Carne de Blog, en Le Monde Diplomatique, circula por el mundo. Fueron centenares. Chile: El Oasis Seco, del 26 de diciembre de 2019 fue su última entrega. Una crítica mordaz al modelo neoliberal. Así concluía su reflexión:
"La paz del oasis chileno estalló porque las grandes mayorías empezaron a decir no a la precariedad y se lanzaron a la reconquista de sus derechos perdidos. No hay rebelión más justa y democrática que la de estos días en Chile. Reclaman una nueva Constitución que represente a toda la nación y su diversidad, reclaman la recuperación de cuestiones tan esenciales como el agua y el mar también privatizado. Reclaman el derecho a estar presentes y ser sujetos activos del desarrollo del país. Reclaman ser ciudadanos y no súbditos de un modelo fracasado por su falta de humanidad, por la absurda obcecación de sus gestores. Y no hay represión por más dura y criminal que sea, capaz de detener a un pueblo en marcha".

La economía hegemónica en su laberinto


Sergio Gamonal, El Mostrador

La hegemonía de la perspectiva neoliberal en economía, ha sido muy fuerte en los últimos cuarenta años, especialmente en Chile. Obviamente existen otras perspectivas en economía y una alta gama de matices, apellidos como Stiglitz, Ha-Joon Chang, Piketty o Mazzucato, por citar a algunos, nos recuerdan que la economía es una disciplina compleja, que forma parte de las ciencias sociales y que, por lo mismo, se basa en el siempre impredecible comportamiento humano, lo que debiera excluir aproximaciones dogmáticas o teológicas acerca de cómo adoptar decisiones de política económica.

Sin embargo, el predominio del pensamiento único en economía es muy fuerte en el mundo y en nuestro país.

Por otro lado y no sólo en Chile, la perspectiva neoliberal ha sido adoptada por los gobernantes con entusiasmo, para redistribuir el ingreso hacia el 1% más rico y, presenciamos políticas estatistas para las pérdidas de los bancos en las crisis de 1982 y 2008 -rescates millonarios pagados por los contribuyentes e impuestos más bajos a los ricos e hiperricos- y, liberales para las pérdidas de los ciudadanos. En otras palabras, subsidios tanto al sistema financiero como a las transnacionales y, crudeza del mercado y bancarrota individual para las personas comunes.

sábado, 18 de abril de 2020

Científicos de Cambridge señalan que el coronavirus se originó en septiembre y lejos de Wuhan



Un equipo científico de la Universidad de Cambridge, Reino Unido, planteó que el origen del brote del coronavirus Sars-CoV-2 pudo darse mucho antes de lo indicado por China e incluso en otra ciudad diferente a Wuhan, la que desde un comienzo se nombró como el epicentro de la pandemia. En principio, los académicos indicaron que la cepa nació más al sur de Wuhan, y tres o cuatro meses antes de lo anunciado. De acuerdo a los científicos, el virus mutó desde su génesis hasta la actualidad y que las cepas estudiadas indican que el primero de ellos podría estar incluido en una ventana que abarca desde el 13 de septiembre hasta el 7 de diciembre. Peter Forster, genetista de la Universidad de Cambridge, señaló en su informe que “el virus puede haber mutado en su forma final hace meses, pero permaneció dentro de un murciélago u otro animal durante varios meses sin infectar a otras personas”. El científico continuó explicando que luego “comenzó a infectar y a esparcirse entre humanos entre el 13 de septiembre y el 7 de diciembre”. El ensayo fue presentado ante la revista de Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias y reproducido por South China Morning Post.

