David R. Montgomery, The Guardian
La expansión de las tierras áridas está dejando a países enteros enfrentados a la hambruna. Es hora de cambiar la manera en la que pensamos sobre la agricultura.
Este verano las olas de calor sin precedentes y los dramáticos incendios en el sur de Europa y en el oeste norteamericano fueron duros recordatorios de que la crisis climática está aquí. Pero mientras el mundo se calienta, también hay una crisis más silenciosa y menos conocida desarrollándose bajo nuestros pies. La desertificación, durante mucho tiempo vista como una crisis que principalmente afecta a las naciones en desarrollo, está llegando también a Europa y Norteamérica, a medida que las sequias cada vez extremas tuestan los suelos ya degradados por las prácticas agrícolas y de pastoreo convencionales.
En España, por ejemplo, aproximadamente un quinto de toda la tierra está ahora en alto riesgo de desertificación, como también lo está la tierra agrícola en Italia, Grecia y el oeste de Norteamérica.