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lunes, 28 de marzo de 2016

¿Colapso de la Unión Europea? Un punto de vista escéptico

Immanuel Wallerstein, La Jornada

Uno de los juegos que los expertos y los políticos juegan hoy día es verbalizar el por qué y el cómo va a colapsar, ya está colapsando, la Unión Europea (UE). Cualquiera que siga las noticias mundiales conoce las explicaciones estándar: la Grexit y la Brexit (acrónimos que designan la posible salida de Grecia o Gran Bretaña de la UE) sólo conducirán a otras salidas; nadie quiere más migrantes (refugiados) en su país; Alemania tiene demasiado poder, o no lo suficiente; están surgiendo por todas partes fuerzas/partidos de ultraderecha; el acuerdo de Schengen, que accede a movimientos sin visa, está siendo suspendido en casi todos los países que lo habían adoptado; crece imparable el desempleo.

Existe un tema subyacente en esta letanía de pesimismo (¿o es optimismo?). Los europeos, tanto los sofisticados como los ignorantes, se han vuelto impermeables a los argumentos racionales. Casi todos actúan irracionalmente, respondiendo a sus emociones y no a los análisis reflexivos. Pero ¿en verdad es así, Charlie Brown? Da para una buena tira cómica, pero ¿acaso significa que la UE dejará de hecho de existir?

No estoy brindando aquí mis puntos de vista sobre si la Unión Europea es buena o mala, si debería ser apoyada o si deberíamos socavarla. En cambio, quiero analizar lo que pienso que ocurre en la realidad. ¿Será que las instituciones que ahora conforman la Unión Europea continuarán existiendo a 10 o 20 años de hoy? Sospecho que sí. Para ver por qué pienso esto, revisemos juntos lo que hace que los europeos –tanto los sofisticados como los “ignorantes– duden de si dar el paso fatal de desmantelar aquello por lo que trabajaron tan duro durante los últimos 70 años. Hay algunas razones que uno podría llamar económicas, otras que serían geopolíticas y, finalmente, otras que podríamos llamar culturales.

viernes, 25 de marzo de 2016

Acuerdo UE-Turquía sobre refugiados: cambiar dinero por vidas humanas

Mehmet Ugur, Sin Permiso

Yo solía divertirme investigando la integración europea, debido a que la cuestión me sorprendía por ser un rico laboratorio para destilar pruebas del lado obscuro de los gobiernos nacionales. He aprendido un rato largo acerca de la forma en que los gobiernos de mi país de origen y mi país de adopción (Turquía y el Reino Unido) defendían el ‘interés nacional’ en Europa. Mi lectura de la evidencia sugería que el ‘interés nacional’ no era en realidad nada más que el de los puntos de veto: grupos de interés pequeños pero estrechamente organizados capaces de apoderarse de la política pública, precisamente porque son pocos en número y se organizan de modo eficaz. Por contraste, el público en su conjunto (es decir, el origen legal y filosófico del interés nacional) quedaba orillado debido a su inherente debilidad a la hora de resolver problemas de acción, tal como ha demostrado Mancur Olson.

La inmigración es una cuestión de política en la que los grupos de veto tienen mejores oportunidades de equiparar sus intereses egoístas a un ‘interés nacional’ indivisible, pero en buena medida ficticio.

El reciente acuerdo entre la UE y Turquía sobre los refugiados sirios es un vergonzoso ejemplo de la política pública europea atrapada por grupos de veto que consisten en grupos y políticos xenófobos minoritarios preocupados por sus posibilidades de reelección. El acuerdo consta de tres elementos: (i) por cada refugiado sirio devuelto de las islas griegas a Turquía, la UE aceptará a un solicitante de asilo sirio de Turquía; (ii) el acuerdo no se aplicará a otras nacionalidades (es decir, a ciudadanos de Afganistán, Pakistán o incluso Irak); (iii) ayuda financiera extra de 3.000 millones a Turquía, que dobla la ayuda hasta 6.000 millones.

sábado, 5 de diciembre de 2015

La crisis migratoria en cifras

Elena Llorente, desde Roma

Desde enero de 2015 llegaron a Europa 907.712 migrantes, la mayoría (878.495) por mar, es decir, atravesando el Mediterráneo o el mar Egeo en distintos puntos, los demás por tierra. Pero según las organizaciones internacionales que llevan el control de este fenómeno, como ISMU (Iniciativas y Estudios sobre la Multietnicidad) de Italia, la Organización Internacional para los Migrantes (IOM) con base en Suiza, y Acnur, la agencia de la ONU para refugiados, unos 3563 (sobre un total mundial de 4960) murieron en el mar que separa Europa de Medio Oriente y Africa o resultan desaparecidos. El arribo de refugiados este mes disminuyó relativamente a causa de las bajas temperaturas y el mar convulsionado típico del invierno europeo, y muy probablemente retomará el ritmo cuando pase el frío.