El equipo académico utilizó una herramienta algorítmica para rastrear al paciente cero, clave para determinar cómo se inició la actual pandemia que registra más de 150 mil muertes en todo el planeta. Según Johns Hopkins University, los profesores de Cambridge intentaron reconstruir la red del primer brote. Las muestras iniciales de un informe anterior limitó la capacidad de los investigadores de determinar cuándo y dónde se inició la tragedia virósica. Pero en su nuevo ensayo -de publicación preliminar- incluyeron mil secuencias completas del genoma de las cepas que fueron dadas por científicos de todo el mundo. Cuantas más cepas puedan ser estudiadas, más preciso será el resultado del trazado del virus, del camino que realizó.

viernes, 17 de abril de 2020

Trump y su cataclismo económico-sanitario


Hedelberto López Blanch, Rebelión

La obstinación y poca visión del presidente estadounidense Donald Trump por tratar de salvar a la economía por encima de las vidas de los ciudadanos, ha provocado un cataclismo en el país como no había sucedido antes en su historia moderna.

El 21 de enero se diagnosticó la presencia del Covid-19 en Estados Unidos y sus primeras declaraciones fueron que la economía no se debía detener por una pequeña gripe o una influenza pasajera.

Dos meses y medio después, Trump se vio obligado a decretar en los 50 Estados de la nación la situación de desastre, tras aparecer el virus en el estado de Wyoming. También pasaron a esa fase las Islas Vírgenes estadounidenses, Islas Marianas del Norte, el Distrito de Columbia, Guam y Puerto Rico.

Al ofrecer la información, el subsecretario de prensa de la Casa Blanca, Judd Deere, dijo que resultaba la primera vez en la historia de Estados Unidos que sus 50 Estados se encuentran bajo proclamación de desastre federal de manera simultánea.

Alrededor de 685.000 contagiados y más de 35.500 muertos han sido las alarmantes cifras hasta el 17 de abril, las que seguirán en aumento porque como expresa la mayoría de las autoridades sanitarias y especialistas, al gigante norteamericano le será difícil controlar la transmisión por las enormes deficiencias y dificultades que ha presentado el sistema de salud.

EEUU es derrotado por la soberbia más que por el virus


Ramón Latorre, El Mostrador

Todo comienza con el Holandés errante, barco sin rumbo y sin tocar tierra. Cruceros que partieron cantando canciones de alegría y hoy están detenidos en medio de un mar que no los deja tocar tierra. Pero esta vez no fue dios el castigador el que los dejó en medio de la nada sino un habitante invisible de nuestro mundo. Quizá la mejor definición fue la que dieron los biólogos Jean y Peter Medawar quienes nos dicen que: “Un virus es simplemente un montón de malas noticias envueltas en proteína”. Formado por un material genético que llamamos ácido ribonucleico y rodeado por una membrana que puede ser disuelta por el alcohol o destruida por el jabón, este formidable enemigo nos tiene a todos en jaque. Es capaz de sobrevivir a las más adversas condiciones y silenciosamente se traslada, con la velocidad de Mercurio, de un ser humano a otro.

Vino de algún animal vendido para deleite de algunos comensales en una ciudad china que se llama Wuhan, en donde los apetitos van a través de toda la escala zoológica, tomando prestados los cuerpos de más de ochenta mil de sus ciudadanos. De ahí, saltando a través de aire, mar y tierra, se trasladó al resto del planeta Tierra para provocar una pandemia que no conocíamos desde el tiempo de la gripe española, que infectó a 500 millones y dejó un estimado de más de 17 millones de muertos. No hay cura aún, solo esperar que por algún motivo caprichoso se vaya y mientras tanto fortificarse en nuestras casas con la esperanza de no estar dentro de la estadística de los muertos.

El miedo de Kissinger al ocaso del Imperio americano


Telma Luzzani, Página 12

Hace muchos años que se pronostica el ocaso inevitable de la supremacía norteamericana. Pero ¿cómo probarlo? Muchos argumentos parecían nacidos más de una expresión de deseos que de una posibilidad real. Hoy, ya no hay dudas. Estrategas como Henry Kissinger, político clave en la construcción del imperio y experto como pocos en los laberintos del poder, reconocen el irremediable fin de la hegemonía estadounidense.

