Nick Beams,
WSWS
La semana pasada, la Junta del Banco Federal de Reserva (Fed) Estados Unidos puso fin formalmente a su programa de flexibilización cuantitativa, anunciando que a partir del próximo mes empezaría a reducir los US$ 4,5 billones de activos financieros que tiene en su balance.
Junto con la política de tasas de interés ultrabajas, la expansión de las tenencias de deuda de la Fed de US$ 800 mil millones a su nivel actual tenía como objetivo prevenir un colapso total del sistema financiero estadounidense y mundial como resultado del colapso de 2008.
La intervención de la Fed, que fue replicada por otros importantes bancos centrales, fue un evento sin precedentes en la historia económica.
La medida para liquidar sus tenencias de activos, aunque a un ritmo muy lento de sólo US$ 50 mil millones por mes, a partir del comienzo del próximo año, la Fed quiere fomentar la creencia de que esto es un retorno a las condiciones “normales”, y que los efectos de la crisis de 2008 irán desapareciendo con el tiempo. Pero la crisis de 2008 no fue el resultado de meros desajustes en el sistema financiero. Era la expresión de una ruptura de procesos arraigados en el propio corazón de la economía capitalista misma.
La causa inmediata de la crisis fue la especulación en activos financieros, que habían llegado a dominar cada vez más la economía estadounidense. Los acontecimientos de 2008 fueron precedidos por el colapso de la burbuja de puntocom especulativa en 2001-2002, de que la desaparición de Enron, que basó sus cifras de ganancias en cálculos fraudulentos en los mercados financieros, fue sólo una de las expresiones más gráficas.
El colapso de las acciones puntocom no dio lugar a ningún tipo de limpieza regulatoria del sistema financiero, sino más bien a la baja de las tasas de interés por parte de la Fed, lo que llevó a una mayor especulación, encabezada por la burbuja hipotecaria subprime.
Debido a que el mercado subprime era una expresión de procesos mucho más amplios, su colapso desencadenó una crisis en todo el sistema financiero, a pesar de las afirmaciones del jefe de la Fed, Ben Bernanke, en 2007 de que cualquier problema en esta área sería superado rápidamente sin mayores consecuencias, ya que ascendía a sólo unos 50.000 millones de dólares.