El panorama cambió mucho este último año respecto de los precedentes. Mientras antes el lugar de partida preferido era el norte de Africa, sobre todo Libia, y de llegada, Italia (la isla de Lampedusa está sólo a un centenar de kilómetros de Libia), la peligrosidad del mar hizo que se cambiara de ruta, explicó el Informe Anual 2015 de ISMU, presentado ayer en Milán. Entonces la gente empezó a partir desde Turquía hacia Grecia y de ahí a través de los Balcanes, caminando o en tren, intentaron llegar a Hungría, Alemania o Austria. Grecia e Italia se han transformado en países de tránsito porque la mayoría de los migrantes quieren llegar sobre todo a Alemania, Inglaterra o los países del norte de Europa.

domingo, 27 de septiembre de 2015

La crisis mundial de los refugiados y la crisis de la Unión Europea


Pierre Rousset, Sin Permiso

Desde la Segunda Guerra Mundial el desplazamiento forzado de poblaciones nunca había sido tan grande ni tan mortal: tan aleatorio y peligroso, sometiendo a tantos niños, mujeres y hombres a unas condiciones de existencia tan inhumanas, a un sufrimiento intolerable. Es una auténtica tragedia que pone al descubierto la verdadera naturaleza del nuevo orden internacional establecido por la globalización capitalista, como lo demuestran los muchos y crecientes flujos migratorios universales.

Ahora la atención se centra en los refugiados de guerra de Oriente Medio; pero hay muchos otros conflictos militares, especialmente en África, con su consecuencia de poblaciones desplazadas. Hasta hace poco, la prensa hablaba de las víctimas del cambio climático que afecta millones de personas en Asia. Pero las llamadas "migraciones económicas" contemporáneas también son "forzadas" (por lo tanto políticas) por la ruptura del tejido social bajo los golpes del neoliberalismo y de la violencia de los regímenes apoyados por las potencias occidentales.

viernes, 18 de septiembre de 2015

La gran tragedia de los refugiados


Adolfo Sánchez Rebolledo, La Jornada

La gran tragedia de los refugiados en Europa nos retrotrae a escenarios que el mundo no vivía desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y nos plantea, como entonces, dilemas políticos y morales que no pueden eludirse. Las cifras son terribles: casi la mitad de la población siria se ha desplazado dentro y fuera de sus ahora imaginarias fronteras; cerca de 2 millones llegaron a Turquía, unos 1.2 millones a Líbano, otros 650 mil se refugiaron en Jordania, 250 mil en Irak, es decir, se ubicaron en países solidarios pero sin la capacidad necesaria para atender la magnitud del problema social, cultural y económico que se les plantea. Los sirios, por supuesto, no son los únicos protagonistas de esta grave crisis humanitaria, pues ésta tiene en las orillas mediterráneas de África una de las caras más injustas y dolorosas expresiones de la irracionalidad del mundo contemporáneo.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Once reflexiones sobre esta crisis de refugiados

Desde Hungría, Olga Rodríguez, Viento Sur

1.- Desde este martes los refugiados que crucen la frontera se enfrentan a penas de 3 años de cárcel y de 5 años si al cruzarla dañan la valla: con ello se lanza el mensaje de que la valla importa más que las personas. Con la entrada en vigor de esta ley se pasa a una segunda fase, más oscura, más peligrosa.

2.- Hungría no es un actor aislado. Más bien hace parte del trabajo sucio de la Unión Europea: ahora cierra por completo la valla con concertinas –de fabricación española– levantada en la frontera con Serbia, y en las semanas de atrás ha estado controlando los tiempos de los desplazamientos de los refugiados para retrasar su llegada a Austria, reteniéndolos en los campamentos.

jueves, 10 de septiembre de 2015

La inmigración en Europa, tragedia humana


Napoléon Gómez Urrutia, La Jornada

La creciente e incontrolable corriente de migración de personas y familias de algunos países de África, Asia, Medio Oriente y otras partes hacia Europa y Norteamérica ha creado una grave crisis para su aceptación (o rechazo), pero al mismo tiempo refleja la explotación, la desigualdad y la inmoralidad que está ocurriendo en sus lugares de origen. La brutalidad de algunos gobiernos de naciones como Siria, Afganistán, Kosovo, Eritrea, Guinea y otros países islámicos ha provocado una inestabilidad en esas regiones que pone en peligro diariamente la vida de sus habitantes, provocando con ello su salida forzada, con todos los problemas y riesgos que acarrea para ellos, sus familias y los propios gobiernos que los reciben.

domingo, 30 de agosto de 2015

Europa ante la mayor crisis de refugiados desde la Segunda Guerra Mundial


Ernest Urtasun, Sin Permiso

Este ha sido un verano duro por las imágenes y las fotos que nos han llegado primero de, una vez más, los ahogados en el Mediterráneo, y luego las escenas desesperadas de familias tratando de entrar en Europa.

Empecemos por dar algunas cifras. Según ACNUR, este año han huido de su hogar 60 millones de personas. El conflicto sirio es uno de los más sangrantes, con más de 4 millones de desplazados. De esos 60 millones, los países subdesarrollados acogen al 86% del total. En el caso de Siria, Líbano con 1,1 millones, Turquía con 1,8 millones y Jordania con 600.000 son los países que más ciudadanos sirios acogen. En el caso de Líbano, esos 1,1 millones suponen un cuarto de la población. 1 de cada 4 personas en territorio libanés es hoy un refugiado sirio.

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