Las postales dramáticas que el Covid-19 está sembrando en distintas partes del territorio norteamericano confirman esa hipótesis. Y no por las altísimas cifras de muertos, ni por la imperdonable falta de insumos básicos en un país de semejante riqueza, ni por la deficiencia y crueldad de su sistema de salud pública. Estas no son más que consecuencias del capitalismo salvaje que tienen muy sin cuidado al establishment mundial, partidario, como se sabe, del darwinismo social y la sobrevivencia de los ricos.

En su último artículo “La pandemia del coronavirus va a alterar para siempre el orden mundial”, publicado el pasado 3 de abril en el diario The Wall Street Journal, (ver aquí)Kissinger expresa abiertamente sus dos grandes temores. Después del Covid-19 ¿se podrán “salvaguardar los principios del orden mundial liberal”? “Un país dividido como Estados Unidos ¿será capaz de liderar la transición al orden posterior al coronavirus?”

jueves, 16 de abril de 2020

Coronavirus y Política: Trump, Bolsonaro y Johnson: el eje viral


Eduardo Febbro, Página 12

Patoteros opacos, bufones brillantes e irresponsables sin redención. Varios movimientos políticos y líderes nacionales y mundiales de las derechas duras han fracturado todas las fronteras de la indecencia y la ineptitud en su gestión de la pandemia. Constituyen hoy lo que bien puede llamarse el eje viral del mundo cuya nocividad se contrapone a los mandatos ejemplares protagonizados en la Argentina por el presidente Alberto Fernández y otros jefes de Estado y de Gobierno a través del planeta. Con un Estado descuartizado por la administración macrista, había que tener coraje político para decretar el confinamiento del país y las demás medidas que, a no dudarlo un segundo, salvaron miles y miles de vidas humanas.

En Francia, con muchísimos más casos y un país infinitamente más expuesto que la Argentina a los contagios debido a su posición geográfica central (Francia es el primer destino turístico del mundo con 90 millones de viajeros en 2019) y su vecindad con Italia, Emmanuel Macron recién empezó a diseñar medidas preventivas fuertes a mediados de marzo (el 16) cuando dijo en la televisión “estamos en guerra”. Los tres primeros casos de coronavirus fueron detectados el 24 enero mientras que en la Argentina el primer infectado, importado de Italia, fue descubierto el 3 de marzo. El confinamiento se decretó en Francia el 17 de marzo luego de la perplejidad que provocó el mantenimiento de la primera vuelta de las elecciones municipales que se llevó a cabo el 15 de marzo. La consulta fue suspendida y la segunda vuelta pospuesta. La opinión pública francesa aprobó en un 96% las medidas mientras que un 86% le reprochó al mandatario no haberlas aplicado antes.

miércoles, 15 de abril de 2020

Esta pandemia muestra la injusticia estructural de las políticas neoliberales


David Brooks, La Jornada

Son las siete de la tarde y las ventanas de la ciudad de Nueva York se abren, como todos los días a esta hora, para ofrecer una ovación sonora, acompañada de sirenas de bomberos, a los trabajadores de salud que nos están rescatando en medio de la pandemia, en medio de este llamado epicentro del país number one en contagios y ahora en competencia global diaria para ganar el trofeo de más muertos. Con los aplausos no sólo se agradece, sino se supera por unos minutos el aislamiento de la cuarentena parcial, y con ello, se reconoce que aunque cada acción de distanciamiento es individual, es a la vez una acción solidaria, lo que hace cada uno tiene impacto en todos.

Pero como en toda crisis, el coronavirus ha dejado claro que no todos son afectados de la misma manera, las cifras de contagio y muerte revelan una geografía de clases donde los más pobres –entre ellos las minorías afroestadounidenses y latinas, así como la mayoría de inmigrantes, sobre todo los indocumentados– son los más devastados. Son primero víctimas no del virus, sino de la mayor desigualdad económica y social en 90 años. El problema fundamental en esta crisis no es de salud, sino de la injusticia estructural que se ha profundizado durante cuatro décadas de políticas neoliberales.

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