domingo, 10 de diciembre de 2023

El Canal Ben-Gurión: El proyecto sionista para convertirse en el nuevo canal de Suez

Más allá del aparente radicalismo religioso del gobierno de Netanyahu, la base de todo se halla en la economía y la geopolítica
Todo el mundo conoce lo que es y dónde está el Canal de Suez. En caso contrario, lo resumiremos así: Es un canal que conecta el mar Mediterráneo con el Mar rojo a través de territorio egipcio entre África y Asia. Es un paso marítimo fundamental en el tránsito comercial del mundo entero. Sin embargo, la entidad sionista lleva muchas décadas planeando su propio canal.

El proyecto israelí implica la creación de un canal entre los puertos de Eilat (en el mar Rojo) y Ashdod (en el mar Mediterráneo). Su longitud aproximadamente alcanzaría los 300 kilómetros. Se presentó por primera vez en 1968, en el contexto del bloqueo israelí al Canal de Suez, pues Tel Aviv buscaba tener un activo geopolítico fundamental frente a sus vecinos árabes, en particular, frente a Egipto.

Por otro lado, lo que sí es funcional desde la década de 1970 es el oleoducto Eilat-Ashkelon, con una extensión de casi 250 kilómetros. Esta es una arteria de paso petrolífero desde oriente medio hacia Europa. Dicho de otro modo: De países árabes hacia Europa pasando por la entidad israelí.

Así pues, llamamos la atención sobre esta fundamental cuestión tanto económica como geopolítica. Primero, tiene un proyecto energético ya funcional, y que desean ampliar con una “contra-ruta de la seda”. Segundo, tienen una perspectiva geopolítica para que Israel, junto con sus aliados como Estados Unidos y otros países árabes de oriente medio se convierta en un punto de paso obligado para las flotas del mundo.

Esto último significaría privar a Egipto de su monopolio de tránsito por Suez, y también quitarle una parte sustancial de los aranceles por el tránsito de buques. Así mismo, podríamos encontrarnos en el futuro con alguna clase de “operación nordstream” para sabotear el canal egipcio en caso de que su gobierno no fuese plenamente sumiso al eje Washington-Tel Aviv.

En pocas palabras: Esto trata de hegemonía global, de quién controla todos los elementos fundamentales para el comercio mundial y el desarrollo de los países más industrializados.

En cuanto al canal israelí, cabe destacar varias cosas y es que, la entidad sionista quiere “despejar” Gaza de sus habitantes palestinos para que así Tel Aviv pueda explotar los yacimientos de gas en la costa gazatí, y además también pueda cambiar su canal, y termine directamente en la franja (lo cual supondría un 15% menos de ruta).

Lo habíamos comentado en artículos anteriores de diciembre, noviembre y octubre, y es que ahora más que nunca, el gobierno sionista encabezado por Benjamin Netanyahu aspira a la expulsión definitiva de todos los palestinos de Gaza (y luego irán a por el resto de Cisjordania). Lo catalogan incluso como “propuestas humanitarias”, mientras cometen un genocidio en abierto. Tal es el cinismo.

Resulta fundamental, en último lugar, entender que Estados Unidos lleva mucho promoviendo su “Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global”, como competencia a la exitosa “Nueva Ruta de la Seda” de China (también conocida como la Iniciativa del Cinturón y la Carretera).

En ese sentido aspiran a crear una ruta meridional, desde la India hacia oriente medio (Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí serían claves) pasando por Israel y llegando a Europa. Es ahí donde Netanyahu se ve en el centro de un gran proyecto internacional de conectividad entre Asia y Europa.

Ahí es donde ve su negocio de futuro y no tiene reparos en lograrlo con la sangre de todos los palestinos e incluso de algunos israelíes para así “motivar” con grandes dosis de victimismo y venganza a su aparataje mediático, militar y político.
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Fuente: Noticias Bravas

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