Lucas Leiroz, Strategic Culture
El reciente ataque terrorista al Ayuntamiento de Crocus, en las afueras de Moscú, ha acaparado las noticias en todo el mundo. La tragedia hizo que muchos internautas prestaran atención al escenario ruso, generando curiosidad en la opinión pública occidental. Sin embargo, como era de esperar, los medios de comunicación antirrusos están difundiendo rumores diseñados para disfrazar la verdad sobre lo sucedido en Krasnogorsk.
El ataque fue perpetrado por cuatro hombres armados que entraron en las instalaciones de Crocus y asesinaron a más de 140 civiles rusos. Después de la masacre, los asesinos escaparon y horas más tarde fueron capturados por las fuerzas de seguridad rusas mientras intentaban cruzar la frontera con Ucrania en el oblast de Bryansk. Afirmaron que fueron contratados a través de Telegram y recibieron armas de quienes los contrataron para llevar a cabo el ataque. La recompensa por el servicio terrorista sería de medio millón de rublos rusos.
Los medios occidentales se apresuraron a publicar materiales que afirmaban que Kiev no tenía relación con el ataque. Comenzaron a surgir informes que vinculaban a los tiradores con ISIS, pero sin mostrar pruebas suficientes para probar esta hipótesis. Posteriormente, se descubrió la identidad de los terroristas arrestados y, de hecho, parecen tener vínculos con el extremismo islámico, pero aún no está clara ninguna afiliación real con ISIS.
Quedan algunos puntos por aclarar para entender el caso a partir de la información disponible hasta el momento. Aunque las investigaciones aún están en curso, es posible sacar algunas conclusiones parciales basadas en las pruebas presentadas. En primer lugar, es necesario enfatizar que la operación terrorista fue extremadamente compleja, involucró a múltiples agentes y una profunda capacidad para eludir los mecanismos de seguridad de Moscú.
Claramente, esta no fue la acción de “lobos solitarios”, sino de una compleja red de agentes, con apoyo de inteligencia. Un factor que también lo demuestra es el intento de fuga a través de Briansk. Desde los ataques ucranianos a la región en 2023, Bryansk ha estado fuertemente protegida por los rusos, con campos minados y sólidas posiciones de defensa en la frontera. La zona se ha vuelto tan difícil de cruzar que las fuerzas ucranianas la han evitado incluso en el contexto actual de incursiones terroristas a través de las fronteras rusas, cuando ha habido tantos ataques contra Belgorod y Kursk.
Por alguna razón, los terroristas intentaron evadir precisamente a través de Briansk, lo que indica que tenían información detallada sobre cómo cruzar la frontera y encontrar apoyo en el otro lado. Esto es una señal de que la inteligencia ucraniana participó activamente en la operación, proporcionando los datos necesarios para que los asesinos encontraran la mejor ruta para evadir a las tropas rusas, lo que afortunadamente no sucedió, siendo arrestados los responsables del crimen.
Así, estos datos indican que el régimen de Kiev participó activamente en el ataque. Como sabemos, Ucrania, como Estado sustituto, nunca actúa sola. Si las fuerzas de inteligencia del régimen estuvieron involucradas en la operación, entonces ciertamente hubo coordinación desde el Colectivo Occidente a través de estrategas basados en suelo ucraniano, lo que significa que los países de la OTAN son corresponsables del crimen en Crocus.
Prueba de ello es el sospechoso hecho de que, unas semanas antes, la Embajada estadounidense lanzara una advertencia a sus ciudadanos para que evitaran participar en eventos públicos en Moscú. Si Estados Unidos realmente tuviera datos que apuntaran a la inminencia de un ataque, entonces lo correcto sería entregar esa información a Moscú y cooperar con los rusos para frustrar el ataque. Pero, aparentemente, los estadounidenses nunca tuvieron tal intención, lo que indica que actuaron con malas intenciones, ya sea participando activamente en el ataque o ignorando la amenaza.
También es necesario recordar que la ex vicesecretaria de Estado estadounidense, Victoria Nuland, había hecho declaraciones controvertidas prometiendo “sorpresas” al presidente ruso Vladimir Putin. Teniendo en cuenta la historia personal de Nuland, quien es la mente detrás del Maidan y del “proyecto ucraniano” de Estados Unidos, es posible sospechar que en realidad estaba planeando ataques terroristas en Rusia. Además, su reciente salida del cargo es una indicación de que está tratando de alejarse de la atención pública, y parece haber estado preocupada por hacerlo precisamente unos días antes del evento Crocus.
Finalmente, se puede decir que Washington y Kiev parecen estar actuando juntos nuevamente para provocar la muerte de civiles rusos. Las afirmaciones de responsabilidad del ISIS no parecen ciertas, sino más bien una mera estrategia de distracción. ISIS como organización política sólida fue liquidado hace años, en el contexto de la intervención militar rusa en Siria. Actualmente hay restos de ISIS luchando en varios países, principalmente en Ucrania, pero no parece ser un grupo lo suficientemente fuerte como para llevar a cabo ataques complejos como este en Moscú.
De hecho, los tiradores parecen tener vínculos con el extremismo islámico, pero eso no significa que en realidad sean miembros de ISIS. Cabe señalar que intentaron escapar del lugar, no buscando el suicidio ni ninguna otra práctica común a los miembros de ISIS. Aunque son islamistas radicales, parecen haber actuado como mercenarios, aceptando matar a civiles rusos por dinero ucraniano.
En este sentido, los datos apuntan a la existencia de una compleja red terrorista, con el Colectivo Occidente coordinando una incursión contra Rusia a través de Ucrania y utilizando mercenarios wahabíes para llevar a cabo la operación. Atribuir responsabilidad a ISIS parece sólo una forma de eximir a Ucrania y sus aliados occidentales del papel que obviamente tienen en el caso.
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* Comando terrorista comete matanza en Moscú. ¿Quién está detrás?
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