Ángel Guerra Cabrera, La Jornada
En el discurso inaugural de la cuarta Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), su saliente presidente en turno, Rafael Correa, puso en su lugar a la OEA, de la que dijo que es más anacrónica que nunca y debe ser sustituida a mediano plazo por el nuevo organismo latino-caribeño.
Si no existieran otras razones que legitiman incuestionablemente a la reunión, sólo por ese brillante discurso ya habría valido la pena celebrarla. Hablando en el edificio Néstor Kirchner, sede de la Unasur y de la cita regional, el presidente ecuatoriano invocó varios conceptos que darán que hablar por mucho tiempo. Como el desarrollo es un problema político y depende de quien mande en la sociedad; nada justifica tener tribunales para proteger inversiones y no para defender la naturaleza; el desafío de nuestros pueblos ancestrales es superar la pobreza sin perder su identidad cultural o necesitamos sociedades con mercado, no de mercado.
Hay que decirlo, el solo hecho de que exista la Celac y que haya celebrado cuatro cumbres es una evidencia rotunda del cambio de época en América Latina y el Caribe (ALC) del que ha hablado Correa desde hace años. Es todo un acontecimiento el haber creado esa estructura donde deliberan y llevan a cabo palpables iniciativas conjuntas los 33 Estados de nuestra región sin la presencia de Estados Unidos ni Canadá. Hace 20 años hubiera parecido un sueño.
Una mirada no convencional al modelo económico de la globalización, la geopolítica, y las fallas del mercado
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viernes, 29 de enero de 2016
La Celac y la amenaza de la crisis económica
Publicado por
mamvas
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6:00 a.m.
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América Latina,
CELAC,
Crisis Mundial,
Economía Mundial
martes, 28 de enero de 2014
CELAC, cita en La Habana
Atilio Borón, Rebelión
No es un milagro, pero casi. Contra todos los pronósticos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se va consolidando como institución “nuestroamericana” y está a punto de celebrar en La Habana su Segunda Cumbre de Presidentes. Decimos “milagro” porque ¿quién habría podido imaginar, hace apenas cinco años, que el sueño bolivariano de Hugo Chávez –sueño fundado en un impecable diagnóstico de la geopolítica mundial- por construir un organismo regional sin la presencia de Estados Unidos y Canadá rendiría sus frutos? Para ello Chávez y quienes lo acompañaron en esta empresa patriótica tuvieron que vencer toda clase de obstáculos: la resignación de algunos gobiernos, la claudicación de otros, el escepticismo de los de más allá y la sistemática oposición de Washington, dato nada menor en la política de nuestros países. Eppur si muove, diría Galileo al contemplar la concreción de este proyecto bolivariano que por primera vez en la historia nuclea a todas las naciones de América Latina y el Caribe con la sola excepción-¡por ahora!- de Puerto Rico. Sin dudas, el fortalecimiento de la CELAC -como el de la UNASUR en el plano sudamericano- son muy buenas noticias para la causa de la emancipación de la Patria Grande.
No es un milagro, pero casi. Contra todos los pronósticos la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se va consolidando como institución “nuestroamericana” y está a punto de celebrar en La Habana su Segunda Cumbre de Presidentes. Decimos “milagro” porque ¿quién habría podido imaginar, hace apenas cinco años, que el sueño bolivariano de Hugo Chávez –sueño fundado en un impecable diagnóstico de la geopolítica mundial- por construir un organismo regional sin la presencia de Estados Unidos y Canadá rendiría sus frutos? Para ello Chávez y quienes lo acompañaron en esta empresa patriótica tuvieron que vencer toda clase de obstáculos: la resignación de algunos gobiernos, la claudicación de otros, el escepticismo de los de más allá y la sistemática oposición de Washington, dato nada menor en la política de nuestros países. Eppur si muove, diría Galileo al contemplar la concreción de este proyecto bolivariano que por primera vez en la historia nuclea a todas las naciones de América Latina y el Caribe con la sola excepción-¡por ahora!- de Puerto Rico. Sin dudas, el fortalecimiento de la CELAC -como el de la UNASUR en el plano sudamericano- son muy buenas noticias para la causa de la emancipación de la Patria Grande.
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