Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada
Un gran misterio es la notable facilidad del manejo cibernético por los yihadistas en Twitter y en sus mensajes encriptados en Deep Web o “Internet profundo (http://goo.gl/hyCeE7)”. La narrativa hollywoodense sobre el éxito multimediático de Osama Bin Laden, fundador de Al Qaeda, era su utilización del video desde sus supuestos múltiples escondites inexpugnables para las cándidas televisoras internacionales que reproducían generosamente sus letales recados, como ocurrió con su confesa responsabilidad de los atentados del 11-S.
Hoy la agencia de información de los yihadistas –hijos y nietos de los mujahidines de la década de los 70, transfigurados luego en Al Qaeda– es Amaq, que mediante la tecnología móvil difunde noticias bilingües en árabe e inglés en un ciclo de 24 horas, según el muy influyente rotativo saudita As-Sharq-Al-Awsat (http://goo.gl/ko7pu2).
El rotativo saudita, muy cercano al vicepríncipe heredero Bin Salman, ilustra que el nombre de la agencia Amaq proviene de una ciudad siria mencionada en la antigua profecía: sitio de la victoria apocalíptica sobre los no creyentes.